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El Sergas planea reforzar horas extra en mayo para atajar la demora en las cirugías y pruebas

Uno de los quirófanos del hospital Ávaro Cunqueiro durante una intervención, antes de la pandemia Ricardo Grobas

La pandemia ha dejado mucha actividad en espera en los hospitales. No la atención a aquellos que requerían asistencia urgente o prioritaria, pero sí a muchos otros. Solo hace falta ver las cifras de los quirófanos del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi) en 2020, con casi 8.500 operaciones menos que el año anterior, o la demora para una prueba radiológica, que se disparó un 72% hasta los cuatro meses y medio –138,5 días, según los datos de Sanidade al cierre de diciembre–. Poco a poco, ha ido recuperando ritmo y la Dirección del Área Sanitaria de Vigo trabaja en un programa para acelerarlo más en mayo, mediante la autoconcertación, es decir, la jornada extra en horario de tarde.

Los quirófanos del Chuvi ya han aumentado su actividad en marzo, con 112 operaciones al día en las dos últimas semanas | La intención es exprimir todos los de mañana desde abril y aumentar los de tarde en el mes siguiente

El Sergas explica que está preparando el plan y destaca que aún está sin cerrar. En todo caso, su puesta en marcha estará siempre supeditada a la situación epidemiológica del área.

Si se necesitan más recursos en planta para atender a pacientes contagiados con el SARS-CoV-2 y, especialmente, en las unidades de críticos, no será posible imprimir más ritmo en quirófanos.

La actividad extraordinaria en horario de tarde ya se retomó hacer algunos meses. Pero con pocas intervenciones y, principalmente, concentradas en el Meixoeiro. El número global de operaciones diarias –tanto matutinas como vespertinas– ya ha subido en el último mes. En enero y febrero solo hubo tres días laborales en los que se superaron el centenar de cirugías programadas. En marzo es al contrario: se supera a diario este umbral, salvo en cuatro jornadas –justo a principios de mes–. Desde el día 9, lo ha rebasado siempre, con una media de 112 intervenciones programadas al día, según datos oficiales.

Llama la atención el aumento del porcentaje de las operaciones con ingreso. En marzo subieron hasta casi igualar las ambulatorias –fueron el 49% de las 1.577 programadas hasta el lunes 22, incluido–, cuando la media del año anterior fue del 42%, igual que en enero y febrero del actual.

A pleno rendimiento

Los planes transmitidos a los distintos servicios es que, en abril, cuando los profesionales hayan consumido todos los días pendientes del año pasado –disponen hasta el 31 de este mes para hacerlo– se pretenden poner a pleno rendimiento todos los quirófanos del Hospital Álvaro Cunqueiro de mañana. Este dispone de 20 y, en la actualidad, funciona con 16 o 17 al día. En cambio, el Meixoeiro, que se ha intentado que sea un centro libre de COVID durante la pandemia, funcionan los 10 que tiene.

De seguir mejorando la situación y con el proceso de vacunación más avanzado, en mayo se intentaría exprimir de igual modo los quirófanos de tarde. La idea es contratar más personal de Anestesiología para hacerlo posible. El problema será el de Enfermería, cuyas listas de contratación llevan muchos meses sin personal disponible. Se espera que ya no sea necesario reforzar las áreas COVID y se puedan enviar a reforzar la quirúrgica.

En las pruebas de Radiodiagnóstico las que acumulan una mayor demora, están haciendo uso de los convenios ya existentes con hospitales privados para derivar estudios radiológicos y también horas extras de personal propio –conocidas comúnmente entre los trabajadores como “peonadas”–. Pero esta última es ahora escasa. La pretensión es reforzarla.

La demora en las pruebas radiológicas está actuando a modo de tapón en otra atención del complejo hospitalario, ya que la indicación de un buen número de operaciones depende de ellas y también se deriva de estas pruebas el diagnóstico de nuevos casos.

El 90% de los ingresados en la residencia de positivos de Sagunto se curó

“Ojalá cerremos las puertas de esta residencia pronto”, deseaba en diciembre el doctor Manuel Pazos Seco, gerente de la residencia de mayores solo para positivos confirmados en COVID-19 que la Xunta abrió en la ciudad de Vigo al inicio de la segunda ola, la Boullosa Pardo de Vera. Consiguieron pasar la llave definitivamente hace algo más de un mes, cuando la vacunación hizo desaparecer el virus de los centros sanitarios del área. Fueron alrededor de cuatro meses los que la residencia que el grupo Bodia había rehabilitado en la calle Sagunto sirvieron a la Xunta para atender a esas personas mayores o con discapacidad con diagnóstico positivo en COVID que necesitaban cuidados más especializados que en sus centros de origen, pero no tanto como en el hospital.

En ese tiempo, atendieron a 134 personas, con una media de edad de 84 años. El 90% de estos usuarios se curaron y recibieron el alta. Fueron catorce los fallecidos. Ocho murieron tras trasladarlos al hospital y seis lo hicieron en el propio centro. Otra decena de pacientes también requirieron derivación a un hospital al complicarse su situación, pero lo superaron. En esta residencia gestionada entre Política Social y Sanidade pasaron una media de 15 días. Llegaron procedentes de quince centros diferentes, incluso uno de ellos de fuera del área sanitaria de Vigo. En concreto, del municipio ferrolano de Moeche, cuando la residencia habilitada con este mismo fin para el norte de la comunidad ocupó todas sus plazas.

La incidencia en el área viguesa ya es peor que la de la media gallega

No ha empeorado en el último balance de la Consellería de Sanidade, pero tampoco ha mejorado. La incidencia acumulada (IA) a 14 días del área sanitaria de Vigo está en 78 nuevos diagnósticos por cien mil habitantes, tras haber alcanzado el mínimo de la tercera ola el día 14, con 67. Si bien es cierto que está lejos del riesgo alto y se encuentra en niveles de mediados del mes de octubre, la evolución es la peor de Galicia y, desde ayer, ya supera la media de la comunidad –76–. Solo el área de A Coruña está peor –con 135–. A nivel municipal, la mala evolución de la pandemia en el municipio de Baiona hace que el comité clínico de Sanidade haya decidido subir sus restricciones dos peldaños de golpe. Asciende al nivel alto, aunque lo único que cambiarán son los aforos permitidos a la hostelería que, desde el viernes, deberá volver a cerrar su interior y servir solo el 50% de sus mesas en terraza.

El concello ha escalado hasta una incidencia de 148 casos por cien mil habitantes, cuando hace dos semanas estaba por debajo de 50. Además, los 18 casos que tiene han sido todos en la última semana. Sanidade sube las medidas en Cangas al nivel medio. Tiene una incidencia de 124 nuevos casos por cien mil habitantes en 14 días, aún fuera del umbral marcado de 150, pero los 68 de la última semana hacen prever que los superará pronto. Los aforos de sus bares se reducen a 30% en interior y 50% en exterior. El resto de municipios del área siguen en nivel bajo. Aunque aún lejos del nivel para subir las normas, también progresan mal Vigo –con una incidencia de 90–, Gondomar –91– y Redondela –79–. La buena noticia la ponen las unidades de cuidados intensivos. El número de contagiados con COVID desciende a 9, el nivel más bajo en este año. En planta se mantiene otros 53 pacientes positivos en SARS-CoV-2. Por otra parte, el cribado a través de las farmacias con kits de recogida de muestras de saliva finaliza hoy. El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Pontevedra hace un balance “muy positivo” de esta iniciativa, hasta el momento, ha destapado 74 infectados asintomáticos, el 0,2% de los analizados.

Hugo Barreiro| Pinche en en la imagen para ampliar

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