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El simulacro aéreo sobre la ría de Vigo que casi termina en tragedia

El helicóptero Pesca 1 que tuvo el incidente en julio de 2019. Ricardo Grobas

Un despiste pudo acabar en tragedia sobre en la ría de Vigo en julio de 2019. Fue durante un simulacro nocturno de rescate por parte de uno de los helicópteros de Gardacostas de Galicia. La nave, en la que iban cinco tripulantes, estaba realizando un entrenamiento y comenzó a descender a un régimen elevado sin que la tripulación se percatara. Pasó, según se recoge en el informe oficial sobre lo ocurrido, de 500 pies sobre el mar (150 metros) a solo 22 (7 metros). Pero la tripulación no se dio cuenta hasta que estaban a solo 50 pies. Fue una de las personas que iban a bordo la que, in extremis, dio la voz de alarma al ver un velero muy cerca. A través de una "maniobra brusca", el piloto logró invertir el descenso en el que se encontraba y no caer al mar.

Ahora la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC) acaba de arrojar luz sobre lo ocurrido aquella noche. Según el informe definitivo de la investigación que acaba de hacer público, la causa de este gran susto fue la "pérdida de conciencia situacional por parte de la tripulación".

Perfil del tramo de trayectoria en el entorno del momento de mínima altitud sobre el agua. CIAIAC

El helicóptero (un Sikorsky S76 C+ con la matrícula EC-JES) había despegado del aeropuerto de Vigo y la tripulación iba a realizar un simulacro de rescate en las proximidades de un acantilado. Todos ellos, según se recoge en el informe, se encontraban en posesión de las licencias y certificado médico para el vuelo. Además, disponían de una amplia experiencia en la actividad que estaban llevando a cabo.

La tripulación disponía de una amplia experiencia en la actividad que estaban llevando a cabo

¿Por qué no se percataron de que estaban a punto de caer al mar?

Según se recoge en el informe definitivo de la CIAIAC, la tripulación tenía asumido que la aeronave estaba operando bajo control de altitud, cuando realmente no era así, dado que no se había activado el sistema correspondiente. "Un exceso de confianza en los automatismos llevó a una situación de complacencia por parte de la tripulación que provocó la no realización de la obligada monitorización del descenso, llegando a alcanzar una grave situación de peligro", se advierte en el citado informe de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil.

Trayectoria que realizó ese día el helicóptero de Salvamento Marítimo. CIAIAC

Según constató la CIAIAC durante la investigación de lo sucedido, la aeronave tenía instrucciones de descender a 800 pies por minuto, pero no la de detenerse a ninguna altura concreta. "En todo momento existió la creencia por parte de la tripulación de haber activado los modos adecuados", afirma la CIAIAC en su informe. Además, lamenta que "hubo saturación de comunicaciones y de tareas (elementos distractores) a realizar en cabina" y también que "no se realizó ninguna comprobación cruzada de alturas durante el descenso". "No se prestó atención alguna a la monitorización del vuelo", sentencia en el apartado de conclusiones del informe.

El grito que evitó la tragedia: "¡Estamos bajandooo!"

Según se refleja en el informe, el operador de grúa que iba en el helicóptero fue clave para evitar que la nave cayera al mar. En un primer instante observó a través de la cámara térmica que había un velero por en canal de entrada a la ría de Vigo. Momentos más tarde, el rescatador que también iba en el aparato preguntó si estaban bajando, a lo que por parte de la tripulación se le confirmó que sí: hacia 500 pies de altura. Pero lo cierto es que estaban ya mucho más cerca del mar.

El operador de grúa vio un velero a un lado del helicóptero y el agua cerca, al otro

Siempre según el informe de la CIAIAC, alertado por la pregunta del rescatador, el operador de grúa vio a su izquierda por la ventanilla del copiloto el velero que había visto con la cámara térmica y, a su derecha, vio el agua cerca. De inmediato dio da la voz de alarma hasta en dos ocasiones, "una segunda vez ya gritando y mucho más alterado: ¡Estamos bajandooo!", se recoge en el documento oficial. En ese momento intentó abrir la puerta derecha, pero desistió al notar el palancazo y sentir el brusco ascenso de la aeronave. De hecho, creyó haber tocado agua a la vez que volvió a ver al velero por la izquierda observando que el palo mayor estaba por encima del rotor.

  • El espectacular rescate de Salvamento Marítimo desde los ojos de uno de sus tripulantes

Fuerte ascenso

En el momento del segundo grito del operador de grúa, el copiloto gritó "50 ft (pies)" y realizó un fuerte ascenso tirando hacia arriba del colectivo.

El informe de la CIAAIC concluye el informe con una recomendación al operador: "Se recomienda al operador Babcock que establezca los procedimientos adecuados para mejorar la instrucción referente a la adherencia a los procedimientos, en particular, en prevención de CFIT, respuestas a avisos y alarmas, en el entrenamiento inicial y recurrente de sus tripulaciones.

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