Al menos por ahora, el toque de queda ya no es un impedimento para poder disfrutar de una relajante puesta de sol en Vigo. Y Samil es el escaparate idóneo para hacerlo. Miles de personas caminan diariamente por el arenal a la hora del “luscofusco”, y aprovechan para (cómo no) fotografiarlo. Y es que, el arenal vigués es uno de los más posteados en Instagram, solo precedido por O Vao, su playa vecina.
El mar, la arena, el sol cayendo y, quizás, tomar algo en alguno de los bares de este paseo, es un plan cada vez más atractivo para los vigueses. Sin embargo, Samil no es la única playa en la que poder relajarse mientras el sol se pone. O Vao, Os Olmos, Alcabre o A Fontaíña, completan la estampa perfecta. Además, para quienes prefieren un entorno más forestal, el Castro es su lugar. Siendo el punto más alto de la ciudad, se puede disfrutar del atardecer desde el mirador o la fortaleza. Asimismo, el monte da Guía ofrece también una perspectiva sobrecogedora de la ría. Y no faltan opciones para los más cosmopolitas, que prefieren disfrutar del atardecer desde la ciudad: por ejemplo, el paseo litoral de Bouzas, junto a la plaza de O Adro, o pasear por el puerto marítimo de Vigo, en donde las terrazas con vistas son un acierto seguro.
El paraíso gallego
Tanto es así, que se ha bautizado a esta hora del día con el anglicismo golden hour –hora dorada–, y las redes sociales están plagadas de estas instantáneas. Eso sí, Galicia tiene su propio concepto: “Galifornia”, hashtag que protagoniza más de 850.000 posts en Instagram. Las temperaturas suaves, el agua fría del mar o los bancos de niebla son características comunes de ambos paraísos, pero… hay más. Tanto California como la comunidad gallega se encuentran en la costa oeste de sus países, y el surf es deporte compartido. Además, Vigo tiene su propia Orange County: la isla de Toralla, y la mágica isla de San Simón podría ser su Alcatraz, por no hablar del Golden Gate gallego: Rande. De hecho, existe hasta una fundación llamada “Galifornia”, centrada en promover la belleza de la tierra.
En pocas palabras, Vigo se alza como una de las mejores ciudades para vivir, y compartir, esa morriña característica de los atardeceres.
