El segundo tramo de rampas en Gran Vía, con aprobado general antes incluso de arrancar

Dos chicas se hacen un selfi en las rampas, ayer / Marta G. Brea
“Que sigan adelante con las rampas. ¡Por mí, si pueden, que empiecen ya pasado mañana!” Habla María del Pilar, vecina de Vigo, con casa en la calle Colombia y una de las personas que ayer subían por la Gran Vía con ayuda de las cintas mecánicas que arrancan en Urzáiz y se extienden hasta el cruce con Venezuela. Su deseo ahora –igual que el de otros muchos usuarios– es que las rampas sigan avanzando por el bulevar hasta que permitan recorrerlo de abajo a arriba.

María del Pilar
Aunque la mezcla de colores de su cubierta tiene partidarios y detractores, quienes recurren a las cintas con frecuencia para recorrer Gran Vía abogan por ampliarlas, la idea inicial del Concello –de hecho el alcalde ya presentó el proyecto– y que ahora acaba de despejarse de la mano del TSXG. Sus magistrados –con un voto particular– anularon la resolución emitida en 2018 por la Xunta en la que se denegaba al Concello la autorización para acometer la reforma del bulevar. El TSXG considera que Patrimonio no ha demostrado que el proyecto afecte a los edificios catalogados del entorno, el principal argumento esgrimido por la Xunta.
“No me parece que desentonen con el resto, más bien lo hacen los edificios entre sí. A mí me gustan los colores. Parece que estamos en Ámsterdam o que emulan la bandera LGTBI”, destaca María del Pilar. Además de las rampas de Gran Vía echa mano también del elevador que conecta la plaza Isabel la Católica con la calle Pizarro.
A Beatriz Sánchez, manchega, las rampas le convencen también tanto por su utilidad como por su planteamiento estético. “Es un espacio interesante, la verdad. Visto desde la parte alta de la avenida se aprecia la gama de colores. Completa la calle y le da vida”.

Beatriz Sánchez
Otro de los aspectos que le convencen son las zonas ajardinadas. “Recuerda a un jardín botánico. Me parece bien. Habría que crear más espacios así”, anima. Maite Aznar, residente en el centro de la ciudad, comparte también la utilidad de las cintas y el bulevar, aunque no termina de ver el juego de colores.

Pedro Lorenzo
“Me cuesta subir la pendiente. Las cintas son muy cómodas para la gente mayor. Vienen genial”, comenta Maite, que ayer tomaba un café y ojeaba el periódico sentada en uno de los bancos repartidos bajo la cubierta acristalada. Tras la sentencia del TSXG valora que se pueda seguir con el trazado, aunque espera también que afecte lo menos posible al tráfico. “En verano sobre todo se mueven muchos coches por las playas”.

Maite Aznar / Fotos: Alba Villar
Valoración positiva hace también Pedro Lorenzo, otro vecino de la ciudad, que al igual que María del Pilar recorría ayer la avenida en las cintas mecánicas. “Por mí que empiecen con el resto. No me parece que desentonen”, señala.
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