Un espacio virtual para ilustrar los locales, parcelas y edificios abandonados en el casco urbano de la ciudad olívica. Es la intención con la que nació en junio de 2019 la cuenta de Instagram Vigo Baleiro. Actualmente, ofrece más de 540 publicaciones y supera los 560 seguidores. Detrás de la pantalla, está David, delineante de profesión. Este joven vigués prefiere no revelar su apellido para preservar su identidad. Y es que, como reconoce, en ocasiones, es necesario introducirse en alguno de estos lugares para fotografiar su estado y desnudarlos para la comunidad virtual.
El trabajo visual sirve de apoyo a un documento en el que se concreta la dirección de cada propiedad. Parece interminable: cuatro páginas con casi 600 direcciones. Se puede acceder a esta información, que se actualiza constantemente, desde la descripción de Instagram. Aparecen un sinfín de calles y avenidas: Balaídos, Castrelos, Beiramar, López de Neira, Progreso, Camelias, Elduayen, Ecuador, Eduardo Iglesias, Hispanidad, García Barbón, Honduras, Pescadores, Porta do Sol o Praza de Compostela. Entre los edificios más destacados, se citan la ETEA, la Panificadora o el Fraga.
“Empecé este proyecto para denunciar que media ciudad está quedando sin uso. Hay edificaciones, locales o parcelas abandonadas salpicadas por diferentes zonas, lo que puede llevar a pensar que no hay muchas y que el problema no es tan grande, por eso decidí reunir en un mismo sitio todas, para visibilizar esta situación, derivada, en bastantes casos, de la especulación urbanística frustrada tras romper la burbuja hace más de 10 años”, explica David antes de subrayar que “hay barrios casi vacíos”: “Uno es la Espedrigada, con una treintena de inmuebles. El Casco Vello, salvo las cuatro calles más bonitas, está en la misma. También hay varios por la zona de Beiramar, Sanjurjo Badía o Pi i Margall”, asevera.
Todas las imágenes que se muestran en el perfil han sido realizadas con el móvil o una cámara por su creador, que cuenta con la colaboración de cuatro compañeros y de la comunidad virtual. “Todo se basa en la observación. Me pasan fotos de parcelas, locales o edificios abandonados y me concretan la dirección para poder ir yo en otro momento. También me entero de más zonas al pasear o hacer recados. Al principio, solo me ayudaban mis compañeros; ahora, me mandan mensajes los seguidores, que, poco a poco, van siendo más. El proyecto empieza a ser más participativo, me hace ilusión”, manifiesta.
Si tiene que destacar algunos puntos en los que más “duele” ver propiedades abandonadas, se decanta por Uruguay, Cervantes, Alfonso XIII y el Casco Vello, así como el entorno de Beiramar, que dibuja una de las fachadas marítimas de la urbe. “También me da mucha pena el entorno de El Corte Inglés y calles del centro como López de Neira o Progreso, ya que están en una zona muy chula y bien situada”, anota, a la vez que lamenta que se anuncien reformas con infografías y acaben siendo olvidadas en el fondo de un cajón o se tarde tanto en ejecutarlas: un ejemplo es “la antigua sede del Círculo Católico de Obreros, en Doutor Cadaval”, para la que se proyectó un lifting, que luce desde hace más de un año una red azul que tapa sus caras.
David sostiene que apostar por la reforma de edificios abandonados y la ocupación de parcelas y locales se traduce en una mejora de los barrios y, por ende, de la ciudad. “Una zona gana vida cuando gana vecinos, no solo instalando las sedes de las instituciones públicas. Rehabilitar un barrio es arreglar los edificios y dotarlo de servicios para hacerlo más atractivo y que la gente quiera ir a vivir en él”, añade.
Precisamente, el Concello ya tiene en marcha el programa de edificación forzosa, que persigue poner importantes bolsas de suelo en manos de particulares o promotores interesados en desarrollarlas y construir vivienda consiguiendo el doble objetivo de acabar con puntos de feísmo al tiempo que se aumenta el parque inmobiliario vigués y se contribuye a bajar los elevados precios de compra y alquiler.
Una exposición en la ciudad
David avanza que tiene en mente organizar una exposición, idea que fue imposible llevar a cabo en el último año por la pandemia del COVID-19. Mientras, recuerda que el inventario, que espera completarlo “en un par de años”, está “abierto para todo el que quiera usarlo”: “Puede recurrir a él incluso el Concello. La intención es concienciar”.
