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¿Se fuma menos por el COVID?

Un cliente fumando en la terraza de una cafetería de Vigo. Pablo Hernández

Los efectos colaterales de la pandemia y las restricciones sanitarias son numerosos y difícilmente cuantificables. Y muchos de ellos pasan desapercibidos, pero van haciendo mella poco a poco entre los afectados. De ello dan fe los principales estancos de Vigo, que han visto en muchos casos cómo su facturación se han desplomado hasta el 70% aproximadamente por las limitaciones de la hostelería. Porque los mayores ingresos de los estancos proceden de las máquinas expendedoras que tienen distribuidas por las diferentes cafeterías de Vigo, y las limitaciones de los aforos y la reducción de los horarios en estos establecimientos han provocado una caída en picado de las ventas en estas máquinas.

“La hostelería no está teniendo la clientela que solía tener antes de la pandemia y eso está suponiendo un palo tremendo para nosotros”, explica Beatriz Dafonte, al frente del estanco San Xoán, en la calle Aragón, que distribuye máquinas expendedoras por los bares del barrio del Calvario y apunta que algunos, si no han cerrado, han decidido abrir solo por la mañana porque no les sale rentable hacerlo durante todo el día debido a la reducción del aforo. Y es que muchas cafeterías pequeñas de la zona, especialmente aquellas que solo tienen servicio en el interior, han decido echar la verja, y no hay que olvidar que las autoridades sanitarias prohiben fumar también en la vía pública y en las terrazas si no se garantiza la distancia de seguridad.

Esta reducción de ventas en las máquinas expendedoras ha revertido en un pequeño incremento de clientes en los propios estancos, pero estas ventas en mostrador en absoluto compensan las pérdidas por la caída del negocio en bares. “Yo por ejemplo, al solo vender presencialmente en mi establecimiento porque no tengo máquinas en cafeterías, no he notado una disminución de los ingresos. Siguen viniendo los clientes de siempre”, asegura Lupe Fernández, que dirige el estanco ubicado en la calle Ceboleira.

Lo que tienen claro por lo general los vendedores de tabaco es que la situación actual provocada por la pandemia ha modificado los hábitos de la ciudadanía. Por ejemplo, prefieren en muchos casos no fumar en las terrazas de los bares aunque se mantenga la distancia de seguridad por temor a una posible multa.

Desde el punto de vista de la salud, el descenso en la venta de cigarrillos deja otra lectura: hay personas que, aunque sea obligados por las restricciones y la situación sanitaria, han dejado de fumar y el tabaquismo por tanto se está reduciendo de forma progresiva.

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