El Museo do Mar sumerge a sus acuaristas bajo la atenta mirada de los más pequeños, y lo hace para dar de comer a las especies típicas de la ría de Vigo: tiburones, rodaballos y centollos.
“Es la parte más divertida y amena para los niños, pero nuestros acuaristas se encargan del mantenimiento del acuario, cultivan comida para los peces, mantienen la calidad del agua, los filtros, etc.; no solamente alimentan a los animales”, explica Janet Betancourt, monitora del Museo.
Por tanto, no hacen lo mismo que haría un buzo, que “simplemente bucea”. Y es que, en esta actividad no solo se puede disfrutar de vivir en directo cómo comen los peces, sino que se les explica a los niños peculiaridades sobre cómo es su alimentación y sobre curiosidades de las Rías Baixas. Además, la actividad, que dura alrededor de 20 minutos, no tiene coste alguno, pero “tienen que sacarse la entrada del museo, gratuita para menores de 8 años”.
En familia
“Manejamos grupos de 10 personas más o menos, ya que es un espacio muy pequeño, y con el COVID hemos tenido que reducir las visitas”, afirma Betancourt. Por ello, es necesario reservar plaza previamente, llamando al teléfono del Museo. “Suelen venir niños con su tío, su abuelo, su padre o con quien sea. Todas nuestras actividades son familiares”, añade.
Asimismo, el Museo do Mar tiene otras actividades y visitas guiadas para los más pequeños, como los talleres sobre cerámica castrexa los sábados a las 11.30, también gratuitos y con reserva, o las visitas con ballenas los domingos.