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Moussa o Cheikh: los nombres extranjeros ganan fuerza en Vigo

Cheick Seck, senegalés afincado en Vigo. Alba Villar

Mateo, Lucas, Martín, Hugo, Sofía, Noa, Martina y Lara son los nombres más habituales que se le ponen hoy en día a los bebés en Galicia. Las tendencias son ir dejando de lado las denominaciones clásicas en favor de las que se van poniendo de moda. Pero la pirámide poblacional provoca que esos clásicos sigan siendo todavía los más comunes en Vigo. Manuel, José, Antonio, José Manuel, David y Pablo son los más frecuentes en los hombres de la ciudad, mientras que María del Carmen, María, Carmen, Ana María y Marta lo son en las mujeres. El 30% de los habitantes olívicos tienen un nombre único que no comparten con nadie de la urbe, como por ejemplo Elena Guadalupe y Aarón Vicente. Otro dato curioso es que una de cada cuatro mujeres viguesas tienen María en su nombre, ya sea de forma simple o acompañando a otra nominación, como María Teresa, Ana María o María José. Precisamente José, por su parte, se repite en uno de cada cinco hombres.

Los fenómenos migratorios tienen una importante influencia en el nomenclátor vigués. Y es que atendiendo a los datos que ofrecen las últimas publicaciones del Instituto de Estudios Vigueses, más de la mitad de los vigueses actuales no nacieron en la ciudad olívica, ni siquiera en Galicia. Solo el 45,5% de los ciudadanos que residen en Vigo son gallegos de nacimiento. Venezuela, Castilla y León, Brasil, Argentina, Colombia, Portugal, Andalucía Madrid o Cataluña son algunos de los lugares de procedencia más habituales de los vigueses nacidos fuera de Galicia.

Los nombres más extendidos en la ciudad.

Los nombres más extendidos en la ciudad. Simón Espinosa

En total, hay más de 150 países de todo el mundo representados por los ciudadanos censados en Vigo. Como no podía ser de otra forma, esta variedad en los orígenes de los residentes en la ciudad olívica tiene un importante efecto sobre los nombres de las personas y explica, en gran medida, la presencia de denominaciones como Vasile, Ionel, Moussa, Moustapha, Ousmane, Ibrahima, Cheikh o Mamadou. Hay que señalar que algunos de estos nombres en toda Galicia solo están presentes en Vigo, lo que da buena cuenta de que la ciudad es cada vez más atractiva para atraer gente extranjera.

Es más, las estadísticas del Ayuntamiento muestran que en 2020 la ciudad ganó 374 residentes de fuera de España, lo que equivaldría a uno cada jornada. Y eso pese a la crisis sanitaria. Aunque la población inmigrante de Vigo haya crecido en líneas generales, no todos los colectivos que se agrupan bajo ese gran “paraguas” han aumentado su peso, ni todos los que lo han hecho han reforzado su huella en igual medida y con igual alcance. Uno de los aumentos más significativos es el de los venezolanos. Si a principios del año pasado el Ayuntamiento contabilizaba 2.120 personas procedentes del país caribeño, en enero eran ya un centenar más: sumaban 2.222. El incremento no es exagerado –un 4,8%–, pero afianza una tendencia que se viene registrando desde hace ya varios años y que ha terminado situando al venezolano a la cabeza entre los colectivos extranjeros instalados en Vigo. Pero también es notable la presencia en la ciudad de personas nacidas en otros continentes, no solo en América. Cada vez más también de África (especialmente de países como Senegal, Marruecos y Etiopía).

Y es que Vigo parece tener una representación notable prácticamente de todo el mundo. Y esta variedad de culturas y de orígenes tiene un efecto notable sobre los nombres de las personas y explica, en parte, el elevado número de nombres diferentes. Además de los mencionados anteriormente, también están Florin o Gheorghe. Y hay mujeres rusas llamadas Sheraphima. Hay que señalar que el 20% de la inmigración local se concentra fundamentalmente en los barrios de Lavadores, Calvario y Candeán.

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