La Agencia Espacial Europea (ESA) está planeando una misión de exploración en cuevas lunares tras la selección de sendos estudios sobre este objetivo, uno de la Universidad de Oviedo, en el que colabora la Universidade de Vigo (UVigo), y otro de la Universidad de Würzburg, ciudad del estado alemán de Baviera.
Se estima que existen unas 200 cuevas bajo la superficie de la Luna, una de ellas llega a tener una superficie similar a la de toda la ciudad de Vigo. Las grandes agencias del espacio inician la cuenta atrás para explorarlas y en esa misión tiene mucho qué ver la Universidad de Vigo.
¿Qué podría aportar el conocimiento de estas cuevas?
Estas cavidades son de particular interés para los geólogos planetarios, ya que han permanecido inalteradas durante miles de millones de años. Pero existe un interés añadido, y es que podría servir de refugio, en un futuro, a equipos de investigación que lleguen a alunizar para emprender otros estudios. Incluso, se contempla como posible vivienda para los primeros 'residentes' del satélite, que estarían protegidos de la radiación, de los drásticos cambios de temperatura entre el día y la noche lunar y de los micrometeoritos.
Se estima que existen unas 200 cuevas bajo la superficie de la Luna, una de ellas llega a tener una superficie similar a la de toda la ciudad de Vigo
En una combinación que maximizaría el retorno científico, los equipos a cargo de dos de los estudios fueron seleccionados para participar en el estudio de diseño Concurrent Design Facility de la ESA (CDF). Las tecnologías que han desarrollado permitirían explorar y documentar de forma segura un pozo lunar y echar un primer vistazo a los túneles a los que podría dar paso.
La Universidad de Oviedo ha estado estudiando cómo desplegar una flotilla de pequeños robots dentro de una cueva. En colaboración con la Universidad de Vigo y Alén Space, su investigación se centra en solventar el problema de la ausencia de luz solar —y, por consiguiente, de energía solar— dentro de una cueva, además de cómo transmitir datos desde los robots a un róver sobre la superficie lunar.
La solución del equipo es usar una grúa para bajar los robots al tubo de lava. El róver de superficie, equipado con un panel solar, les suministraría energía por medio de la grúa empleando un “cabezal de carga” fijado a la base de la grúa. Al estar a la vista de los robots, el cabezal de carga los alimentaría y recibiría y transmitiría datos de forma inalámbrica. Las tecnologías que estos equipos han desarrollado, sintetizadas en un enjambre de robots introducidos en un pozo lunar con una grúa, permitirían una exploración y documentación segura de un pozo lunar, así como un primer vistazo dentro de los túneles a los que puede conducir un pozo.
La Universidad de Würzburg, por su parte, ha estado explorando el concepto de bajar una sonda usando una correa para explorar y caracterizar la entrada, las paredes y la parte inicial de los tubos de lava lunares. Se cree que estas enormes cavernas subterráneas se formaron a través de flujos de lava hace miles de millones de años.
Llamada 'Daedalus', la sonda esférica compacta estaría equipada con LIDAR 3D, visión de cámara estéreo y la capacidad de moverse de forma independiente. Al crear un modelo 3D del interior de un tubo de lava, la sonda podría identificar recursos geológicos y buscar ubicaciones con niveles de radiación y temperatura estables; esta información podría acercar a la construcción de un asentamiento humano en la Luna.
Si bien la superficie de la Luna ha sido bien documentada por naves espaciales orbitales, esconde un mundo subterráneo que sigue siendo un misterio. El refugio que brindan las cuevas lunares, así como el acceso al agua y otros recursos, podrían ser vitales para la futura exploración humana o robótica de la Luna.