La actividad de los detectives privados va cambiando en función de la época del año y de las circunstancias socioeconómicas de un determinado momento. Obviamente la pandemia marcó su día a día, porque muchas empresas que enviaron a sus empleados a trabajar desde casa contrataron a estos profesionales para comprobar si sus trabajadores cumplían el horario laboral o se lo saltaban. Ahora, con la nueva realidad, con la mayoría de compañías volviendo ya a la actividad presencial, estos servicios ya no se demandan tanto. Pero detectives privados de la ciudad sí que están notando como cada vez hay más empresas interesadas en detectar casos de absentismo laboral durante el verano. Es decir, personas que dicen que no pueden acudir a su puesto porque están enfermas o tienen alguna urgencia, “y se dedican a hacer sus cosas”. “Cuando un cliente acude a nosotros es porque ya tiene sospechas fundadas debido a anteriores conflictos, por lo que habitualmente recabamos pruebas de que el investigado no acude a su puesto y no precisamente por el motivo justificado que aducían”, explican desde la agencia viguesa de investigadores privados Ábaco.
Las pesquisas y los seguimientos para recabar pruebas suelen durar entre tres y cinco días, tras los cuales el detective emite un informe que entrega a la empresa y que será prueba decisiva para poder despedir al empleado por absentismo laboral. Casos hay de todo tipo. Precisamente, debido a la pandemia, los investigadores están detectando que hay personas que dicen estar contagiadas por COVID o ser contacto de un positivo para no acudir a su puesto de trabajo aduciendo que tiene que guardar cuarentena. En ocasiones la empresa sospecha, contrata al detective y éste certifica que se ha inventado que tiene el virus y hace vida normal. Pero si el seguimiento a personas para verificar un posible absentismo laboral injustificado crece en verano “no es por lo general porque los trabajadores mientan y se inventen excusas para ir a la playa, sino que en muchos casos es por temas de conciliación”. Es decir, en la época estival los niños ya no tienen colegio y hay padres y madres con serias dificultades para compatibilizar sus horarios laborales con el cuidado de los hijos.
En uno de los colectivos que están notando un mayor absentismo laboral es en el de los comerciales. Detectives privados de Vigo verifican que varios de estos profesionales, habituados a estar muchas horas en la calle haciendo viajes para visitar a clientes o trayectos para intentar vender sus productos o reunirse con proveedores, en lugar de estar haciendo su ruta “se dedican a pasar el tiempo con asuntos personales”.
Además del absentismo laboral, otra de las tareas más habituales para las que son contratados los investigadores privados tienen relación con temas de pensiones y de custodias. Es decir, una de las partes de un matrimonio contrata a estos profesionales por sospechar que la otra persona se está saltando alguno de los acuerdos a los que se ha llegado en el divorcio. Estos clientes buscan recuperar la custodia de los hijos o conseguir algún acuerdo más beneficioso en cuanto a la pensión que le pasa a su expareja. Y a nadie se le escapa que los detectives también reciben encargos habituales de mujeres u hombres que quieren comprobar si su pareja les está engañando con otra persona.
En Vigo hay más de diez empresas que se dedican al sector de la investigación privada. La mayoría de ellas tiene un número reducido de trabajadores, por lo que en muchos casos, cuando les encargan vigilar o seguir a un número elevado de empleados de una empresa, por ejemplo, subcontratan a detectives freelance que trabajan como autónomos. Precisamente, a nivel empresarial, estos profesionales también atienden peticiones de compañías que quieren saber si su empleado desarrolla una actividad incompatible con su trabajo diario o si desvía información a empresas competidoras.
Al estar todo el día en la calle, siguiendo a personas, haciendo vigilancias o seguimientos tanto desde sus propios vehículos como a pie, los investigadores privados son uno de los colectivos que están más en contacto con la realidad y los que mejor pueden percibir las personas que se saltan las normas sanitarias actuales. Y certifican su preocupación “por las habituales reuniones de jóvenes sin mascarilla y sin distancia de seguridad”.