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El estudio para garantizar el suministro de agua de Vigo estará listo en agosto

Vista aérea del embalse de Eiras. R. Grobas

Además de dejar una funesta ola de incendios, que arrasó hectáreas de monte, 2017 fue un año de sequía. Los balances de Augas de Galicia muestran cómo a principios de diciembre, a las puertas del invierno, los embalses de Eiras y Zamáns estaban por debajo del 40% de su capacidad. El primero llegó a tener ocupada únicamente el 37,1% de su superficie y el segundo bajó incluso a 34,4%, lo que dejó a la comarca de Vigo en una situación de alerta.

Con el cambio climático como telón de fondo y para evitar que el área volviese a repetir otra situación crítica por escasez de agua, Gobierno central, Xunta de Galicia y Concello de Vigo decidieron tomar cartas en el asunto. La primera medida acordada entre las tres instituciones en 2018 fue impulsar un estudio técnico que aclarase cuál es la mejor alternativa para garantizar el suministro.

Tras la licitación y el estudio de las ofertas, la elaboración del estudio se adjudicó a finales de febrero de 2020 a una firma especializada por 125.700 euros. El plazo de ejecución se fijaba en 13 meses, con lo que el informe debía estar listo la pasada primavera. Las tres instituciones implicadas en el proceso aún deberán esperar sin embargo varias semanas para conocer sus conclusiones. Desde la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil detallan que, tras solicitarlo la empresa adjudicataria, “el contrato se ha prorrogado hasta agosto”. “Está en la última fase de redacción”, anotan.

Las conclusiones del estudio se darán a conocer en cuanto hayan sido presentadas a las partes firmantes del convenio de colaboración en el seno de la correspondiente comisión de seguimiento”, señala el organismo. De cumplirse el nuevo calendario, Gobierno, Xunta y Concello dispondrían ya del informe hacia finales de agosto o inicios de septiembre.

Sobre la mesa, en 2018, había varias propuestas, como la construcción de una nueva presa en la parte alta de Eiras para duplicar las reservas de agua potable; el recrecido del embalse, que permitiría aumentar cerca de un 10% su capacidad; o un trasvase desde el Miño con el fin de incrementar el caudal que surte a Vigo y la comarca.

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