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Veinte años que cambiaron Barreiro y saben a poco en Teis

Arriba y abajo a la izquierda, Barreiro en 2000; a la dcha., la ETEA, en 2002. A la derecha, el entorno de Barreiro hoy y la ETEA Cameselle / Marta G. Brea / R. Grobas

En Lavadores el viejo cuartel dio paso a un área residencial, social y deportiva; la ETEA, sin embargo, espera aún por su transformación

Dos décadas son un suspiro. O no. 20 años son los que han pasado desde el derribo del cuartel de Barreiro, en Lavadores, el recinto militar por el que desfilaron riadas de quintos y oficiales antes de terminar abandonado, lleno de basura, maleza y convertido, a finales de los 80 –a pesar de las denuncias de los vecinos–, en un “nido de delincuencia”. Y 20 también, más o menos, son los años que han pasado desde que la ETEA echó el cierre a su actividad en las faldas de A Guía. Ambos, Barreiro y ETEA, partían de una situación muy parecida: parcelas amplias, con edificios y viales internos, una larga tradición militar a sus espaldas y la complicada tarea por delante del cambio de manos y usos. El provecho que uno y otro han sacado a las últimas décadas, eso sí, no puede ser más distinto. Ambos han cambiado desde inicios de siglo, pero a marchas tan diversas que la diferencia queda clara al comparar fotos de cómo eran entonces y cómo son ahora.

Barreiro en 2000 Cameselle

En Lavadores, donde a finales del siglo pasado había garitas, edificios para el acuartelamiento, cocheras, patios e incluso una galería de tiro, se reparten hoy una urbanización, un gimnasio, pistas deportivas, un geriátrico, varias zonas de juego y un amplio parque, con estanque y puente incluidos.

En el antiguo recinto de la Armada de Teis se han dado pasos también, pero con un alcance bastante más limitado: en 2013 el Concello inauguró el pabellón polideportivo y la Xunta remató la zona deportiva y de ocio, Marinetea regenta un pequeño museo a la entrada y la maquinaria administrativa avanza para dotarlo de contenido –acogerá el Campus do Mar y una residencia de mayores, por ejemplo–; pero su regeneración está lejos de haberse culminado todavía y parte de los edificios acumulan polvo.

La ETEA en 2002 Cameselle

Cesiones de Defensa

La génesis de la recuperación de Barreiro, donde aún se conmemoraba a comienzos de la década de 1980 la fiesta de la Inmaculada Concepción, patrona de la Infantería, se remonta al otoño de 1989. Tras una larga negociación, el Ministerio de Defensa y el Concello de Vigo –entonces con Manoel Soto al frente– firmaron un “preconvenio” por el que el organismo estatal cedía al municipal 220.000 metros cuadrados repartidos por la batería de A Guía (60.200), el polvorín de Puxeiros (84.340) y las instalaciones de Barreiro (91.821).

En 1989, Defensa y Concello llegaron a un pacto para la cesión de instalaciones

En la lista se incluía también el por entonces edificio de Comandancia Militar, situado en Areal, que con el tiempo se reconvertiría en sede del rectorado de la joven Universidad de Vigo u hogar fugaz de Alcaldía y que ahora está en plena reforma para prestar servicio al Consorcio de la Zona Franca.

Las posibilidades de la amplia parcela del viejo Cuartel de Barreiro, de casi 92.000 m², azuzaron la imaginación de los vecinos y las instituciones. Se propuso destinarlos a instalaciones deportivas, construir bibliotecas, salas de juegos y reuniones, un salón de actos, talleres ocupacionales, impulsar un área educativa que acogiese la Escuela de Idiomas e incluso facultades o, directamente, permitir la expansión urbana del propio barrio de Lavadores.

El entorno de Barreiro hoy Marta G. Brea

La piqueta aún tardaría en entrar en la parcela para derribar el viejo cuartel. Los trabajos arrancaron hace veinte años, en junio de 2001, con la demolición del edificio que acogían las cocinas. Entonces el equipo de Lois Pérez Castrillo calculaba que permitirían habilitar 40.000 m² de zonas verdes, 8.000 de uso deportivo y 21.000 de dotaciones sociales. Las obras de urbanización tendrían un coste estimado de 400 millones de pesetas, 2,4 millones de euros.

En la primavera de 2006 abría sus puertas la residencia de mayores, promovida por Caixa Galicia y hoy gestionada por DomusVi. Meses después se daba luz verde a la urbanización por 2,6 millones. El proyecto sobre la mesa planteaba ya la construcción de un bloque residencial con un centenar de viviendas e instalaciones deportivas.

Cuatro años más tarde los adjudicatarios de los apartamentos –promovidas por la federación vecinal– tenían ya licencia de ocupación. A comienzos de 2011 abría el complejo “Máis que Auga” y en 2018, a modo de guinda, Abel Caballero estrenaba la pista de skate.

R. Grobas La ETEA

El tempo es algo más pausado al otro lado de Vigo, en la ETEA. Tras la profesionalización del ejército y a pesar de sus décadas de historia en Vigo –donde sus raíces se hendían hasta inicios del siglo XX–, en 2002 la antigua escuela de la Armada dijo adiós a sus instalaciones Teis y trasladó su actividad a Ferrol. Sus 115.000 m² los adquiriría por 31 millones Zona Franca, a la que tomarían el relevo en 2009 las administraciones autonómica y local. El Consorcio mantuvo su huella con la propiedad del edificio Siemens, uno de los bloques históricos.

La “nueva vida” que se planteó para la ETEA contemplaba, entre otros usos, un área social y asistencial, zonas deportivas, un parque y las instalaciones del Campus del Mar, una ambiciosa dotación con la que Vigo aspira a convertirse en un referente a escala europea de la investigación en ciencias marinas. A lo largo de los últimos años se han dado pasos en esa dirección, aunque sin cristalizar aún en los resultados logrados en Barreiro.

En 2013 se estrenaban instalaciones deportivas y, más allá de los antiguos edificios de la Armada, en los despachos oficiales, se avanza en los planes sectoriales. Hace solo unos meses, en febrero, el Consello de la Xunta validaba el último de los tres proyectos sectoriales. En la parcela se levantará también un geriátrico con el respaldo de la Fundación Amancio Ortega. En junio se daba luz verde al plan PS-2 para el futuro Campus del Mar.

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