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“Por fin Déborah descansa en paz”

La llegada ayer al cementerio de varios allegados, entre ellos la madre y hermanos de Déborah. | // P. H.

Los últimos días han sido especialmente duros para la familia de Déborah. Hace una semana el cuerpo de la joven viguesa víctima de un caso criminal ocurrido en 2002 era exhumado para someterlo a una segunda autopsia en busca de pistas que permitan esclarecer lo que le ocurrió. Y ayer, tras la autorización judicial, los restos mortales regresaban al cementerio municipal de Pereiró, donde volvieron a recibir sepultura en el panteón familiar donde reposaron durante los últimos 19 años. “Por fin podemos dejar los restos de mi hermana descansando en paz”, afirmaba Rosa finalizada la inhumación, un emotivo acto que tuvo lugar en la intimidad familiar. Ahora esta familia se encuentra a la espera de lo que arrojen las pruebas forenses, sobre todo las relativas al ADN que se practicarán en el Instituto Nacional de Toxicología de Madrid. La previsión, según expresaban ayer, es que estos resultados se demoren entre dos y seis meses en función de la agilidad que se le dé en el marco del procedimiento.

Tras la exhumación practicada el martes 18 de mayo y completados los análisis forenses realizados a lo largo de esa semana por parte del Imelga de Vigo, un furgón fúnebre trasladaba ayer, minutos antes de las diez de la mañana, los restos mortales de Déborah al camposanto. Un reducido grupo de familiares, entre los que se encontraban la madre y hermanos de la víctima, fueron a Pereiró. También estuvo Ignacio P. Amoedo, uno de los abogados que los representa en la causa judicial que permanece reabierta desde 2019.

Una semana "muy dura"

“Indiscutiblemente ésta ha sido una semana muy dura”, resumía Rosa, hermana de Déborah. “El hecho de que autorizasen la exhumación”, prosiguió, “evidencia que hubo negligencias sumamente graves”. Además de un análisis de los huesos, el principal objetivo de esta segunda autopsia al cadáver era analizar las uñas de la víctima en busca de algún ADN distinto al de la joven. De hecho, en relación con esta concreta cuestión, los forenses recogieron varias muestras que se han enviado ya al instituto de referencia en Madrid.

Ante la pregunta de si estaban esperanzados por lo que deparen estas pruebas, la hermana de la fallecida puntualizaba que sobre todo estaban “expectantes”. Esperan que los peritos encuentren “algo” que pueda resultar “aclaratorio” de cara a una posible resolución del caso. Esos resultados que dependen del Instituto Nacional de Toxicología aún tardarán un tiempo. Entre dos y seis meses, señala la familia, en función de la urgencia que le dé a esta cuestión la jueza. Por ello, piden máxima agilidad, sobre todo teniendo en cuenta que la fecha de la prescripción –mayo de 2022– está cada vez más cerca. “Demasiado años llevamos ya de incertidumbre”, indicaron.

Emoción y flores

La madre de Déborah, que llevó flores al cementerio para su hija, se mostraba emocionada y recalcaba su agradecimiento a los medios de comunicación y en general a la sociedad por el apoyo que están recibiendo en esta batalla que han emprendido para conseguir justicia. “Sin ellos hubiese sido imposible llegar hasta donde estamos; sin ese respaldo nuestra lucha sería como una voz que clama en el desierto”, señaló. Su deseo, igual que el del resto de la familia, es que la reapertura judicial logre dar respuestas y esclarezca quién es el culpable –o culpables– de la desaparición y muerte de Déborah.

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