La estatua de El Nadador de Francisco Leiro que luce en la Praza da Estrela lleva un mes a merced de las pintadas vandálicas. Entre ellas las que esta misma semana hicieron unos niños con el beneplácito de sus padres, que a pocos metros de ellos supervisaron la travesura sin inmutarse. Las vallas desplegadas con motivo de O Marisquiño protegerán la obra durante unos días, pero toda su estructura luce el resultado del ensañamiento más incívico.