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Una Armada Invencible de Museo

Marta Lucio y Vicente Caramés observan tres cañones en una de las piscinas Alba Villar

Del fondo del océano, al Museo del Mar en Vigo. Seis cañones de bronce de buques hundidos frente a las costas de Galicia entre los siglos XVI y XVIII –en Camariñas, Corrubedo y Mugardos– llegaron ayer a la ciudad olívica donde serán analizados y restaurados. Dos de las piezas de artillería habrían formado parte de los navíos de la Armada Invencible que Felipe II envió para combatir contra Inglaterra en 1.596 y fueron reflotados el pasado mes de abril en Punta Espiñeirido, en Corrubedo, tras ser localizados de forma fortuita por mariscadores de la zona. Había tres cañones pero uno de ellos fue expoliado del lugar, aunque la Guardia Civil consiguió que se devolviera tras descubrir que uno de los mariscadores se había encaprichado con él como objeto de decoración.

Traslado de las piezas de artillería FdV

Las seis piezas de artillería entregadas ayer para su restauración al Museo del Mar proceden de naufragios de buques históricos, localizados en aguas interiores de diferentes puntos de la costa de Galicia, y desde que fueron reflotados se encontraban en las instalaciones de la Armada española en Ferrol, base de la Unidad de Buceo (UBUFER) que en colaboración con la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta se dedica a recuperar restos arqueológicos submarinos.

Costa da Morte, Corrubedo y Mugardos

En concreto se entregaron tres cañones localizados en la Costa da Morte, frente a Camariñas; un cañón reflotado en la ría de Ferrol y otro cañón y una culebrina hallados en Corrubedo. Cada pieza mide entre 2 y 3 metros y su peso total es de 8 toneladas, algo más de una tonelada por pieza.

Buceadores y cañones en el Arsenal de Ferrol, preparados para el traslado FdV

Tapados con mantas mojadas en agua de mar

El traslado de los cañones se realizó bajo la dirección de técnicos de Patrimonio –un arqueólogo y un restaurador– y personal de la Armada. Para la elevación de las piezas se emplearon eslingas de fibras sintéticas y los cañones viajaron asentados protegidos por pallets de madera. Cada una de las piezas se estibó de forma individual para evitar movimientos accidentales y durante el transporte permanecieron cubiertas por mantas de fibras acrílicas y mojadas con agua de mar.

Tres cañones embalados para el traslado FdV

Piscinas de agua dulce

La directora del Museo del Mar, Marta Lucio, y el arqueólogo Vicente Caramés supervisaron durante toda la mañana el laborioso traslado de los cañones de bronce, mientras se iniciaban los trabajos para tratar de estabilizar el metal del que están compuestos. Como primer paso las piezas de artillería fueron sumergidos en piscinas de agua dulce para “desalarlos” y quitarles el salitre acumulado durante siglos.

Información de valor histórico

Después comenzará la compleja tarea de restauración. Los técnicos vigueses serán ahora quiénes tratarán de recomponer “el puzzle” del que forman parte estos cañones que aportarán una información de gran valor histórico, bajo la dirección de Christopher Dostal, profesor de la Universidad de Texas y uno de los más reputados restauradores a nivel mundial de cañones, según adelantó la Dirección Xeral de Patrimonio.

Uno de los cañones sumergido frente a la costa de Corrubedo

Vigo, segundo museo de arquelogía submarina de España

El Museo del Mar, proyectado por Aldo Rossi y rematado por el arquitecto César Portela en Alcabre, es el depositario de la arqueología submarina de Galicia y con estas nuevas aportaciones se convierte, detrás de Cartagena, en el segundo museo de arqueología submarina por la importancia de su contenido a nivel nacional, según expone su directora. “El valor material de estas piezas es incalculable. No tiene precio, pero su valor histórico es enorme porque van a mostrarnos las distintas épocas y embarcaciones que navegaron por Galicia entre los siglos XVI y XVIII”, resume Marta Lucio.

Exposición permanente

Ahora, en función de las partidas económicas disponibles, se valorarán las prioridades en cuanto al turno de restauración de cada uno de los cañones. Los arqueólogos determinarán la premura con que deben rehabilitarse las distintas piezas en función de su estado actual y su interés histórico, que decidirás que formen parte de la exposición permanente del museo.

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