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Atravesar la cancela un año después

Atravesar la cancela un año después A. Blasco

“Un helado donde quieras, donde tú digas. Solo con verte, se me van los dolores”. Así le respondía Alsira Cendón a su hija, Rosa María Novoa, cuando le preguntaba qué le apetecía hacer en la primera salida de la residencia en la que vive, tras casi un año de encierro. Alsira ya no se da cuenta de que ha pasado tanto tiempo, pero su familia sí. Y no ha sido fácil.

Mayores de la residencia Sanitas de Vigo salieron ayer por primera vez del centro desde la declaración del estado de alarma de marzo | La felicidad se mezcla con “cierto miedo”

La resolución del 25 de febrero, por la que se permite la salida de los mayores de los geriátricos dos horas dos veces a la semana, “está teniendo una gran acogida desde el punto de vista afectivo y emocional, ya que es una noticia que llevan esperando ansiosamente estos últimos meses”, explica la directora del centro de Sanitas en Vigo, Marta Penido. Aunque subraya que los familiares han entendido “perfectamente que, a la espera de la vacunación y consiguiente inmunidad” debían protegerles. Los residentes de este centro, que no ha tenido ni un solo contagio, llevan sin salir desde la declaración del estado de alarma de marzo, más que para citas hospitalarias.

Recuerda que cuando se lo comunicaron a los residentes en los talleres, la reacción fue de “felicidad”, mezclada con restos de “miedo”. “Te dicen que ‘poquito a poco’”, detalla. Tanto los usuarios como la plantilla están todos vacunados y las serologías realizadas por Sanitas señalan que han “alcanzado el 100% de inmunidad”.

Antes del COVID, Alsira vivía con su marido en la residencia y su hija los llevaba a pasear dos veces por semana. “Íbamos a Samil o al centro comercial de aquí al lado a tomar algo”, recuerda Rosa, que destaca lo “complicado” que ha sido no poder hacerlo hasta ayer.

“Aunque más duro fue no poder verla al principio”

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A Alsira le basta con tener cerca a su hija. “Con el gusto de tenerte aquí, mi vida”, le dice y explica: “Es que nos vemos poco”. La semana pasada, la Xunta amplió las visitas a tres días a la semana para dos personas de referencia. Hasta entonces, solo era una. Pero tiene ganas de que le dé “el aire” y alejarse del “jaleo” del centro para compartir momentos con mayor intimidad. Rosa le trajo una tarta con velas por su 88 cumpleaños, el 10 de junio, y el resto de la familia siguió el momento por videollamada. Este aniversario esperan que sea diferente.

“Aunque estén vacunados, debemos ser responsables. Aprovechemos esta oportunidad”

Rosa Mª Novoa - Hija de Alsira Cendón

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Rosa María Novoa y su madre Alsira Cendón, que salía ayer, por primera vez desde el 14 de marzo Marta G. Brea

Rosa destaca el “trabajazo” de la plantilla y les agradece mucho las múltiples videollamadas. Hace un llamamiento a la responsabilidad: “Aunque estén vacunados, debemos ser responsables y cumplir las normas. Nos están dando una oportunidad, aprovechémosla”, defiende.

“Ha tenido dos bisnietos que solo conoce por fotos o el móvil. El lunes conocerá a uno”

Elia Fernández - Hija de una usuaria

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Elia Fernández - Hija de una usuaria Marta G. Brea

Elia Fernández de la Gándara también recogerá a su madre el lunes para llevarla a pasear por los jardines del pazo de Quiñones de León, un lugar muy especial para la familia. Para ella, uno de los peores trances de su vida fue tener que ingresarla en el mes de junio. Se vieron obligados por el avance de su demencia, aconsejados por los médicos. “Fue horroroso, tuvieron que confinarla en su habitación tras la PCR negativa”, recuerda y agradece el trato de la plantilla para superarlo. “Son maravillosos”. Desde esta semana, con los resultados de la serología, pueden tocarse, abrazarse. “Fue importantísimo para mí”. Durante este tiempo ha tenido dos bisnietos que solo conoce por fotos. El lunes conocerá al hijo de su nieto predilecto.

La incidencia de COVID en la ciudad repunta por primera vez en 24 días

La curva de contagios continúa la tendencia a la baja en el área, pero de forma más lenta. De hecho, la ciudad de Vigo registró ayer el primer repunte de incidencia desde el 2 de febrero. Es una subida pequeña: solo un punto más que en la jornada anterior, hasta los 139 nuevos diagnósticos por cada cien mil habitantes en dos semanas. Y aún está mejor que la media del área –145– y que la de Galicia –166–. Pero es la demostración de que el descenso en la aparición de nuevos casos se está frenando en el área.

Se observa de forma clara en la razón de tasas. Es un índice que se obtiene dividiendo la incidencia a 14 días actual entre la de hace una semana. Si es superior a 1, la curva está creciendo. Si es inferior, bajando. Y cuanto más lejos del 1, lo hace a mayor ritmo. Según este parámetro, empezó a descender el 3 de febrero –0,99– y alcanzó la mayor velocidad de caída dos semanas después, el día 17 –0,54–.

Desde entonces, se ha ralentizado todos los días menos uno. Ayer estaba en 0,72. En el resto del área, los tres municipios en peor situación son Moaña –con 361 nuevos diagnósticos de COVID por cada cien mil habitantes en dos semanas–, Pazos de Borbén –367– y Mos –292–, los tres en nivel de riesgo extremo. Sin embargo, los dos últimos disfrutan de las restricciones más leves, ya que han empeorado su incidencia después de que la Xunta determinará el nuevo mapa de normas. De seguir así, es probable que el comité clínico de Sanidade revise su clasificación el martes. En la situación contraria están Redondela –202– y Oia –por debajo de 250–, que han mejorado sus datos. Según el último parte de Sanidade, el área registró 46 nuevos casos en 24 horas. Fueron más las altas, por lo que los pacientes en fase activa de la infección bajaron en 49 hasta los 945. La presión asistencial se mantiene estable en la red viguesa, con un ingreso más en planta. El viernes había 53 contagiados en camas convencionales y 16 en puestos de críticos.

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