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El cierre de sucursales bancarias se desboca en Vigo: solo hay una por cada 2.500 vecinos

Oficinas bancarias cerradas a lo largo de la ciudad de Vigo. Fotos: Alba Villar

En la última década han bajado la persiana más de 180 oficinas físicas y en la actualidad hay 121 abiertas en la ciudad | Las múltiples fusiones entre entidades y la apuesta por los servicios digitales, las principales razones

Las constantes fusiones de entidades financieras y los consiguientes ajustes de empleo y prejubilaciones que han aplicado a lo largo de los once últimos años han derivado en un cierre masivo de oficinas, con el perjuicio que ello constituye para los clientes. Porque en lugar de moverse escasos metros para sacar dinero o hacer sus gestiones, tienen que desplazarse varios kilómetros y en muchos casos incluso a otras parroquias en el caso de aquellos vigueses que viven en el rural. Las cifras hablan por sí solas. En poco más de diez años se han cerrado en la ciudad olívica 181 sucursales bancarias según los datos oficiales del Banco de España y en la actualidad permanecen abiertas únicamente 121. Es decir, en una década han cerrado más oficinas de las que permanecen abiertas.

El ajuste bancario arrancó con la fusión de las cajas gallegas que terminaría por fructificar en Abanca, pasando por la absorción del Banco Pastor por el Popular y que acabaría siendo una entidad adquirida por el Santander, hasta la última fusión entre Caixabank y la madrileña Bankia, que todavía está por ver en cómo repercutirá a los empleados y a la operativa de los clientes. Teniendo en cuenta que la población de Vigo se sitúa en torno a los 300.000 habitantes, solo hay una sucursal bancaria abierta por cada 2.500 vigueses.

Los cierres han afectado a sucursales de toda la ciudad, también en el centro. A lo largo de García Barbón y Policarpo Sanz, hay media docena de oficinas clausuradas en los últimos años. Pero también avenidas como Martínez Garrido, en el entorno cercano a la estación de autobuses, han visto cómo bajaban las persianas en los últimos meses BBVA y el Banco Santander. Abanca es la entidad que tiene más sucursales abiertas en Vigo (42), seguida del Santander (27), Caixabank (19), BBVA (15) y Sabadell (7). Todas ellas han reducido su presencia física de forma progresiva en la ciudad, y otros como el británico Barclays, que tenían una sede en Vigo, directamente ya no están presentes.

Abanca, Santander y Caixabank son los bancos con más oficinas en Vigo

“Esto ya no es para mí, además de venir hasta aquí tiene que estar mi hija presente porque yo no sé cómo actualizar la libreta o ingresar dinero en el cajero automático”

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La reducción del número de sucursales ha supuesto la destrucción de miles de empleos. Y no se debe únicamente a las fusiones bancarias, sino también a la apuesta por digitalizar cada vez más los servicios. Los bancos reclaman a sus clientes, en muchos casos de una forma agresiva bajo amenaza del cobro de comisiones, que realicen operaciones como transferencias o pagos de impuestos mediante la web, la aplicación móvil o desde los cajeros. El objetivo es reducir al máximo posible la actividad en las sucursales. En las cajas, por ejemplo, algunas entidades apuestan por cobrar alguna comisión por retirar, ingresar o transferir dinero. Aunque sea en cuentas del mismo titular. El ajuste bancario también se ha mantenido durante la pandemia, donde las entidades vieron reforzadas sus políticas de digitalización de servicios para evitar al máximo la atención física en las sucursales, en las que en la mayoría había que pedir, y en algunas se sigue haciendo, cita previa para ver a un asesor. La apuesta por los cajeros y las aplicaciones móviles está siendo problemática especialmente para las personas mayores, acostumbradas a acudir de forma periódica al banco para realizar gestiones, sacar e ingresar dinero. Son sin duda los grandes afectados por el ajuste bancario de los últimos años. Ayer, por ejemplo, una mujer de 76 años estaba retirando dinero en el BBVA de la peatonal de O Calvario ayudada por su hija. El cierre de la sucursal de Martínez Garrido, donde solía hacer sus gestiones, le obliga a desplazarse a la calle Urzáiz y ya no puede hacerlo por sí misma. “Esto ya no es para mí, además de venir hasta aquí tiene que estar mi hija presente porque yo no sé cómo actualizar la libreta o ingresar dinero en el cajero automático”, explica esta vecina viguesa. 

Las polémicas comisiones

Todo ello hay que ubicarlo en un contexto en el que los bancos tradicionales exigen a sus clientes cada vez más requisitos para eximirlos del pago de comisiones. La domiciliación de una nómina o de una pensión por ejemplo suele ser imprescindible, incluso en muchos casos con importes mínimos de mil euros. Además, se exige la domiciliación de un determinado número de recibos (factura del agua, de la luz...), tener más productos contratados con la entidad además de la cuenta (por ejemplo, depósitos o seguros) o haber comprado acciones.

Estas exigencias se dan especialmente para los mayores de treinta años, pues los jóvenes suelen estar exentos de pagar comisiones. Por ello hay cada vez más personas que están apostando por contratar cuentas con bancos online, es decir, que no tienen sucursales físicas y que todos los trámites se realizan a través de Internet, y que en su mayoría no cobran ninguna comisión por la cuenta o las tarjetas.

La repercusión del ajuste ahoga a miles de trabajadores

Caixabank y BBVA ya han iniciado las negociaciones con los sindicatos para llegar a un acuerdo sobre el número de trabajadores que tendrán que despedir mediante ERE debido al cierre de oficinas. El Santander, por su parte, ya tiene cerca de 2.000 trabajadores menos a nivel nacional por este mismo motivo.

Al final los empleados son las principales víctimas del ajuste bancario y la apuesta progresiva por los servicios digitales, que lleva a desprenderse de trabajadores o a imponerles un forzoso reciclaje para adaptarse a otro tipo de tareas enfocadas a los servicios bancarios por Internet.

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