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La demanda de viviendas turísticas se dispara este verano

Vista general de la ciudad de Vigo desde el Monte Alba, en Valladares. Marta G. Brea

A nadie se le escapa que en los últimos años, a la hora de elegir un hospedaje para las vacaciones, los viajeros tienen cada vez más en cuenta las viviendas de uso turístico, que se han vuelto una auténtica competencia para los establecimientos hoteleros tradicionales. La oferta es cada vez mayor, incluso se ha incrementado pese a la pandemia. Si en diciembre de 2019 se registraban en la ciudad olívica 316 pisos turísticos, ahora esa cifra ha ascendido hasta los 546. Es decir, estos alquileres vacacionales han crecido un 73% pese al desplome del turismo por el COVID, mientras que hay hoteles en Vigo que todavía permanecen cerrados.

La comparativa en este sentido es inevitable: el coronavirus ha llevado a muchas personas a preferir alquilar una vivienda o un piso privado para sus viajes en lugar de ir a un hospedaje tradicional, pese a que las medidas de prevención se han extremado. La prueba es que mientras los hoteles están viviendo “un goteo” de reservas para este verano, con una recuperación progresiva pero todavía paulatina, las reservas en los pisos turísticos se han disparado para los próximos cuatro meses (junio, julio, agosto y septiembre).

Aunque hasta dentro de unas semanas no habrá un porcentaje fijado de ocupación prevista de este tipo de viviendas tanto en el conjunto de Galicia como en Vigo para el próximo verano, lo cierto es que las perspectivas en el sector no pueden ser más halagüeñas. “Se nota que la gente tenía ganas de irse de vacaciones y lo estamos notando. Sobre todo para julio y agosto, estamos viendo una enorme recuperación tanto en Vigo como en el conjunto de Galicia”, explica Dulcinea Aguín, presidenta de la Asociación de viviendas turísticas de Galicia (Aviturga).

Ante la incertidumbre de las exigencias para los viajes entre países debido a la pandemia, la mayoría de reservas que se están produciendo son de carácter nacional, que busca sobre todo un turismo de costa. Por ello buena parte de la demanda para este verano se produce en zonas cercanas a las playas como Samil o en viviendas unifamiliares con gran espacio y piscina ubicadas en parroquias como Coruxo, Alcabre o Beade. Como no podía ser de otra forma, municipios del entorno con gran presencia de playas como Cangas, Baiona o Nigrán y otras localidades costeras también tienen una gran demanda de alquileres vacacionales para los próximos cuatro meses.

Es precisamente esa prevalencia del turismo nacional lo que provoca que en el núcleo urbano de Vigo el volumen de reservas no sea tan elevado y se sigue reduciendo prácticamente a personas que llegan a la ciudad por trabajo. Si finalmente se aplica el certificado europeo de vacunación y se reactiva el turismo internacional, se espera que los pisos vacacionales del centro de la ciudad también disparen sus reservas.

“Con toda la prudencia con la que hay que hablar sobre estas cosas, nos gustaría que el calendario de vacunas fuese más exacto, porque sabemos que hay gente que sabe que puede ser vacunada este verano y que todavía no ha reservado sus vacaciones por miedo a que le coincida con el día de la administración de la dosis”, explica la presidenta de Aviturga.

Aunque la mayoría de reservas se está produciendo para los meses centrales de verano (julio y agosto), en junio y septiembre hay viviendas de uso turístico que tienen una importante demanda especialmente los fines de semana.

Lo que está claro es que gracias a la vacunación y el progresivo aumento de la población inmunizada, tanto los hoteles como las viviendas vacacionales esperan vivir una temporada estival considerablemente mejor que la del año pasado, cuando el miedo al COVID y las restricciones eran mayores.

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