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Mira Vigo

¡Éche boa!

La curiosa y salvaje compañía de un peatón en Vigo

Paseaba el vigués Germán Cruces, jubilado de la luz (de Fenosa) pero experto en fotografiar ríos y rías, por tierra firme y, de súbito, al cruzarse con este personaje, no pudo reprimirse: desenfundó su cámara para disparar e inmortalizarlo. Por el habla era un ciudadano portugués, irmán luso con curiosa compañía en la solapa, y no de plástico sino de carne mortal.

¡Éche boa! Fernando Franco

Entre conquistas y burdeles

Me fui con Loló Domínguez Lolailo a la Feria del Libro Aniguo y de Ocasión, dejando atrás el corazón del barrio viejo con sus bares llenos. Es saludable para la mente recorrer sin prisas cada una de las once casetas, descansar si se quiere tomando una birra en alguna de las cumplidas terrazas que allí se te ofrecen y llevarse a casa algún ejemplar con el que puedas entrenar el cerebro, machacado por las series de la televisión. Yo me traje una historia sobre la república que no llegó a casa porque debió quedar en El Sopapo, donde después cenamos, pero sí llegaron otros dos libros: una Historia de los burdeles, de Mónica García Massagué, quizás más interesante que la de la manida república, y un libro de la editorial Maxtor, de la que soy seguidor de sus curiosos facsímiles, sobre Los exploradores españoles del siglo XVI, escrita por un norteamericano, Charles F. Lummis, nacido en 1859, y con admiración sobrada. Nos encontramos entre casetas a la cirujana en estado de exaltación jubilatoria Mara Urgal, a la arquitecta Alicia Resille acompañada de un varón de buena factura.... En lo de César, o sea El Sopapo en la Plaza de A Pedra, nos tomamos después una fritada de pescaditos acompañada por una excelente tomatada salteada con cebolla y, tras probar un rico moscatel de Oporto, volvimos a casa.

Entre el Nuevo Derby y el Sil

Si no cené mucho en El Sopapo fue porque comí de más en el Nuevo Derby, invitado por el pintor Diz, Secundinitiño para los íntimos. Entrar en este bar-restaurante en la calle Urzáiz es como hacerlo en una galería de arte de autor, ya que toda la obra es de Diz y se renueva periódicamente. Eusebio Prado Fontau, el propietario del lugar, a quien yo conocí hace mucho en un encuentro con el vino de esa Irmandade dos Vinhos Galegos que preside Nemesio Barxa, es un currante total siempre sonriente que capitanea desde la cocina o desde donde toque este espacio hostelero, que con sus platos del día suele estar lleno en su comedor interior o su terraza. Nosotros no pedimos menú del día y nos empezó a mandar desde la cocina primero unas zamburiñas, después un sabroso rodaballo a la plancha y, por fin, unas chuletillas de cordero de excelencia traídas de Chantada. El vino, el suyo propio, Fontau, cosechado en sus tierras de la Ribeira Sacra en socalcos, a donde iré para recorrer el Sil en el catamarán que tiene acoderado en el río a los pies de sus tierras, mientras nos comemos lo que haya.

Beni, entre Madrid y Tomiño

Me llama desde Tomiño mi caro amigo José Benito Fernández, que pasa en su tierra de nacencia vacaciones del Madrid que hace mucho habita. Benito, que ha trabajado muchos años en televisión hasta su prejubilación pero bien puede llamársele biógrafo por sus libros (Panero, Haro Ibars, Gide/Barthes, Sánchez Ferlosio), tiene entre manos para el próximo año excelentes novedades, entre ellas la reedición de alguna de sus biografiados. Me llamó mientras hacía kilómetros para rebajar las nuevas molduras que produce en la cintura comer y beber en Tomiño, gozando de vacaciones.

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