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Audasa: una máquina de hacer dinero envuelta en polémicas

El peaje todavía activo de Cabanas, en la salida hacia Redondela R. Grobas

Ni el COVID ni las deficiencias de la AP-9 han privado a la empresa concesionaria de la autopista, Audasa, de anotar beneficios en el ejercicio de 2020, que lo cerró con 33,7 millones de euros más en sus arcas. Es una máquina de hacer dinero. A lo recaudado por sus operarios en las cabinas de cobro del peaje, se suman los 16,6 millones de ingresos extraordinarios: el Tribunal Supremo falló a favor de la firma en su contencioso contra el Estado y la Xunta y le reconoció el derecho a ser indemnizada por la modificación que se realizó en 2017 del sistema de retribución del peaje en la sombra implantado en 2006 en dos tramos, de A Coruña a A Barcala y entre Vigo y O Morrazo, con el objetivo de que fuesen gratuitos para los usuarios.

El estado de alarma y las restricciones de movilidad provocaron un desplome del tráfico del 28% con una intensidad media diaria de 17.546 vehículos, la cifra más baja en la historia de la vía de pago desde que se completó su trazado entre Ferrol y Tui en 2004. Esta caída en los desplazamientos, lógicamente, redujo la facturación de Audasa, aunque, con la subida de las tarifas en 2020 (2,64%), fue inferior al impacto sobre el tráfico. Hasta un total de 127,9 millones dejaron los conductores que utilizaron el año pasado la AP-9 en la caja de Audasa, lo que supuso una media de más de 350.000 euros diarios en peajes, un 16,6% menos que el ejercicio anterior (153,4 millones), según datos hechos públicos ayer por la concesionaria.

Los resultados de Audasa se conocen justo en la misma semana en la que el alcalde, Abel Caballero, le exige un cambio “radical” en los accesos a la ciudad olívica, una demanda que viene de antiguo y comparten vecinos y negocios, que se quejan no solo de los grafitis o la maleza, también del ruido.

Para más inri, la autopista más cara de Europa está salpicada de “deficiencias” y señalizaciones que no se ajustan a la normativa vigente. Decenas de fallos de seguridad han sido detectados en los 220 km de la AP-9 y recogidos en informes oficiales como recogió este periódico. Algunos de los riesgos identificados son muros de sostenimiento sin protección, laderas con desprendimientos, viaductos con grandes desniveles o sin barandillas de contención, cunetas profundas e incluso con hierba, luminarias sin protección, iluminación insuficiente o inexistente, bordillos y postes de hormigón junto a la vía, desagües sin barrera o anchos de arcén que no cumplen las reglas.

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