Más de 3.700 desplazamientos de media al mes y unos 8 kilómetros ya ejecutados para conectar Coia con Teis, pasando por Castelao, Camelias, Venezuela, Pizarro, Travesía y Buenos Aires. Son algunos datos que radiografían el carril bici, una obra financiada por el Concello olívico y la Diputación que cumple un año y medio de vida. Esta infraestructura verde, una utopía para muchos antes de inaugurarse, es ahora una arteria clave en la movilidad sostenible y sirve de faro para guiar a la sociedad viguesa hacia un modelo de urbe respetuoso con el medio ambiente, una materia en la que el planeta exige sacar matrícula de honor, sobre todo, en el marco actual de pandemia, que ha expuesto claramente la necesidad de devolver a las personas un espacio entregado antaño al motor.
Los usuarios de bicicletas y patinetes han encontrado en esta senda un refugio para desplazarse por la ciudad. Entre las ventajas que destacan: evitan atascos, reducen gastos, liberan espacio público y ayudan a que se reduzcan los niveles de contaminación atmosférica y acústica. Según los datos ofrecidos por la entidad de Praza do Rei, la senda ciclable registra una media de 3.720 desplazamientos al mes, cifra que va creciendo con el paso de los meses y se beneficia del buen tiempo. Dos de los tramos con más éxito son el de Camelias (cruce con la calle Doctor Marañón) hacia el Concello, y el contrario (hacia Praza América). El menos transitado es el de Travesía.
El carril bici ya construido conforma una espina dorsal que comunica el este con el oeste de la ciudad y, como concreta la administración municipal, da forma a una de las infraestructuras sostenibles “más modernas, innovadoras y seguras de todo el país”. Son adjetivos avalados por sus características: trazado continuo, señalización horizontal y vertical de fácil comprensión, diseño coherente, pavimento antideslizante empleado en las pistas duras oficiales de la Real Federación Española de Tenis, separadores de plástico reciclado, plataformas para indicar la existencia de una parada de bus –actualmente, se desarrolla un sistema para permitir que, de forma automática, los semáforos se pongan en rojo para el ciclista en el momento en el que se aproxime un autobús– o unos 200 aparcabicis en todo el trayecto.
“Vigo seguirá dando pasos para convertirse en un lugar bikefriendly apostando por una movilidad sostenible y activa. El camino es largo, pero los pasos dados son firmes y decididos”, avanzan fuentes municipales. El alcalde, Abel Caballero, confirmó esta hoja de ruta el año pasado: su intención es poner en marcha otros tres carriles alternativos que cubran de punta a punta la ciudad –un corredor litoral pegado al recinto portuario, otro por el Lagares y un tercero por una zona más céntrica: Tomás Paredes, Pi i Margall, Praza da Princesa, Marqués de Valladares y Rosalía–. Y es que el regidor entiende que el carril bici “es una nueva cultura ciudadana” que merece especial atención.
¿Y qué aspectos debería mejorar la ciudad para potenciar el uso del carril bici? Alejandro Costa, secretario de A Golpe de Pedal, una de las asociaciones impulsoras de la obra, menciona los tres más urgentes –y que comparten entidades como Ecoloxistas en Acción, ConBici o Greenpeace–: campañas de promoción y formación, la apertura de una oficina municipal de la bicicleta y la puesta en marcha de un servicio público de alquiler de bicicletas eléctricas. “La construcción del carril bici es el primer paso, pero, una vez ejecutados tantos kilómetros, es necesario dar más”, sostiene. Al respecto, el Concello subirá a su página web un tríptico sobre el buen uso de esta carretera de movilidad sostenible.
Y es que, como apunta, el “miedo” es la “barrera principal” que impide a los vigueses cambiar de hábitos y sustituir el vehículo particular por la bicicleta. La receta para vencer este temor es “concienciar” a los vigueses –a usuarios y conductores de vehículos a motor– y “seguir ampliando el carril bici”. “Es fundamental la continuación por la avenida de Europa, esperemos que se inaugure cuanto antes, así como la Vía Verde: evitaría a los usuarios tener que circular por el ciclocarril de Travesía, una zona peligrosa por la densidad de tráfico y los vehículos en doble fila”, dice.
Costa también cita la importancia de prolongar el carril bici desde Samil hasta Bouzas y el Náutico. Precisamente, la Autoridad Portuaria de Vigo trabaja en la construcción de una senda ciclista que conecte la rotonda de Barreras con la Praza da Estrela a través de Beiramar y As Avenidas. Otra rama que reclama desde hace años el colectivo de las dos ruedas es la conexión Vigo-Pontevedra por Chapela y Vilaboa: “Es una opción muy interesante, daría servicio a una zona muy poblada. Ahora mismo, el proyecto está parado, ojalá se retome”.
La opinión de los usuarios
“Iría a trabajar en bicicleta si hubiera carril por Beiramar”
Los vigueses tienen clara cuál es la fórmula para que el carril bici gane adeptos. Ana Souto, amante de la movilidad en bicicleta, asegura que la senda ciclista le aporta “seguridad”, pero no se atreve a moverse más por la ciudad sobre dos ruedas por el “miedo”: “A Beiramar, por ejemplo, le tengo mucho respeto, por eso no cojo la bici para ir a trabajar. Lo haría si hubiera carril bici. También es necesario que los conductores se conciencien: creen que estorbas, te adelantan supercerca”.
“Es necesario un sistema público de alquiler de bicis”
Misma opinión muestra Marta Fernández, que cree clave un sistema público de alquiler de bicicletas: “En Ferrol, es un éxito”. Por su parte, Ceferino Sánchez asegura que “hace falta más información” y que se ejecute el tramo entre Castelao y Samil: “Lo usaría muchísima gente, sobre todo, en verano”. Como recomendación, señala que es necesario que los usuarios “tengan cuidado con los patinetes, que suelen ir muy rápido, y en las paradas de autobús”. “La bicicleta tiene mucho futuro en la ciudad”, apostilla.
“Hace falta más información para que gane usuarios”
Alberto Mouriño subraya que “falta mucho para que la ciudad esté preparada para las bicis, pero se están dando pasos importantes”. Se decía que Vigo, por las cuestas que tiene, no era un lugar para las bicicletas, pero se está demostrando que sí lo es, ya se ven muchas por las calles. Poco a poco, irán ganando protagonismo; es importante que se extienda el carril bici y se ofrezca más información”, anota.
“Se decía que Vigo no era una ciudad para las bicis, pero ya se ven muchas”
