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Un policía local con mucho ingenio

El policía local Julio Casal, con el libro que acaba de publicar. | // P.H.

Con tres décadas de experiencia profesional como policía local, Julio Casal Piñeiro acaba de emprender de forma paralela una nueva aventura: la de escritor novel. Porque este agente vigués ha logrado autoeditar un libro al que dedicó muchas horas de trabajo. “¡Jesús, qué lío!” es la novela que ya tiene a la venta, en la que, en clave de comedia, cuenta la historia de Jesús, un joven e inquieto fumigador que sufre una curiosa enfermedad mental y que, tras hacerse pasar por un policía, acabará viviendo todo tipo de aventuras. “Es un texto con mucha acción y un ritmo frenético con el que busco que quien lo lea pase un buen rato, con el que busco en definitiva hacer reír, que es algo que en el momento actual, con la que está cayendo, hace mucha falta”, resume su autor.

De 56 años de edad, Julio Casal pertenece a la plantilla de la Policía Local de Vigo, donde ostenta el puesto de oficial. Tras una larga trayectoria en la patrulla de Medio Ambiente, ahora está en el Equipo Motorizado de Intervención y Tráfico (EMIT). Pese a que el protagonista de su libro se mete de lleno en el mundo policial, la novela, que tiene algo más de 400 páginas y que editó a través del grupo editorial Letrame, no está basada en sus experiencias profesionales. “Es una comedia con la que llevaba unos tres o cuatro años trabajando y a la que le di un impulso definitivo con motivo de la pandemia; me gusta mucho escribir y de hecho ya tengo la precuela en preparación y a la vez dejé este libro con final abierto”, afirma, comparando el “trepidante ritmo” de la publicación con el de la película Airbag.

Ya a la venta en formato de papel en Amazon y en formato digital en La Casa del Libro, Julio concreta que el protagonista de su libro es un joven fumigador que sufre un trastorno mental que provoca que se apropie de la identidad y personalidad de otras personas. Esto le pasa con un policía y, tras conseguir hacerse pasar por él y hacer pareja de patrulla con Sonia, una agente de armas tomar “a la que no se le pone nada por delante”, se meterá en todo tipo de “líos”.

“Mi trabajo de policía local, que es por turnos, me permite tener tiempo para escribir”, dice este oficial de la jefatura viguesa, casado y con dos hijos mellizos de 11 años. La afición ya le viene de muy joven. Aunque confiesa que no era nada buen estudiante, un hábito que sí tenía era, recuerda, el de ponerse a escribir cuando sus padres trabajaban en la finca. “Mientras ellos estaban cavando patatas, yo me ponía debajo de un manzano con la Olivetti”, cuenta. Ahora espera que su libro agrade a los lectores y pueda seguir desgranando la delirante y divertida historia de Jesús.

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