A lo largo de su larga carrera política Carmela Silva (Vigo, 1960) ha pasado por el Congreso y el Senado, pero es en la arena municipal –explica– donde más de cerca y con mayor urgencia se sienten las necesidades de los ciudadanos. Buen ejemplo lo deja la crisis sanitaria. A Silva le ha tocado vivirla desde su doble cargo local: como teniente de alcalde de Vigo y como presidenta de la Diputación de Pontevedra, responsabilidad de la que reconoce sentirse “orgullosa” –es la primera mujer en el puesto– y en la que cumple ahora seis años.
–A modo de balance, ¿podría hacer un análisis DAFO de estos seis años de gestión al frente de la Diputación de Pontevedra? Esquemático: Debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades.
–Las debilidades las compartimos con todo el mundo local, que es no tener financiación suficiente. Reclamamos una más acorde con la tarea que realizamos. En relación a las amenazas, yo creo que todo lo que tiene que ver con ser capaces de que las administraciones entiendan que debemos jugar más papel y que para eso hay que tener una redistribución de competencias. Si no es así hay demandas y necesidades que no se cubren. Somos la administración de proximidad. La fortaleza es que hemos hecho ya una enorme transformación de la provincia en movilidad sostenible, transición ecológica, nuevas tecnologías e igualdad. Eso nos sitúa muy bien para los Next Generation. Sobre las oportunidades: tenemos ya elaborado un plan estratégico, una estrategia de cambio, de transformación, de acción política.
“Durante la pandemia fueron los municipios los que estuvieron con las demandas reales de la gente”
–Desde Vigo se insiste en el papel desempeñado por la esfera local el último año y medio. ¿Saldrá de la pandemia un mapa con mayor peso del municipalismo?
–Es fundamental e imprescindible. Durante la pandemia fueron los municipios los que estuvieron al lado de las demandas reales de la ciudadanía. Han dado muestra de su enorme capacidad para adaptarse. El municipalismo va a jugar un papel muy importante en el corto, medio y largo plazo. Y a estar reconocido. En la financiación local, que exigimos que se acuerde al mismo tiempo que la autonómica; y en la reordenación de las competencias. Todas aquellas que podamos gestionar y estamos gestionando sin tenerlas deben ser reconocidas. Y junto a ello los recursos necesarios. También debemos tener más presencia, estar en todas las instituciones para acordar las políticas de cogobernanza al mismo nivel que las comunidades, en este caso la Xunta. Galicia es de las comunidades en las que la financiación local está más infradotada.
“Todo ocurre en lo local, necesitamos competencias, financiación y capacidad d decidir”
–¿Están descargando las administración estatal y autonómica responsabilidades o aliviando sus propias cargas en los organismos locales sin dotarlos de recursos?
–Para ser sincera, y basada en datos objetivos, eso ocurre sobre todo con la Xunta. No es solo que cuestiones que son sus competencias exclusivas en la pandemia las haya descargado, sino que aprueba leyes obligando a las administraciones locales a cubrir necesidades, servicios y dotaciones en normas que están en contra del establecimiento de las competencias. También creo que en el caso del Estado cada vez mira más al mundo local. Tiene que hacer ese esfuerzo de poner encima de la mesa el debate de distribución de competencias y de la financiación local unida a la autonómica. No nos vayamos a quedar una vez más fuera de la modificación de la financiación.
La Xunta tiene que cambiar su modelo de exigir, imponer incluso por vía legal que el mundo local haga frente con sus recursos a competencias que son de las autonomías.
–Usted llegó a asegurar que el anterior Gobierno provincial, del PP, mantenía un sistema “caciquil” ¿Cómo valora la relación actual con los ayuntamientos?
–La palabra que nos define es equidad y transparencia. No es que dijera yo que el anterior gobierno era caciquil. Remito a los datos. El Tribunal de Cuentas dice que la anterior administración transfería a los concellos un 1% de los recursos. Este transfiere para que lo gestionen los concellos por encima del 35% cuando la media en España está en el 18%. Creemos en la autonomía local. Transferimos los recursos para que el conjunto de los 61 ayuntamientos pueda decidir en qué invierten. En seis años ni más ni menos que 384 millones, la mayor transferencia de la historia de la Diputación. Y con criterios objetivos, gobierne quien gobierne.
–Estamos en plena campaña turística y el COVID arrecía con un repunte de contagios. ¿Teme que la labor de promoción puedan terminar cayendo en saco roto?
–Quiero ser optimista. Los datos de este verano en la provincia van a ser buenos. Tenemos que hacer un llamamiento a la responsabilidad, pero va a ser un buen verano. Es cierto que hay un aumento de contagios, pero también que un 60% de personas están con la primera vacuna y un 40% ya tienen la vacunación completa. Eso permite que no haya tanta presión hospitalaria. Somos un destino seguro. Los datos van a ser buenos, no tengo dudas, salvo que ocurriera algo incontrolable. Y creo que somos capaces de controlar lo que está ocurriendo y tomar decisiones a medida que van surgiendo problemas. El turismo ha sufrido muchísimo y tenemos que ponernos de su lado.