Nada parecía haber cambiado ayer a mediodía para los locales de la hostelería de la zona vieja de Vigo a juzgar por la imagen que presentaban sus terrazas, llenas de clientes. Aunque la previsión meteorológica pronosticaba lluvia, lo cierto es que el primer día con la obligatoriedad de mostrar una prueba médica para acceder a los interiores de los locales no fue tan malo y todo invitaba a quedarse fuera. En consecuencia, los interiores de los locales se vaciaron de clientes, que apenas salpicaban una o dos meses a cubierto.

Tres turistas muestran sus certificados en un restaurante. | //ALBA VILLAR

No es normal que tengamos que estar pidiendo documentos para comer. Si no se puede trabajar, que nos cierren a todos y ya está”, explica Cándido Pérez, responsable del restaurante O Porco. Pérez lamenta las dificultades para controlar el acceso a un local tan popular como el suyo. “Para hacerlo bien bien tendríamos que tener un empleado más para controlar, pero con el 50% del aforo, la productividad baja”, indica.

El de ayer era un primer día para todos. Para los camareros, para los clientes y también para las fuerzas de seguridad, que tenían que velar por que se cumpliese la normativa que entró en vigor la madrugada del sábado y que obliga a los clientes a mostrar un certificado de vacunación, PCR de 72 horas o documento que acredite haber pasado el COVID para acceder al interior de los locales. Además, los aforos están marcados en el 50%. Así, con el objetivo de vigilar que esta nueva normalidad discurriese sin altercados la Policía local incrementó los efectivos que patrullaban las calles de Vigo con catorce agentes más.

“No cuesta nada enseñar el certificado. Preferimos mostrarlo y poder estar juntos y tranquilos”, explica Juanjo Medina, visitante de Valdepeñas (Ciudad Real). Los turistas eran los que más preparados estaban ayer para poder disfrutar de la gastronomía viguesa con cierta normalidad. Juanjo llegó con dos amigos desde Ciudad Real el miércoles y hoy domingo ya tenían pensado volver. “Estamos encantados, con el clima y con todo. Nos adaptamos a las normativas y ya está, qué remedio”, indica.

Desde el restaurante Fai Bistés, destacan las dificultades que están pasando con los aforos reducidos y ahora teniendo que pedir documentos. “Es un poco caos y, claro, ahora todo el mundo prefiere terraza”, explica Néstor Torres.

Es el caso también del Terra Bowls, donde normalmente tienen reservas para interior y ayer no registraron ninguna. “Vino una familia de alemanes, con hijos menores de 12 años y como los mayores estaban vacunados y tenían el certificado pudimos sentarlos dentro”, comenta Andrés Otero, responsable del restaurante.

Pruebas rápidas

Ayer también fue un día de estreno en las pruebas de cribado poblacional, ya que desde la tres de la tarde estuvo operativo en la explanada del Náutico un camión de la Xunta para hacer test de antígenos gratis, certificados y con resultados en 15 minutos. Y la población –en su mayoría veinteañeros– respondió a la llamada. Ni una avería eléctrica que retrasó su puesta en servicio (prevista para las 12 en un inicio) desanimó a jóvenes como Alba Grandío, de 19 años, procedente de Tui, que fue de las primeras en entrar para “poder ir a un curso a Cádiz”. O Laura Soto, de 23 años, que llegaba a la cola a las 15.15 h sorprendida por la cantidad de gente en busca de su prueba para ir a su graduación el martes. También era el caso de Marcos Barreiro, vigués de 29 años, que llegó a la zona a las 12 y esperó pacientemente para ser el primero en hacerse el test de antígenos .“Soy transportista y me lo piden para el trabajo. El lunes salgo de viaje para Barcelona”, explica Barreiro.

Dudas en el protocolo: ¿pueden entrar al baño sin acreditación?

Los camareros tienen desde ayer tareas burocráticas añadidas a sus quehaceres diarios y su aplicación no está del todo claro, porque en el Diario Oficial de Galicia que publica la orden con las obligaciones no se concreta un protocolo de actuación. “¿En qué momento hay que pedir el documento? ¿Cómo sabemos si un certificado es válido?”, explica César Sánchez Ballesteros, presidente de la Federación de Hostelería de Pontevedra. Una de las dudas razonables que se plantearon en la federación cuando salió la orden era si un cliente sin PCR que está en la terraza, por ejemplo, puede entrar al baño. “Llamamos a Sanidade y nos dijeron que sí”, explica.

Ballesteros indica que como esta son muchas las preguntas y con el objetivo de solventarlas están trabajando en una especie de guía para saber cómo actuar. “Con los nacionales no hay problemas, pero con los extranjeros es más difícil y no sabemos si hay unos laboratorios que valen y otros no. Y no puede ser que recaiga la responsabilidad en los camareros”, afirma.

Desde el ocio nocturno, por su parte, lamentan que son los grandes perjudicados con las nuevas medidas, ya que al entrar en nivel alto sanitario, han tenido que cerrar sus puertas y las ayudas, a pesar de los anuncios, no llegan. “Del tema de las ayudas podríamos hacer una película”, lamenta Carlos Rodríguez, presidente de Apemer, la asociación provincial de establecimientos musicales y espectáculo reglados. Rodríguez destaca que consiguieron que el ocio nocturno pudiese abrir sus terrazas también, pero de momento en Vigo los locales de la noche permanecen cerrados.