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Mercedes Bangueses | Historiadora, autora de “Escultor Silvino Silva. Xamaruas dos arxinas”

“La obra de Silva es formidable, en número y diversidad; también cuidó la de otros”

Bangueses, ayer, al lado de la escultura de Silva “Muller cavilando nas cousas da vida”. | // MARTA G. BREA

Vigo está salpicado del arte de Silvino Silva. En su taller, a golpe de cincel y con un mimo que para él no admitía el uso de más maquinaria que las herramientas tradicionales de los canteiros, tomaron forma muchas de las esculturas que hoy se reparten por la ciudad. Por ejemplo, el cruceiro del monte A Guía o el de A Pedra o el monumento “Muller cavilando nas cousas da vida”, situado en O Castro. La historiadora y docente Mercedes Bangueses lanza ahora, coincidiendo con el vigésimo aniversario del fallecimiento de Silva, una monografía sobre su vida, obra y pensamiento.

El libro lo publica el Instituto de Estudios Vigueses (IEV), de la que Bangueses es integrante.

–La publicación del libro coincide con el aniversario del fallecimiento de Silva. ¿Casualidad?

–El libro es un estudio de la obra de Silvino Silva, pero también un homenajea una persona sensible, de las que no hacen ruido, pero que dejó una obra formidable en número y diversidad. No solo eso. Silva también se dedicó a cuidar y restaurar obras de otros artistas. De ahí el título del libro, que al traducirlo es compañero de los canteiros. No deja de ser un reconocimiento a su obra, pero también a su persona, sin duda. Él falleció el 9 de febrero. Pensábamos presentar el libro ese día, pero no ha podido ser por cómo está el panorama.

–¿Cómo surge la iniciativa de preparar un libro sobre su figura?

–Él dejó escritos sobre cuestiones que le interesaban y su familia había intentado transformarlo en un libro, pero no fue posible. Un compañero del IEV, José Luis Mateo, me habló del material, que es maravilloso. En él se recoge su sensibilidad hacia el trabajo con la piedra, sus preocupaciones... El espíritu del escultor. Encontrarte con algo así es algo maravilloso.

–El libro va más allá entonces de una simple biografía, se apoya en el propio testimonio de Silva.

–El libro consta de varias partes. Una son sus escritos. Él narra en primera persona aspectos como sus vínculos familiares, la ilusión que tenía de ser músico cuando era niño, cómo empezó a dedicarse al trabajo de la piedra... Hay otra parte, también suya, con un homenaje al trabajo de los canteros y la jerga que utilizaban entre ellos. Recoge expresiones, palabras y terminología. En otra parte está el trabajo de los canteros, cómo se corta la piedra, la forma en que se coloca… Con dibujos suyos. Hicimos también una selección de poesías que hacen referencia a los canteros y a sus propias esculturas. Nosotros lo que hicimos es darle forma.

–¿Cuántas obras pudo crear Silva a lo largo de su vida?

–Él hablaba de 104 cruceiros. Algunos en Madrid y Sevilla. En el libro se hace una selección. En lo que se refiere a esculturas igual estamos cerca de la veintena. Luego hay fuentes, que es otro tema que él trabaja, sus alegorías... Hablamos de una obra bastante diversa.

–Sin embargo no es tan conocido como otros escultores, como Conde o Leiro, por ejemplo.

–No solo le pasa a él. Creo que por su condición humilde, por su manera de ser, Silva se quedó un poco en la sombra. Por eso nos parece importante volver a hablar de él. El Concello lo contrató en el año 67 como peón de parques y jardines, luego montó su propio taller en Moledo y en el año 87 fue nombrado escultor oficial del Ayuntamiento. Es el único caso que hay.

–Silva se formó en la EMAO, lo que demuestra la importancia de la escuela en la historia de Vigo.

–En Vigo es un referente. Silva estuvo en la escuela en los años 60 y tuvo como profesor a Camilo Nogueira. Acabó de hecho en su taller e intervino en algunas de sus esculturas. Después lo contrató el Concello, en el 67, como peón.

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