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¿Seguir creciendo en el campus o mudarse?

Vista aérea del campus de As Lagoas-Marcosende. | // RICARDO GROBAS

As Lagoas-Marcosende ha evolucionado durante los últimos treinta años hasta convertirse en un campus en el que las facultades conviven con centros de investigación punteros, instalaciones deportivas y una residencia estudiantil. Y que constituye además un escaparate de la mejor arquitectura contemporánea. Ante los planes del actual equipo de gobierno para trasladar titulaciones a la ciudad, los exrectores defienden su vigencia, sin menoscabo, eso sí, de ganar presencia urbana.

El conocimiento y la vida estudiantil han transformado la montaña en la que la Universidad nacía hace 30 años a partir del antiguo Colegio Universitario de Vigo (CUVI) y la Escuela de Ingeniería Industrial. El campus de As Lagoas-Marcosende fue creciendo en población y edificios hasta convertirse en un referente de la arquitectura contemporánea. Pero los diez kilómetros que lo separan de Vigo continúan siendo un hándicap y el actual equipo de gobierno quiere bajar titulaciones al centro para facilitar los desplazamientos de los alumnos y captar matrícula en los próximos años. Una decisión histórica que implicará un cambio radical de modelo y que los exrectores, a falta de que se conozcan los detalles concretos de la mudanza, ponen en cuestión.

Ni la segregación de Santiago fue sencilla –los alumnos arrancaron el curso 89/90 perteneciendo a Santiago y, a mediados de enero, pasaron a formar parte de la nueva Universidad de Vigo– ni tampoco la construcción de nuevas facultades y escuelas sobre unos terrenos comunales cuya expropiación siguió dando coletazos hasta hace solo unos años. “Su nacimiento fue muy complejo, requirió muchos esfuerzos y sacrificios. No puedo opinar con rigor porque desconozco el plan del equipo de gobierno pero los orígenes del campus requirieron mucho trabajo”, reivindica el primer rector de la institución olívica, Luis Espada.

  • “Su nacimiento fue muy complejo, requirió muchos esfuerzos y grandes sacrificios”

    Luis Espada - Primer rector 1989-1994

Domingo Docampo, que inició con su mandato los esfuerzos por generar un campus cohesionado y apostando por una arquitectura contemporánea de calidad, se muestra totalmente contrario al traslado de titulaciones.

“El modelo en el que creo y por el que siempre luché se basa en un campus digno y con los mayores avances tecnológicos, en el que la docencia y la investigación estén juntas y los estudiantes vivan la universidad. Todo lo que no sea esa unión, esa interacción continua es un despropósito. Llevamos mucho tiempo haciendo de As Lagoas-Marcosende un campus de referencia. No perdamos el norte. No acostumbro a opinar sobre asuntos menores pero esta es una cuestión importante y mi posición es muy clara”, sostiene tajante.

“Se capta a los alumnos por la excelencia, no por dar clase al lado de la playa”

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“Una universidad atrae estudiantes si es buena y tiene una docencia de excelencia y si sus alumnos salen muy bien preparados para el mercado laboral. No va a captar más estudiantes porque les den clase al lado de la playa”, comenta sobre los argumentos del equipo rectoral.

Docampo no oculta que los planes de mudanza la han dejado “un poco fuera de juego” y destaca que “hay que tener una visión más allá de la calle Príncipe” porque la Universidad cuenta con tres campus y los concellos que rodean a Vigo suman en conjunto una población considerable.

  • “Todo lo que no sea interacción entre docencia e investigación es un despropósito”

    Domingo Docampo - Rector 1998-2006

“Hay muchas cosas que se pueden llevar adelante en la ciudad, actividades de representación institucional e incluso cursos relacionados con la educación continua. Pero apartar a los estudiantes de su camino natural de estar en las facultades con los profesores, en un campus con laboratorios, aulas, bibliotecas e investigación es un despropósito. Sin más”, insiste.

Salustiano Mato también comparte esta visión: “Tener presencia en Vigo, sí, pero para dar un servicio con valor añadido a la ciudadanía, no pensando solo en los estudiantes, y siempre que sea económicamente viable y sostenible. Las hipotecas económicas pueden acabar con la salud de una universidad. Tenemos un campus que es un modelo internacional, un ejemplo en Europa y que tiene una coherencia. Sería un error desmantelar o vaciar una joya”.

  • “Tener presencia en Vigo, sí, pero para dar servicio a la ciudadanía. Sería un error desmantelar una joya”

    Salustiano Mato - Rector 2010-2018

Mato cerró el acuerdo con la Xunta para recuperar la presencia institucional de la Universidad a través del edificio de O Berbés. “Soy heredero del legado de Espada, Docampo y Gago. No hay que perder de vista todo el trabajo realizado por tanta gente durante los últimos 30 años. Siempre fui partidario de intensificar la relación con la sociedad, pero la penetración de la universidad no pasa por tener a los estudiantes disgregados por distintos puntos de la ciudad, sino por desarrollar una acción intensa con iniciativas como la sede de O Berbés, que se planteaba para dar servicio al mundo extrauniversitario, y con la creación de polos socioeconómicos como el que habíamos diseñado para la ETEA en torno al mar y la industria y que podría llegar a tener un impacto económico tan potente como el de la automoción. Eso es lo que tiene que hacer la Universidad en la ciudad”, defiende.

“Soy fan de abrir puertas, maridar sociedad y universidad y de volcar nuestras capacidades en resolver los problemas sociales y económicos de nuestro entorno y de Galicia. Pero si los planes del equipo rectoral pasan por desmontar el campus, que supongo que no, aunque no tengo información, no sería acertado. Podría desplazarse algún nuevo título que no tenga espacio en el campus. Pero hay temas muy claros en los que tiene sentido expandirse a la ciudad, por ejemplo, la formación ocupacional para que gente joven y adulta, empleados o en paro, se sumerjan en los nuevos empleo como los que tienen base en la digitalización. Este tipo de cuestiones para trasladar el conocimiento a la ciudadanía y en las que ya se está avanzando en el País Vasco y Cataluña son en las que hay que trabajar, no en cambiar las titulaciones de sitio”, subraya

Mato se muestra partidario de un debate profundo sobre este tema que implicaría una transformación de la UVigo: “No es un tema baladí, hay que plantear de qué manera se hace y contar con un análisis económico. Las juntas de facultad, los decanos y decanas y los órganos de gobierno son los que tiene que valorar esta decisión”.

Una referencia arquitectónica valorada en más de 100 millones

Estudiantes de arquitectura de escuelas españolas y europeas visitan con frecuencia el campus de As Lagoas-Marcosende, un escaparate del mejor diseño contemporáneo que acumula varios premios gracias a las piezas de Alfonso Penela, Noguerol y Díaz o Miralles y Tagliabue, obras que conviven con el germen, el antiguo CUVI de Desiderio Pernas.

El valor patrimonial de todos los inmuebles del campus, sin contar sus equipamientos, ronda los 110 millones de euros, destacando los centros científicos y tecnológicos Cacti y MTI (15,5 millones), el Edificio de Ciencias Experimentales (13 millones), la Escuela de Minas y Energía (12,6) y la Facultad de Económicas (11,8).

A estos costes habría que sumar los derivados de la expropiación de los terrenos que pertenecían a los comuneros de Beade, Zamáns, Bembrive y Valladares. Un proceso muy complejo y que generó interminables enfrentamientos judiciales entre el Concello y los comuneros. Los litigios se mantuvieron durante décadas y hasta hace poco años. En 2017, el Concello transfería a Bembrive 2,8 millones por la superficie que ocupa la zona deportiva.

“Su patrimonio arquitectónico es un valor añadido que debe estar sobre la mesa”

Pablo Campos Calvo-Sotelo - Catedrático de Arquitectura de la Universidad CEU San Pablo

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Pablo Campos Calvo-Sotelo

El catedrático de Composición Arquitectónica de la Universidad CEU San Pablo cuenta con un profundo conocimiento de las universidades gallegas que ha condensado en el libro “Campus-Galicia”. Suma una experiencia de 30 años que incluye más de 500 campus por todo el mundo, además de haber diseñado y planificado varios de ellos.

–En una entrevista anterior con FARO explicaba que es posible potenciar el campus de As Lagoas  a la vez que se gana presencia en la ciudad.

–Lo más importante es hacer una reflexión previa y una labor de fundamentación integral y de planificación para que la decisión final será la mejor posible. Claro que es compatible trasladar algún centro a la ciudad con el mantenimiento del campus, pero la clave es cómo acometerlo. El objetivo debe ser que ambos modelos, tanto el integrado como el segregado, generen un verdadero entorno vital integral. Que sean lugares en los que se estudie, se investigue y se viva. As Lagoas-Marcosende es un excelente ejemplo de campus segregado, no solo porque tiene equipamientos que han ido a más en las últimas décadas, sino que además es un ejemplo extraordinario de arquitectura moderna. Se puede mantener como un complejo vivencial integral e iniciar una nueva dinámica de insertar edificios en Vigo. Pero hay que ver la letra pequeña. ¿En qué zonas? La ETEA es un lugar maravilloso pero no es el centro urbano. Si se quieren trasladar nuevos servicios habrá que hacer una planificación académica, urbanística y social para determinar cuál sería estratégicamente el mejor lugar. Está demostrado que allá donde colocas un edificio o un campus se genera un fenómeno de regeneración e inducción económica. Por eso es tan importante decidir cómo se va a producir esa integración.

–Dada esa condición de referencia arquitectónica, ¿sería buena idea trasladar por completo el campus ?  

–No sé si ésa es la intención. Pero el campus tiene un patrimonio arquitectónico extraordinario generado durante décadas que lo hace diferente. Es un valor añadido que debería estar encima de la mesa antes de acometer ningún tipo de transformación. Quizá no sea el elemento sustancial, que supongo que será la interacción con la ciudad, pero sí debe estar presente. Es un escaparate de arquitectura moderna, uno de los mejores ejemplos que hay en España. Estas decisiones son muy importantes porque hablamos de procesos que se desarrollan durante años y que suelen ser irreversibles.

“Un campus segregado es compatible con trasladar algún centro a Vigo; la clave es la reflexión previa”

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–¿Qué fórmulas pueden ayudar a dotar de vida un campus segregado?  

–Han entendido que para crear un recinto universitario a 10 kilómetros de Vigo debes generar una microciudad. Si no, acabas creando un gueto o un campus que se vacía por la noche. Y los equipamientos y, por supuesto, los edificios docentes y de investigación, se han ido incorporando y mejorando durante años. El proceso es plausible. En esta idea de trasladarse al corazón urbano, que me parece extraordinaria, hay que sopesar todas las consecuencias y elementos. Cuanto mayor es el calado del cambio de modelo más necesaria es una reflexión profunda. La esencia de la universidad europea y española está dentro de la ciudad: Santiago, Salamanca, Bolonia, Oxford. Pero eso es compatible con campus segregados.

–¿Qué referentes pueden inspirar a Vigo para combinar ambos? 

–La Pompeu Fabra o la Politécnica de Cartagena, en cuyo plan director participé, eligieron un modelo dentro de la ciudad mediante la rehabilitación de edificios antiguos abandonados. También Alcalá de Henares recuperó inmuebles históricos a la vez que creaba un campus externo. Cagliari, en Cerdeña, comenzó a rehabilitar edificios en el casco histórico y hay un tren lanzadera que lo une con el campus segregado en 10 minutos. También Granada combina los dos modelos.

–¿Conoce alguna universidad que haya cerrado un campus externo para centrarse en la ciudad?.   

–Puede ser que haya ocurrido pero no lo conozco y, en todo caso, insisto en que pueden ser compatibles ambos modelos. Intuyo que la intención del Rectorado vigués es hacerse más presente en la sociedad y solo puedo recomendar que estudien todas las implicaciones académicas, urbanísticas, sociales y económicas. Tanto en As Lagoas-Marcosende como en la ciudad. Una opción en muchas universidades ha sido la de repartir titulaciones, dejando en los campus las que requieren más superficie, así como los parques científicos y tecnológicos.

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