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El Gobierno autorizó la alta tensión que le niega a PSA a un laboratorio catalán hace doce años

Miles de coches fabricados por Stellantis en Balaídos a la espera de embarque en la terminal Ro-Ro de Bouzas. Ricardo Grobas

El Gobierno aprobó llevar una línea de 220 kV a este centro pese a que tampoco llegaba al consumo mínimo exigido para mejorar la fiabilidad del suministro, como pide Stellantis

La planta de Vigo de Stellantis (antes Grupo PSA) ya ha remitido al Ministerio de Transición Ecológica sus alegaciones para tratar de reincorporar a la planificación de Red Eléctrica de España (REE) para los próximos años el enganche del polígono de Balaídos a la línea de Muy Alta Tensión (MAT) que pasa por Porriño, para mejorar la fiabilidad del suministro y evitar pérdidas de producción como las que lleva sufriendo desde hace más de una década. El proyecto, retirado por sorpresa del nuevo plan de REE pese a que aparece en su plan de inversiones desde 2015 –aunque no se llegó a ejecutar ni con los gobiernos de PP y PSOE–, es crucial para el futuro del sector y la competitividad de la factoría, que rebate la exclusión con tres argumentos: uno, que la infraestructura ya fue aprobada por el propio Ministerio en 2015; dos, que va en línea con el esfuerzo que está acometiendo la Administración central para impulsar el coche eléctrico y la descarbonización de la economía; y tres, que Moncloa ya autorizó un proyecto similar para un laboratorio catalán en 2009.

Este último argumento es incontestable. El Gobierno, por aquel entonces capitaneado por José Luis Rodríguez Zapatero, aprobó una conexión de 220 kilovoltios (la misma potencia que reclama Stellantis desde 2013) al laboratorio de luz Sincrotrón Alba en Barcelona, una decisión que se justificó entonces por la necesidad de un suministro eléctrico de alta calidad y fiabilidad, pese a que la potencia de suministro a demanda era en este caso muy inferior a la que exigía el Ministerio para autorizar este tipo de infraestructuras. El caso es similar al de Vigo. Stellantis necesita una mayor fiabilidad en el suministro porque la red actual de distribución que llega a Vigo, de 132 kV, no es capaz de evitar unos huecos de tensión en épocas de tormenta que provocan graves daños en la planta, un problema que se resolvería con el enganche a la red MAT de Atios-Pazos. A la postre, esos huecos de tensión, que duran microsegundos, se traducen en averías y pérdida de producción en una planta cada vez más automatizada. Una situación insostenible.

El argumento usado por el Gobierno para retrasar primero, y luego retirar del programa de REE, el enganche vigués a la MAT es que la potencia que consume el polígono no llega al mínimo exigido en este tipo de infraestructuras, lo que requiere de una “excepcionalidad” que debe ser aprobada por el Consejo de Ministros. En el caso del laboratorio Sincrotrón Alba de Barcelona, en el que participan la Generalitat y el Gobierno, se aprobó esa excepcionalidad y eso que su consumo era entonces muy inferior al de Vigo (12 MW). ¿Por qué Barcelona sí y Vigo, no?

La multinacional entrega a Transición Ecológica varias alegaciones para que Red Eléctrica vuelva a meter el enganche desde Porriño en su planificación

Las necesidades de una red de alta calidad y fiabilidad son las mismas en el caso gallego y catalán, por lo que el criterio de potencia no debería volver a ser utilizado como condición para excluir el proyecto Novo Vigo 2020 de la planificación de REE hasta 2025. Las similitudes no acaban ahí: tanto Stellantis como el laboratorio Sincrotrón Alba han acometido inversiones millonarias en sus instalaciones internas (con la incorporación de SAIs y otros sistemas) para tratar de reducir lo máximo posible en su actividad la incidencia de los huecos de tensión que se generan en las redes de distribución.

Los otros dos argumentos tampoco dejan mucho hueco a réplica. El primero, que si el Ministerio y REE ya habían incluido como prioritario el proyecto Novo Vigo 2020 en la planificación para el periodo 2015-2020, ¿por qué ahora no lo es? La problemática, lejos de remitir, se ha incrementado con los años. De hecho, de una media anual de 60 huecos de tensión, en 2017 se registraron 117. Y por cada 60 huecos de tensión la factoría de Vigo, la número uno de España el año pasado por volumen de producción, pierde 200 coches.

El segundo es que esta infraestructura va en línea con lo que defiende el Gobierno a capa y espada: la descarbonización de la economía y el coche eléctrico. Y es evidente que la factoría de Vigo en los próximos años tendrá que ir incrementando la producción de modelos eléctricos y sustituyendo otras fuentes de energía como el gas por electricidad, por lo que aumentará tanto el gasto como la potencia que necesite para su funcionamiento. Y si ya no resiste la red de 132 kV con la situación actual, ¿podrá dentro de cinco o diez años?

CLAVES DE UN PROYECTO ESTRATÉGICO PARA STELLANTIS

  • Primera reclamación, plan de REE y descarte por sorpresa

    Grupo PSA (ahora Stellantis) solicitó el enganche a la red de 220 kV en 2013 y dos años después se incluyó en el plan de inversiones de Red Eléctrica (REE), aunque no se llegó a ejecutar nunca.

  • Incredulidad y malestar en la primera industria de Galicia

    La sorpresa fue que el Ministerio de Transición Ecológica, en su propuesta de inversiones para los próximos años, no recuperó el proyecto, lo que generó un fuerte malestar en Stellantis.

  • Argumentos y periodo de alegaciones al plan de REE

    El fabricante de coches esgrime las pérdidas millonarias que sufre desde hace décadas por la deficiente calidad del suministro eléctrico, con huecos de tensión que llegan a parar la actividad.

  • La excepción que no lo es y la necesidad de voluntad política

    Lógicamente, Stellantis ha alegado al plan del REE con razones económicas y medioambientales y recordando que el Gobierno ya aprobó un proyecto similar a un laboratorio catalán hace 12 años.

Una decisión que compromete el futuro del sector en Galicia

PSA (hoy Stellantis) ya habló alto y claro. El enganche del polígono de Balaídos a la red de Muy Alta Tensión (MAT) que atraviesa Porriño es una “prioridad” para la planta de Vigo y por extensión, para todo el sector de la automoción de Galicia por la “influencia que tiene en nuestra competitividad y, en definitiva, en la permanencia de este sector industrial” en la comunidad. La multinacional que preside Carlos Tavares no ocultó su malestar tras la decisión del Gobierno de excluir de la planificación de Red Eléctrica de España (REE) para los próximos cinco años el proyecto de conexión de Vigo con la línea de 220 kilovoltios (kV) y apeló a que considerase los “efectos negativos” que tendría esa decisión. Stellantis ya expuso en varias ocasiones las desventajas para la industria viguesa que supone seguir enganchada a la red básica de 132 kV y no a las de 220 o 400 kV, de las que disfrutan el resto de fábricas de coches españolas. En los últimos años la planta ha sufrido una media de 64 huecos de tensión anuales, con afectación sobre la producción –generando pérdidas económicas millonarias–, llegando incluso a los 115 en 2017, lo que penaliza la competitividad de Vigo frente a otros centros. Con el enganche a la red de 220 kV se evitarían en gran medida las interrupciones de suministro que se producen actualmente.

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