Zona Franca ha ofrecido a la UVigo la posibilidad de alquilar o comprar la antigua sede informática de Caixanova en López Mora, un complejo de cuatro edificios por el que abonó en su día doce millones de euros. Aunque apoya la estrategia de la Universidad para trasladar títulos del campus a la ciudad, el organismo estatal no puede ceder el inmueble sin contrapartidas y el Rectorado se inclinaría por formalizar una adquisición.
Los detalles de esta operación histórica se darán a conocer durante la rueda de prensa conjunta que ofrecerán el lunes en el edificio de López Mora el rector Manuel Reigosa, el delegado de Zona Franca, David Regades, y el alcalde vigués, Abel Caballero.
Tal y como adelantó ayer FARO, la mudanza al centro comenzará en septiembre con dos grados de Filología y Traducción, Lenguas Extranjeras y Filología Aplicada Gallega y Española. El traslado implicará a unos 300 alumnos y 50 profesores y sobre la mesa también están la reubicación en la ciudad de las carreras de Traducción, con casi 500 matriculados, y Telecomunicaciones, con alrededor de 600.
En declaraciones a este periódico, Reigosa ha asegurado que la institución está realizando una “amplia reflexión interna” sobre el traslado de la docencia una vez que se ha aprobado el plan estratégico, donde aparece recogida esta decisión. Y asegura que mantienen conversaciones “con distintas instituciones” que “puedan facilitar el objetivo ya aceptado de que haya titulaciones que se impartan en Vigo”.
El rector fue inquerido durante el Consello de Goberno celebrado ayer por este tema, que no figuraba en el orden del día, e inscribió el traslado de docencia en un horizonte temporal de diez años y como una “oportunidad” para hacer frente a la caída de alumnos. “Si yo pudiera hacer que todos los estudiantes pudieran seguir su carrera en la ciudad de Vigo lo haría, eso para mí es algo importantísimo”, destacó Reigosa, según recoge el diario digital de la UVigo.
También abogó en varias ocasiones por negociar y alcanzar el “máximo consenso” y aseguró que seguirá manteniendo reuniones con las direcciones y decanatos de centros –la primera fue hace una semana– para “pulsar opiniones”. El “segundo paso”, avanzó, será impartir docencia en la ETEA.
La noticia de la mudanza ha causado sorpresa entre la comunidad universitaria. Trabajadores y alumnos echan en falta más debate y reprochan al equipo de gobierno que no les haya consultado una decisión de esta envergadura y que parece definitiva.
“Dicen que nos beneficia pero en ningún momento se nos ha consultado”
“Lo primero que escuchamos fueron los comentarios de algunos profesores, pero no tenemos información. Nos molesta que hayan tomado una decisión que nos afecta mayoritariamente a los alumnos y que dicen que nos beneficia, pero en ningún momento se nos ha consultado. Tampoco sabemos qué posibilidades tenemos de influir en una medida que ya parece tomada al 95%”, lamentaba ayer Alba Zels, presidenta de la delegación de alumnos de Filología y Traducción y estudiante de 4º de Lenguas Extranjeras.
Tras mantener una reunión con el equipo decanal, la delegación retomará la opinión de los alumnos para formar una postura conjunta y recabar las dudas y peticiones que plantearán al rector durante la junta de facultad del día 18.
“Permanecer en el campus o ir a la ciudad tiene sus pros y sus contras pero es necesario un debate abierto. Tengo compañeros de clase que viven en la residencia y que debe reservar plaza antes de que acabe el curso. Y contamos con bibliografía exclusiva que tendremos que subir a consultar si la biblioteca sigue aquí”, planteaba.
“Estoy muy enfadada. Es frustrante que las humanidades nunca cuenten”
“Estoy muy enfadada. No ha habido transparencia y nos trasladan a nosotros porque somos un grado minoritario. Es frustrante que las humanidades nunca cuenten. Los estudiantes somos los que pagamos la Universidad con las matrículas y no tienen en cuenta nuestra opinión. Hay mucho dinero público invertido en este campus y ahora quieren convertirlo en un polígono empresarial de Zona Franca”, criticaba Julieta Insagaray, estudiante de Ciencias del Lenguaje.
“Hay materias compartidas por los 3 grados. ¿Vamos a estar subiendo y bajando? Y los que venimos de fuera y que ahora solo cogemos un autobús hasta el campus tendremos que pagar uno a Vigo y otro hasta López Mora. La cafetería, que tiene una concesión por 5 años, perderá clientes”, planteaba.
“Me parece buena idea porque perdemos mucho tiempo en el autobús”
Otros estudiantes como Sarai Cajaraville no ven con malos ojos la operación: “Me parece buena idea porque perdemos mucho tiempo en el autobús, tardamos una hora en subir y otra en bajar”.
Belén Arias es profesora de Lengua y Literatura española en el Centro de Linguas, que se ubica en Filología. “Lo ideal es un campus integrado en la ciudad como el de Santiago. Estar alejados no facilita la relación con la sociedad. Pero dada nuestra situación separarnos unos aquí y otros en Torrecedeira no tiene sentido. Un campus es un punto de encuentro, debe facilitar la interdisciplinariedad. Si lo disgregas le quitas dinamismo. Y también hay que tener en cuenta que se ha hecho una inversión aquí y que los edificios funcionan”, reflexiona.
“El campus debe ser un punto de encuentro, separarlo tiene poco sentido”
“Estamos sorprendidos. No han hablado con los representantes de los trabajadores ni sabemos cómo se financiará esta operación. Batallamos a diario en las mesas de negociación para conseguir plazas o mejorar el salario de los asociados y nos dicen que no hay presupuesto. Y no es la primera decisión unilateral que afecta a toda la comunidad universitaria”, critica Arturo Parada, secretario general de FETE-UGT en la UVigo y profesor en Traducción, quien ya ha trasladado el tema a los servicios jurídicos del sindicato.
“Nadie tiene información. Exigimos que se nos informe y se analice una decisión de esta envergadura. ¿Qué va a pasar con los espacios vacíos en un campus que tiene varios premios de arquitectura?”, añade.
“No han hablado con los sindicatos ni sabemos cómo se financiará esta operación”
El grado de Enfermería de Povisa incrementa sus plazas
La Universidad aprobó ayer la oferta de plazas de grados y másteres para el curso 2021/22. El nuevo título de Filología Aplicada Gallega y Española, que sustituye a Ciencias del Lenguaje, contará con 50 vacantes y la escuela de Enfermería de Povisa ampliarán su cupo de entrada con 10 alumnos.
La principal novedad en cuanto a los másteres es el estreno del título Desafíos de las Ciudades Atlánticas, que ofertará seis plazas en Vigo si la verificación llega a tiempo.
También se dio luz verde al inicio del expediente de creación de las facultades de Diseño y de Dirección y Gestión Pública en Pontevedra y de Relaciones Internacionales en Ourense.
Asimismo, el Consello de Goberno aprobó una modificación del calendario de este curso y aprobó el del periodo 2021/22, que arrancará el 6 de septiembre.
También se dio luz verde a una nueva convocatoria de estabilización y promoción de profesores asociados acreditados con tres plazas disponibles para optar a ayudante doctor.
