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El 'rival' del presidente del Colegio de Enfermería: “Nunca nos dio las cuentas, algo tenía que esconder”

Pablo Moreira Hermelo

Al frente de Simplemente Enfermer@s, Pablo Moreira Hermelo, fue el último –y uno de los pocos– que se enfrentó a Carlos Fernández en las urnas por la presidencia del Colegio Oficial de Enfermería de Pontevedra. Desvela que fue él el que asumió el número 1 de la candidatura porque era el único del grupo que cumplía los exigentes requisitos para serlo establecidos por el propio Fernández en los estatutos. Denunciaron irregularidades en ese proceso electoral de 2018 y lo han llevado a los tribunales. La causa está archivada en la vía penal, pero en julio se celebra el juicio por la contencioso-administrativa.

–¿Cómo está el colectivo tras el estallido de esta bomba?   

–No nos coge del todo por sorpresa. En 2012 ya un grupo de enfermeros nos reunimos con él, le pedimos cuentas, auditorías... Nos prometió todo, pero nunca apareció. Daba largas. Sabíamos que estaba en rebelión con el Consejo General de Enfermería, que no pagaba las cuotas, pero si no las pagas deberías tenerlas guardadas. Sabíamos también que era una empresa familiar. Es un grupo de empresas en las que se mueve todo. Nuestra indignación llega un momento que pasa al hartazgo e, incluso, al pasotismo. Muchos estamos colegiados por obligación, no por lo que te da ni por cómo lo hacen. Nunca hubo una asamblea. Cuando ocultas tanto, algo tienes que esconder.

–¿En qué creéis que se están fijando los investigadores?  

–Puedes pensar mil cosas, pero no tengo ni idea. “¿Dónde está ese dinero que debes?”, supongo. Porque nosotros pagamos religiosamente. 

–¿Cuánto?   

–Alrededor de 225 euros al año Cuando hicimos los cálculos, el colegio ingresaba por cuotas unos 900.000 euros anuales.

–¿Y qué servicios recibís?   

–Tienes asesoría jurídica, cursos... Pero poca cosa. La gente se queja de que casi se reduce a la declaración de la renta anual. No destaca por los servicios al colegiado. Muy poca gente se beneficia de ellos.

“El colegio tiene que ser la voz de la Enfermería, pero hace tiempo que no nos representa”

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– Vosotros tenéis una causa abierta contra Carlos Fernández.

–Es por las últimas elecciones. Hubo muchas irregularidades. Hubo recolecta de votos. Se saltaban los estatutos de que el voto tenía que recogerse en el colegio y ellos fueron recolectándolos en centros de salud y hospitales, los metían en sobres y eran voto por correo. Fijaron la cita electoral para el domingo del puente de agosto. Ganamos con holgura en urnas, en voto por correo aparecieron todos sus votos. Tenemos el juicio en julio.

–Al margen, también denunciasteis públicamente dificultades para la presentación de candidaturas alternativas.

–Dieron de plazo cinco días con un fin de semana por el medio, con un pequeño anuncio en el periódico. Se extrañó que consiguiéramos presentarnos porque no se esperaba que nadie lo lograra en tan poco tiempo. Puede ser más o menos ético lo que hicieron, pero cumplieron los estatutos. No lo hicieron, en cambio, con el año en que debía convocarlo. Tenía que hacerlo a los 7 y lo prorrogó dos más.

–¿Cómo Fernández puede llevar tanto tiempo en el cargo?   

–Es extraño que estas instituciones no estén regidas por normas autonómicas. No. Estos son unos estatutos que se inventa una persona que está en el cargo y que están hechos para dificultar la presentación de candidaturas alternativas por los requisitos tanto para la presidencia como para la junta, que cuesta mucho cumplir. Lo habitual es que nadie sea capaz de presentar una alternativa, por eso la permanencia en el cargo tan larga. Con tres mandatos te plantas en más de veinte años. ¿Por qué hace eso? ¿Por miedo a que alguien entre ahí? En nuestro programa llevábamos que solo nos presentábamos para encargar una auditoría externa que revelara cómo están las cuentas y convocar unas elecciones, pero democráticas porque luego habría que cambiar los estatutos.

–Esto coge al colegio en un momento importante para el colectivo de Enfermería, con la pandemia.   

–Es un órgano colegial importante que no puede estar sin gobierno. Lleva muchos años parado. Estamos en un momento en el que faltan enfermeras, la gente está muy cansada y la responsabilidad de la enfermería lleva a que esto sea algo secundario. Por la responsabilidad de nuestra profesión, nos importa demasiado poco lo administrativo. Seguimos orgullosos de lo que hacemos. Nuestro trabajo no es de despachos, es de a pie de cañón, por eso no hay implicación en estos temas.

–¿Que no esté operativo ahora el colegio puede suponer algún trastorno, por ejemplo, para la interlocución con Salud Pública por la vacunación de todos sus asociados?   

–Todo eso debería pasar por el colegio, pero en la realidad no pasa eso ni nada. Debería ser un órgano de representación que se sentara con los políticos para tomar decisiones sobre nuestro ámbito de actuación, porque somos los que sabemos. La Enfermería debe estar sentada en esas mesas: faltan profesionales, cuántos necesitamos, vacunación, qué pasa con los sueldos... Tiene que ser la voz de la Enfermería, porque los profesionales están trabajando. Y más hoy, que acabas de estudiar y ya estás trabajando. El ritmo de trabajo no nos permite protestar, alguien nos tiene que representar. Hace tiempo que no lo tenemos, pero ahora se ejecutó la inoperancia del colegio.

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