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Reinventarse o morir en plena pandemia

Reinventarse o morir en plena pandemia

Al ver cómo el ERTE de su empresa encadenaba un mes tras otro, alargado por una pandemia que va camino de cumplir un año, Nerea González, azafata de vuelo, decidió mover ficha: buscó un local en Sanjurjo Badía, cerca de casa, y montó su propio negocio, un centro de belleza. Si lanzarse a la piscina empresarial nunca es fácil, hacerlo en plena crisis sanitaria, con el fantasma del confinamiento y el cierre forzoso sobrevolando, lo es todavía menos.

“Tienes miedo, claro”, reconoce. Tanto, que solo se decidió a firmar cuando vio que la curva de contagios empezaba a mejorar. Su negocio, Mon Plaisir Beauty Artist, abrió la semana pasada, el día 15. “Pensé que este era mi momento, que al estar en ERTE era ahora o nunca”, explica. La apuesta no pinta mal. Pese a las restricciones y las complicaciones del COVID, durante sus primeros días consiguió llenar agenda varias veces.

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El de González no es un caso aislado. Según la Asociación de Comerciantes de Teis a lo largo de los últimos meses, en especial desde que empezó el año, siete negocios han iniciado su camino. Otros están a punto de hacerlo o, en algún caso, han optado por renovar el local. Centros de belleza, dedicados a la venta de material sanitario o la ropa del hogar, hostelería, un almacén de venta de patatas... Todos, comenta Roberto Giráldez, gerente de la asociación, en el entorno de Sanjurjo Badía. Cada uno tiene su propia historia, pero ha sido el COVID el que, de una forma u otra, ha precipitado el cambio. Hay casos como el de Nerea González, por ejemplo, que ha decidido echar mano de su formación previa y emprender.

“Tienes miedo, claro, pero pensé que era ahora o nunca”

Nerea González - Mon Plaisir

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Nerea González - Mon Plaisir Alba Villar

“Hay gente que se ha quedado sin trabajo y monta un negocio”, comenta Giráldez. La tendencia sería similar a la que se detectó hace una década, durante la crisis económica, cuando buen número de personas que perdían sus empleos invertían ahorros o indemnizaciones en su propio proyecto. Ahora habría una diferencia: la hostelería lleva un año inmersa en una larga travesía por el desierto, lo que le resta atractivo. Su situación no evita que entre las aperturas –desliza la asociación– haya por ejemplo un pulpeiro que ha decidido  también mover ficha al ver cómo su actividad en las ferias se hundía.

En otros casos el COVID sirvió para acelerar planes. Le ocurrió a Mobles Soliño, en Enrique Lorenzo desde hace años. Carmen Soliño explica cómo decidieron modernizar las instalaciones por dos razones vinculadas con el coronavirus: disponer de tiempo para planificarlo y, sobre todo, el aumento de demanda. “No puede decirse que nos fuera bien porque el tiempo que se estuvo cerrado no se recupera, pero sí es cierto que se ha vendido”, comenta: “La gente valora más el hogar, la comodidad”. A modo de ejemplo, recuerda cómo el teletrabajo y el estudio en casa llegaron a agotar las sillas de estudio. También se demandan sofás y colchones.

No son lo únicos. Giráldez explica cómo la apuesta por los alimentos frescos y de calidad ha llevado a muchos jóvenes a descubrir mercados tradicionales como el de Teis, una tendencia a la que ha ayudado también que muchos clientes prefieran huir de las aglomeraciones. En el propio mercado de Teis –anota la asociación– acaba de ocuparse un puesto para un negocio de la reparación de ropa.

“Ya lo teníamos pensado, pero ahora nos ha venido bien”

Iria Rodríguez - Pistamedical

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Iria Rodríguez - Pistamedical Alba Villar

El golpe que el COVID asestó hace un año al sector aeronáutico afectó de lleno a Nerea González, azafata. Desde entonces está en ERTE. Al ver cómo los meses pasaban sin que la situación mejorara, decidió mover ficha: tiró de su formación y abrió una clínica de belleza, natural y personalizada en Sanjurjo Badía: Mon Plaisir. “Tienes miedo, claro, pero pensé que era ahora o nunca”, comenta.

Pistamedical no es nueva en Teis. Desde hace años tiene un almacén con el material sanitario que reparte al por mayor. En septiembre, en plena pandemia, decidió sin embargo dar un pequeño giro: abrieron una tienda minorista. “Ya lo teníamos pensado, pero ahora, al no poder visitar clínicas, nos ayuda”, anota Iria Rodríguez. En el local venden, por ejemplo, productos de rehabilitación y geles.

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