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Urgencias de Vigo bate su récord de pacientes en plena explosión de la ola juvenil

Imagen de archivo de una enfermera en la entrada de las urgencias del Hospital Álvaro Cunqueiro R. Grobas

Primero fueron los centros de salud. Con un déficit de profesionales que arrastran desde hace años, una pandemia que ha ampliado su carga laboral al asumir los positivos no hospitalizados y una explosiva quinta ola que ha coincidido con temporada de vacaciones y sin apenas sustitutos, advierten de que están “al límite”. Luego, los Puntos de Atención Continuada (PAC). En el último fin de semana el de Vigo ha alcanzado niveles de actividad nunca vistos por la atención a los infectados. A esta saturación en Primaria se suma también la de las urgencias hospitalarias. Las del Álvaro Cunqueiro están en máximos históricos de asistencia en plena expansión descontrolada del virus.

“Estamos con una carga asistencial más alta y mantenida que en los últimos años”, destaca el jefe del servicio, el doctor Ángel Pichel. Detalla que, si para ellos una mala guardia es superar los 400 pacientes, todos los días de la semana pasada lo fueron. Y el lunes alcanzaron una cifra récord, con 506 entradas –solo la superaron una vez y fue un día puntual, en agosto de 2019, con 510–.

De toda esta demanda, una décima parte entran por el circuito de respiratorios: son personas con alta sospecha de infección COVID por sus síntomas. El doctor Pichel cuenta que “en los últimos tres días ha aumentado mucho la carga” en esta zona del servicio. En un 30 o 40% de los casos se confirma el contagio con la PCR. “En la vida hubo tanto”, subraya el doctor Pichel. Explica que, en las anteriores olas, “la mayoría de la población venía diagnosticada del centro de salud o del COVID auto” y a las Urgencias de Beade solo llegaban “los que se encontraban peor o evolucionaban mal”. “Ahora está viniendo tanta gente sin pasar antes por otros dispositivos que muchos son positivos”, lamenta.

"Las Urgencias “no se pueden usar de primera atención en pacientes con sintomatología leve que puedan ser atendidos en otros niveles asistenciales”

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Recuerda que las Urgencias “no se pueden usar de primera atención en pacientes con sintomatología leve que puedan ser atendidos en otros niveles asistenciales”. Ni para COVID –solo se debe ir por dolor torácico, dificultad respiratoria o positivos que evolucionan mal– ni para ninguna otra patología. “Repercute en la atención de otros pacientes” que sí lo necesitan, resalta. Indica que deben llamar a su centro de salud, acudir al PAC más cercano, llamar al 061 o al 900400116 en el caso de COVID o clínica compatible.

 También perciben que está llegando “mucha gente”, sobre todo jóvenes, pidiendo una PCR. “En Urgencias no se hacen a pacientes asintomáticos o contactos ni a personas con síntomas leves, para eso está el COVIDauto a través de Medicina Preventiva o Primaria”, indica el jefe del servicio y añade: “No podemos dedicarnos a eso con la carga que tenemos y el nivel epidemiológico que hay”.

El jueves entraron cuatro menores de 30 años con neumonías bilaterales

Señala que hoy están viendo en Urgencias “la evolución de los positivos de hace 7 o 10 días”. “Está ingresando gente joven, menor de cuarenta años. Muchos con neumonías bilaterales y algunos terminarán en UCI”, advierte. Destaca la jornada del jueves pasado, en la que ingresaron cuatro pacientes menores de 30 años con neumonías bilaterales y sin ningún factor de riesgo. “La cosa es seria y hay que transmitir a los jóvenes que o controlan un poco esto o pueden acabar en cuidados críticos”, alerta el doctor Pichel. “La mayoría cuentan con cuadro catarral de tos, rinorrea, malestar odinofagia y fiebre, pero otros evolucionan mal, teniendo neumonías. Por estadística, la mayoría irá bien, pero son tantos los infectados en estas edades que el porcentaje de los que van mal está ahí”, detalla.

Los ingresos por COVID han aumentado en los tres últimos días con una media de 5 a 6 pacientes, “muchos de ellos jóvenes”. El jefe de Urgencias cuenta que el Cunqueiro empezó el fin de semana con 7 hospitalizados infectados y el lunes amaneció ya con 19. Doce en dos días. Un número no muy alto para otras olas, pero mucho mayor que la semana pasada.

Centros de salud

En cuanto a la sobrecarga que padece la Atención Primaria, alrededor de 130 facultativos habían solicitado a la Junta de Personal que demande al Sergas en defensa del derecho de los pacientes a recibir una atención sanitaria adecuada y de calidad. En respuesta, las centrales sindicales han iniciado las acciones por la vía administrativa, aunque no descartan llegar a los tribunales si no se soluciona. En primer lugar, han reclamado a la Dirección del Área Sanitaria de Vigo una evaluación de los riesgos psicosociales de cada uno de los centros de salud en la situación concreta de pandemia que están atravesando. Consideran que la sobrecarga asistencial y la tensión y estrés que padecen puede estar afectando a la salud del personal. Les consta que ya se está realizando alguna. Hoy estaba previsto que se analizara en el PAC de A Guarda.

Por otra parte, también han denunciado la situación a Inspección de Trabajo y, ayer, se reunieron con el gerente del Área Sanitaria, Javier Puente Prieto.

Alba Villar

Autotest a 7,50 euros y sin receta

El Gobierno aprobó ayer la venta de test de autodiagnóstico de COVID con antígenos en farmacias sin necesidad de receta. Se prevé que hoy se publique en el BOE y ya se puedan dispensar. José Vázquez, de FarmaTeis, cuenta que hasta ahora apenas han tenido demanda por la dificultad de que el médico lo prescriba. En la actualidad tienen un precio de alrededor de 7,5 euros, pero es posible que con una mayor demanda y, por tanto, compras más grandes, este pueda verse reducido. Si sale positivo, se pide responsabilidad al ciudadano para comunicarlo al sistema. No vale para acceder a locales ni para volar.

La mayoría de los ingresados en Beade no tienen ninguna dosis de la vacuna

Mientras Primaria y las Urgencias se saturan y, aunque los ingresos por COVID en el área se han multiplicado por nueve en una sola semana –pasando de 3 a 27–, la presión en las plantas y UCIs no es elevada. Lo que sí se observa es un cambio en el perfil de los hospitalizados debido al progreso de la vacunación. Con una representación etaria heterogénea, el rasgo mayoritario es no contar con inmunización frente al SARS-CoV-2.

De las 21 personas con COVID que ayer por la mañana estaban ingresadas en el Hospital Álvaro Cunqueiro –dos de ellas en UCI–, 13 no tenían ninguna dosis de la vacuna y dos, solo una.

¿Y por qué no contaban con ella? De los 11 sin vacunar en planta, una mujer por estar embarazada; cinco pacientes por tener una edad a la que aún no ha llegado la vacunación; y otros cuatro por decisión propia. Tampoco los dos que están en UCI tienen ninguna dosis. La última persona en ingresar en críticos, ayer, con 48 años, no acudió por miedo. 

Entre los ingresados en planta en Beade ayer había siete menores de 40 años –de 26 a 37 años–. La neumóloga María Torres explica que siempre ha habido un porcentaje de jóvenes que desarrollan neumonía y tienen que ingresar, pero explica que ahora el número que llega al hospital es mucho mayor por la elevada incidencia en estos grupos de edad –“más alta que nunca”– y ha ganado peso en el total por la importante cobertura vacunal de los mayores.

Siete de los 19 infectados que están planta tienen menos de 40 años

Del resto de hospitalizados en camas convencionales en el Cunqueiro, tres tienen de 40 a 49 años; otros tres, de 50 a 59 años; cuatro, de 60 a 69 años; y hay un septuagenario (71), un octogenario (88) y un nonagenario (94). Estos tres últimos sí tienen la pauta completa. No quiere decir que la vacuna les haya fallado. “A lo mejor les ha protegido de padecerla de forma más grave”, apunta la doctora. “La gente que la rechaza es la de edad media, con menor percepción de riesgo de enfermedad”, cuenta.

“Esto no se ha acabado y hay que mantener las cosas básicas: vacunación, mascarilla y distancia social”

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En la actualidad, tienen a los casos sospechosos y los positivos en la misma vela, la 3D, pero ya plantean la posibilidad de volver a cerrarla solo para COVID y tratarla como una zona de sucio, por la que los sanitarios llevan el EPI en todo momento y no solo se lo ponen al entrar en las habitaciones. Señala que están en un nivel de ingresos asumible “sin problemas”, aunque supone “una sobrecarga para un sistema sanitario que ya está agotado”. “Es una sensación de volver a empezar”, lamenta y hace una llamada a “la importancia de vacunarse y de no confiarse a pesar de estar vacunados porque hay inmunizados que desarrollan la enfermedad y son transmisores”. “Esto no se ha acabado y hay que mantener las cosas básicas: vacunación, mascarilla y distancia social”, defiende. 

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