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El “destape” de las mascarillas

Clienta haciéndose un rejuvenecimiento facial en el centro Dh. | // PABLO HERNÁNDEZ.

Ha dejado de ser obligatorio llevar mascarillas por la calle, siempre que se mantenga la distancia de seguridad con los demás, y eso ha implicado que muchos se preocupen más por su estética facial. Los tratamientos tradicionales y más novedosos, y el auge del carmín y el rubor, suponen un empujón para los establecimientos de Vigo, que han visto aumentar exponencialmente su lista de clientes.

Los tratamientos estéticos y las ventas de maquillaje se han disparado en Vigo tras el fin de las mascarillas en exteriores | El pintalabios, el bótox y el lifting, los más demandados

“Necesitamos darnos un impulso para volver otra vez a retomar nuestra vida”. Esto es lo que los clientes de Puri Vázquez, gerente del centro de estética Dh, dicen al cruzar su puerta. “Al estar tapados todo el día, nos sacamos la mascarilla, nos volvemos a chequear y no nos gustamos”, explica. Así, los tratamientos más demandados, “de forma masiva”, son los que trabajan el labio, las ojeras y el bótox, sobre todo actuando sobre la zona de la mirada.

Las caras vuelven a verse

También están triunfando los tratamientos para el cutis en general, centrados en acné, rojeces, signos de deshidratación, arrugas… ya que, en palabras de Vázquez “el estrés genera muchos problemas de piel”. Sin embargo, no solo ha crecido la demanda de tratamientos faciales, sino también corporales. El no caminar tanto o el teletrabajo han motivado que la gente se sienta diferente en su cuerpo, y que perciba que la grasa localizada ha aumentado. Según Vázquez, “es como una sensación de desconocimiento de uno mismo”. Además, durante el confinamiento se abogó por el ejercicio físico en casa, y aquellos que no han cumplido con ese objetivo, pueden sentir malestar con su cuerpo.

En la misma línea, y para aquellos que piensen que estos tratamientos son un ámbito exclusivo de las mujeres, Vázquez lo desmiente: “Hemos tenido un gran repunte de hombres que vienen con la cara cansada, fatigada, diciendo que no la reconocen”. ¿Y qué piden ellos? “Lo mismo”. Sus tratamientos se centran, al igual que en sus compañeras, en la piel, ojeras y bótox.

Asimismo, algo que ha destacado esta temporada son las terapias centradas en las cejas. “Micropigmentaciones y el conocido microblading (maquillaje semipermanente de la ceja) han crecido muchísimo”, reconoce.

Ahorrar para nosotros mismos

Por otro lado, estos tratamientos no son precisamente económicos y accesibles para todos los bolsillos. Así, los hábitos de compra también han cambiado, gastando menos en ropa y más en productos estéticos. “La gente tiene dinero ahorrado y ya saben lo que quieren”, profundiza Vázquez. “Quieren gastarse el dinero en cuidarse a ellos mismos, en autocuidado”, añade.

Las huchas de Vigo se han dirigido también a cuidarse por fuera, haciéndose con cosméticos olvidados durante la pandemia. Dolores Vázquez, de la tienda Arenal de Urzáiz, no lo duda: “Se notaron muchísimo más las ventas”. La normativa de que se pueda andar sin mascarilla en el exterior favoreció este aumento de los datos, que ya se venía notando desde el fin del confinamiento. Lo que más se está vendiendo son labiales, coloretes y cremas faciales con protección solar, teniendo a los primeros como número uno. “La mayoría no se ponía labial debajo de la mascarilla, pero ahora sí”, aclara.

Sin embargo, este aumento de demanda en ciertos productos no ha provocado que disminuyera en otros. Así, cosméticos como las sombras de ojos o las máscaras de pestañas se han mantenido altos en el ranking desde que pudimos salir de casa. En palabras de Dolores Vázquez, “el ojo se maquilla siempre, se ve siempre”. Por lo tanto, queda visible que la alta importancia que el físico tiene en nuestra vida es algo usual, que se mantiene en el tiempo. Si bien es cierto que el no llevar mascarillas por la calle nos ha obligado a volver a vernos, a reconocernos, el deseo de verse bien y mostrarse a gusto ante los demás no es una moda.

Con todo, este potente crecimiento para el sector estético pudo venir favorecido también por los filtros de belleza de las redes sociales, que tanto están potenciando la canonización física. Éstos afectan, sobre todo, a la población joven, que toma las imágenes retocadas como reales, y pueden sentir tentación por cambiar su físico persiguiendo este ideal, despreciando sus “imperfecciones”.

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