Las joyas ocultas tras las fachadas de los edificios históricos de Vigo

De la EMAO, al Moderno, Mülder o Casa das Artes, los inmuebles más reconocidos de la ciudad esconden interiores conectados con su historia

Las joyas ocultas tras las fachadas de los edificios históricos de Vigo

Las joyas ocultas tras las fachadas de los edificios históricos de Vigo

Si las paredes de El Moderno hablasen contarían una historia digna de las mejores y más enrevesada páginas de Ken Follett. Hablarían de cómo el edificio se levantó entre finales del XIX y principios del XX con planos de Michel Pacewicz y por encargo de Manuel Bárcena, de cómo a los pocos años de inaugurarse se reconvirtió en uno de los hoteles más famosos de Vigo –El Moderno, del que toma desde entonces el nombre–, de cómo en una de sus habitaciones falleció en 1930 el empresario teatral Fernando Díaz de Mendoza o cómo a mediados de los 50 recibió un nuevo chute de vida por obra y gracia de Cesáreo González, uno de los reyes del celuloide español del siglo pasado y quien lo reconvirtió en Gran Hotel.

De la EMAO, al Moderno, Mülder o Casa das Artes, los inmuebles más reconocidos de la ciudad esconden interiores conectados con su historia

Su relato incluiría detalles sobre cómo olían sus cortinas la madrugada del martes de Carnaval de 1910, cuando un incendio devoró a solo unos metros el Teatro Rosalía; o cómo retumbaron en su rellano los tiros que zumbaron el 20 de julio de 1936 en Porta do Sol después de que los militares leyesen el bando de guerra. Las paredes del Moderno no hablan, pero quien tiene la oportunidad de darse un paseo por sus escaleras o caminar bajo la gran lámpara con cuentas de vidrio que cuelga en su recibidor puede perfectamente imaginarse cada uno de esos episodios de su historia centenaria. Algo parecido sucede a quienes visitan el Simeón, otra de las joyas arquitectónicas que rodean el Sireno; suben por las escaleras decoradas con azulejos del Mülder, en Montero Ríos; recorren los pasillos del Teatro Afundación, la EMAO, el Náutico o Casa das Artes, hoy espacio dedicado a la cultura, pero que se concibió en origen –en la década de 1930– como sede del Banco de España. Son todos edificios emblemáticos, con fachadas admiradas y fotografiadas desde la calle.

Tras sus muros, sin embargo, se esconde con frecuencia un tesoro igual de monumental. Con mayor o menor intensidad, dependiendo de cuánto, cómo y con qué tino se hayan reformado con el paso de los años, sus interiores relatan la historia de cada edificio. En el centenario de Pacewicz, quizás el artífice de las envolventes más reconocibles de Vigo, los arquitectos reivindican también su faceta como creador de espacios íntimos, mucho menos conocida. FARO ofrece un paseo por los pasillos de algunas de sus obras y las de otros inmuebles históricos de la ciudad.

Círculo Católico, el tesoro que espera.

Tras años de abandono, el Círculo Católico, atribuido a Pacewicz y situado en Doctor Cadaval con López de Neira, tiene ya un proyecto de reforma en marcha. En la imagen, uno de sus salones.

Interior del Círculo Católico

Interior del Círculo Católico / Archivo

La cámara acorazada de Casa das Artes.

Cuando lo proyectó, en la década de 1930, Romualgo de Madariaga tenía en mente que el actual edificio Casa das Artes sirviese como sede del Banco de España. Sus funcionarios dieron vida al edificio hasta los 80. Aunque hace décadas que tiene un uso cultural, conserva todavía su vieja cámara acorazada.

Interior de la Casa das Artes

Interior de la Casa das Artes / Marta G. Brea

Cascada de luz en el Simeón.

Uno de los detalles más especiales del edificio Simeón, situado en el lateral de Porta do Sol (nº6), son los forjados de los balcones, inspirados en el estilo Art Nouveau, dentro del edificio ese espíritu se mantiene en la impresionante baranda de la escalera, completada con lámparas colgantes. El edificio es obra de Gómez Román.

Interior del edificio Simeón

Interior del edificio Simeón / Alba Villar

Los detalles de De la Fuente.

Uno de los grandes apellidos de la arquitectura viguesa es De la Fuente. En la foto, uno de los salones de Colón 22, edificio trazado en su despacho en 1914. Se retocó en los 30 y está a punto de reformarse.

La sofisticación del edificio Romero.

En 1938 la calle Príncipe estrenó uno de sus edificios más característicos: el conocido como edificio Cortefiel, nombre que toma de la marca instalada en su bajo. El inmueble, proyectado por Antonio Cominges por encargo del empresario Alfrendo Romero, está en pleno proceso de restauración con proyecto de OPV Arquitectura. En la imagen, la chimenea de uno de sus salones.

Interior del edificio de Jenaro De la Fuente

Interior del edificio de Jenaro De la Fuente / Cedida

La EMAO: aprender arte entre arte.

Construido con planos de Michel Pacewicz a finales del siglo XIX, el edificio de la Escuela de Artes y Oficios, la EMAO (García Barbón, 5) conserva en sus pasillos la elegancia del arquitecto polaco.

Interior de la Escuela Municipal de Artes y Oficios

Interior de la Escuela Municipal de Artes y Oficios / Marta G. Brea

Elegancia al servicio del espectáculo.

Entre los interiores más admirados de Vigo destacan los del teatro Afundación (García Barbón), edificio diseñado por Antonio Palacios y rehabilitado en los 70 por Desiderio Pernas. 

Interior del Teatro Afundación

Interior del Teatro Afundación / Cedidas

Un recibir monumental para El Moderno.

A lo largo de su centenaria historia El Moderno (Policarpo Sanz, 1), proyectado por Pacewicz a finales del siglo XIX y promovido por Manuel Bárcena, ha servido en varias ocasiones como hotel –su nombre lo toma de uno de ellos, El Moderno– y bloque de apartamentos. Su recibir conserva el espíritu señorial del caserón.

Interior de El Moderno

Interior de El Moderno / Alba Villar

El Mülder: sinfonía de color en clave modernista.

Nada más cruzar su portal principal, antes incluso de subir por las escaleras que llevan hasta sus apartamentos, el edificio Mülder –en el número 22 de la calle Montero Ríos– regala a sus visitantes una explosión de color y luz. El inmueble, trazada por Manuel Gómez Román, se construyó a principios del siglo XX por encargo de Enrique Mülder Palmer. En su diseño agitó una mezcla de estilos vieneses y belgas que se deja sentir ya en recibir, decorado con un colorido juego de azulejos. El inmueble es conocido por la característica cúpula que lo corona.. 

Interior del Mülder

Interior del Mülder / Alba Villar

El estilo parisino de Pacewciz, renacido en Concepción Arenal.

El estilo elegente y ecléctico de Pacewicz, educado en el París del XIX, enamoró a la burguesía viguesa. Gracias a la simbiosis que se trabó entre ambos, el arquitecto y García Barbón, el conde de Torrecedeira, Silva o Yáñez, entre otros, se levantaron en la ciudad alguna de sus joyas arquitectónicas. Una de ellas es la Casa para Savador Aranda Graña, situada en Concepción Arenal nº 1, rehabilitada con proyecto de Pedro de la Puente –en colaboración con Carlos Viqueira– para la firma Interatlantic.

Interior del edificio de Concepción Arenal

Interior del edificio de Concepción Arenal / Cedidas por Pedro de la Fuente

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