La plataforma puesta en marcha en tiempo récord permitió la primera defensa telemática de una tesis en la historia de la UVigo tan solo nueve días después del inicio del confinamiento. El 24 de marzo de 2020, el ingeniero industrial Sergio Chapela estrenaba con éxito desde su propia casa una modalidad que ha sido la mayoritaria durante el último año de restricciones y que ofrece ciertas ventajas de operatividad de cara a su permanencia tras la pandemia.

Según los datos de la Escuela Internacional de Doctorado (EIDO), el 87,5% de las tesis presentadas entre marzo de 2020 y abril de 2021 –ya están programadas todas las de este mes– fueron defendidas en remoto. Lógicamente, la virtualidad fue total desde el inicio de la cuarentena hasta junio y también durante el pasado febrero. Y solo 19 de las 152 registradas se celebraron de forma presencial.

Antonio Pino, director de EIDO, destaca que la mayoría de estos actos tuvieron lugar durante “dos ventanas temporales” que coincidieron con una mayor relajación de las restricciones. Diez de ellas se celebraron entre julio y agosto y abril finalizará con un total de cinco.

La Conferencia de Directores de Escuelas de Doctorado cifra en un 67,8% la tasa de defensas virtuales en España durante 2020. Y Vigo estaría ligeramente por encima de la media, con un 69%, probablemente debido a la agilidad con la que se habilitó la plataforma y se adaptó la normativa.

Pedro Pablo Gallego.

Pedro Pablo Gallego, catedrático del área de Fisiología Vegetal, ha dirigido este año dos doctorandos “virtuales” y también forma parte, de manera telemática, de un comité que asesora a un estudiante de Aveiro. Uno de los alumnos de Vigo defendió el pasado febrero desde el salón de grados de la facultad y el segundo hará los mismo en solo unos días: “Las dos tesis son internacionales por lo que un miembro del tribunal y uno de los dos suplentes tiene que ser extranjero. En previsión de esta dificultad en la primera me limité a Portugal, pero finalmente la persona no pudo desplazarse. La de A Coruña tampoco y solo estuvo presente la que venía desde Santiago”.

En la siguiente defensa, los tres integrantes del jurado evaluarán de forma on line desde Italia, Murcia y Barcelona. “Son muy expertos en sus ámbitos, el italiano es uno de los mejores en metabolismo secundario de plantas y los otros dos no quieren desplazarse por sus circunstancias personales. Hay tesis que merecen contar con los grandes especialistas y la modalidad telemática lo facilita. Además, el sistema de la UVigo es fantástico. La tecnología siempre supone ventajas. Y en este sentido ayuda a crear mejores tribunales, que no sean muy localistas, y, por tanto, aumenta la calidad científica de las tesis”, defiende.

Otra ventaja es que las universidades se ahorran un desembolso importante, puesto que corren, hasta un máximo de unos 1.300 euros en el caso de Vigo, con los gastos de desplazamiento y alojamiento de los integrantes del tribunal.

“¿Qué pierdes? Pues la posibilidad de estar más tiempo con ellos para charlar y establecer contactos o incluso proyectos. Los estudiantes están muy nerviosos mientras exponen y establecer estas relaciones en un ambiente más relajado es importante para su futuro. Y también aprovecho estas visitas para enseñarles la ciudad y transmitirles la cultura de Galicia”, comenta Gallego.

La pandemia ha cancelado además los congresos, que permiten conocer personalmente a los posibles miembros de un tribunal: “A través de los currículos no percibes detalles que solo conoces mediante el contacto personal. Incluso circunstancias culturales. Se pueden generar ambientes incómodos si las desconoces. Yo tuve un estudiante iraní que me pidió exponer sin corbata porque en su país está mal visto”, comenta.

La virtualidad también ha eliminado o, al menos mermado, la tradicional comida ‘postdefensa’ con directores y tribunal. “En Galicia forma parte de cualquier celebración. Esto se ha perdido y es una pena. Además se ha reducido el número de asistentes al acto. Es un momento de orgullo especialísimo para la familia después de años intensos de trabajo y la gente viene a una fiesta. Siempre me gusta saludar a los padres de mis estudiantes. A algunos incluso les acompañan sus propios hijos”, relata.

Celia Fernández.

Celia Fernández.

A los padres de Celia Fernández les hizo “mucha ilusión” poder acompañarla en persona en la Facultad de Filología y Traducción el pasado 25 de marzo: “Fue un momento muy tierno. El resto de la familia lo siguió telemáticamente y los veía conectados en la pantalla de mi ordenador. Me sentí acompañada. Y después me fui a comer a casa de mi suegra para celebrarlo con ella y mi pareja”.

Por cuestiones técnicas, no podía ver las caras del presidente del tribunal y de otro de los miembros, que estaban en Sevilla y Santiago, mientras les presentaba su novedoso modelo de diccionario escolar digital, pero todo funcionó a la perfección. “Quizá eso también me ayudó a estar más tranquila. La verdad es que la defensa fue muy fluida y no experimenté ninguna desventaja en ningún caso. Sí echas en falta quedarte charlando con ellos después, pero fomentaron igualmente ese momento de forma telemática”, agradece.

“No sé si esta modalidad ha venido para quedarse pero funciona y no queda otra que adaptarse. Cuando llegué a la universidad todavía se hacían colas para matricularse. La evolución ha sido increíble”, subraya.

David Santos

Al ingeniero de telecomunicaciones David Santos la experiencia digital no le resultó tan satisfactoria. Este investigador del grupo de Tecnologías Multimedia defendió en septiembre de 2020 una tesis sobre metodologías para medir el ruido submarino en la ría. “Espero que no se mantengan. No le veo más beneficio que el de salvar la actual situación”, dice convencido.

En la UVigo le acompañaban presencialmente ese día su directora y un miembro del tribunal. Los otros dos se encontraban en Lisboa y Valencia: “Los problemas técnicos que siempre hay te aumentan el estrés. Se me acoplaba el micrófono y hubo un momento en el que tuve que utilizar el de un compañero, con el consiguiente problema de la distancia de seguridad y esas cosas”.

Muchos compañeros y amigos no pudieron asistir e incluso les pidió que no se conectasen para evitar saturaciones: “Falta esa parte emocional. Y también la interacción con el jurado, que es muy interesante a nivel de investigación y empresarial. Se pierde el feedback”.