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¡Ah, primavera!

Fernando Franco

¡Ah, primavera! Fernando Franco

Ahí, en el parque de A Riouxa, Marta Brea certificó con su cámara que la primavera empieza a establecer sus reglas de juego vegetal, floral... Una estación cargada de significado mitológico, relacionada con la fertilidad y la fecundidad de la tierra y de las especies. “¡Ah, primavera, que adornas tu verde cabello con bellas flores, perfumas el aire con tus dulces aromas y asombras con la vitalidad de tus colores!”, dijo el poeta (y si no lo dijo, es igual).

Javier y su Mamá Elvira

Hay gente que nace tranquila, a la que un solo trabajo ya le agobia, y otra que nace dispuesta a comerse el mundo, a volcar su esfuerzo en la diversidad. Esto último es lo que le pasa a Javi Barciela, que parece tener una mecha “no cú”. Acaba de reinaugurar hace un mes su Mamá Elvira en ese espacio del museo MARCO, por el que ya han pasado varias cocineros y al que da ahora su filosofía para cocina y café, con menú diario con opciones veganas y vegetarianas. Pero digo que Javier es incansable empresarialmente porque era muy joven cuando yo le conocí en sus principios, abriendo la panadería-pastelería-cafetería Retranca ante la iglesia Colegiata y dando un aire nuevo a la zona. Luego le vi trasladar Retranca a García Barbón, pero con nuevo nombre: Mamá Elvira; más tarde, con ese nombre, dio vida a las galerías Durán y allí se fue; después estuvo un tiempo, hasta que se instaló allí el Celta, en la cafetería del Mercantil y desde hace un mes está en el Museo Marco con todo su ímpetu. Pero como no le llegaba tanto lío hostelero tratado siempre con mimo, abrió tiendas de calzoncillos radicales, “Sin timones”, en Vigo, Pontevedra y Santiago, y otra de calcetines muy originales en Vigo, en Vázquez Varela. Javier no para, de aquí para allá, y le conozco desde el principio en el barrio viejo. Valor le sobra.

Cinco vellos mariñeiros 

Dábamos ayer una entrañable foto tomada en los años 60 frente al Museo del Mar, en Alcabre, que levantó expectación en ciertos ambientes. En ella aparecía un quinteto de pescadores en sus gamelas, preparando el cebo para sus nasas de mimbre y justo antes de salir a faenar, a las Cíes. Eran Serafín Lorenzo, José Costas Barreiro, conocido como “Pezuño”, Manuel “O Faneca” y José “O Jato” . Serafín es el único que aún vive de los cinco de ese tiempo y faltaba por identificar al del medio, recostado sobre su barca. Pues bien, ya pudimos completar al quinteto de esa foto, que pronto figurará a gran tamaño dentro del Museo del Mar. Nos llamó Antonio Costas Pedrosa para decirnos que José Costas Guisande, conocido por ser de la familia de los Pedrosa, es el que aparece recostado y no conocíamos. Y bien que lo sabe porque era precisamente su padre, cuñado de José “O jato”.

Ave María Nagarísima...

Allí, junto al gran ventanal y mientras veíamos mover los helechos gigantes de la Alameda, en el restaurante de ese hotel Nagari que prestigia nuestra hostelería local, hice parada y fonda con Maribel Collazo. Por allí andaban comiendo los siempre amigables Eloy García, vicepresidente de Conxemar y el exdirector de Televigo, Roberto Fontán. De introito, y para hacer boca, ese exquisito aceite “Oro Bailén” de Jaén, junto a esas sales rojas y negras de Hawai, ideales para untar con pan en espera del jamón puro bellota Arturo Sánchez y del mero que nos pusieron en mesa Merchi y Edel, mojados en Casal de Armán. Salimos reconfortados. Ave, María Nagarísima.

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