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Sonsoles Leal | Coordinadora de la UCI para pacientes COVID de Povisa

“Nos preocupa que lleguen a la UCI personas con condiciones físicas óptimas”

La responsable de la UCI para pacientes COVID de Povisa, Sonsoles Leal, en su mesa de trabajo. | // ALBA VILLAR

Sonsoles Leal lleva coordinando la UCI para pacientes COVID de Povisa desde que arrancó la pandemia y el hospital tuvo que habilitar zonas diferenciadas para infectados. Trata a diario a los enfermos más graves con coronavirus y por eso siempre es interesante escucharla y saber realmente los entresijos de la situación actual marcada por la virulenta tercera ola.

–Hace un año hablábamos y la situación no ha mejorado, es más, al, contrario. ¿Cómo lo lleva?

–Bastante bien. A pesar del número de contagios diarios, en Povisa no hemos llegado al nivel de presión de la primera ola. Tenemos ahora mismo 22 pacientes en planta y 7 en la UCI.

–¿Se esperaba una tercera ola tan fuerte como esta?

–Yo incluso esperaba más, que el pico de ingresados en UCI fuera mayor que en la primera ola.

– ¿Se fue demasiado permisivo durante las navidades?

–Yo creo que se informó mal, es el problema de toda la pandemia. No se trata de ser permisivo o no, sino de explicarle a la gente cuáles son los riesgos. No es cuestión de cuánto se prohiba sino de que nos enseñen a qué nos exponemos. Los contagios se están dando en comidas, reuniones, en las que aunque parece que hay algo de distancia, la gente se quita la mascarilla, ese es el mayor riesgo. Y eso no nos lo han explicado. Cuando estaba la hostelería abierta, cumplían el aforo, pero las mesas estaban a menos de un metro unas de otras, y aunque estés al aire libre en esa distancia hay mucho riesgo.

–En la UCI, ¿cuáles son las diferencias que perciben entre los pacientes de la primera ola con los que están llegando ahora?

–Lo mejor es que ya sabemos cómo se trata esto, mientras antes había mucha incertidumbre. Es más fácil que la enfermedad evolucione favorablemente ahora que antes. La parte mala, es que hay más jóvenes y sin factores de riesgo. En marzo o abril del año pasado había personas que llegaban a la UCI con COVID y que estaban obesos o tenían algún otro problema. Ahora no. Tenemos gente que baja de los cincuenta años sin ningún factor de riesgo. Eso podría tener que ver con la aparición de las nuevas cepas, aunque es una opinión subjetiva. En esta tercera ola algo ha cambiado que está afectando a pacientes jóvenes sin factores de riesgo. Además, me da la sensación que esas personas antes no desarrollaban una enfermedad grave y ahora sí lo están haciendo.

– ¿A nivel farmacológico qué es lo que se ha modificado para el cuidado de pacientes graves con COVID?

–En la primera ola era un cóctel de medicamentos, estaba la hidroxicloroquina… Que ahora se ha demostrado que no tienen cabida. Ahora es mucho más sencillo. En cuanto a manejo respiratorio, podemos utilizar sistemas no invasivos en los pacientes que desarrollan una enfermedad moderada. Y ya sabemos cuál es la evolución temporal, ahora sabemos cuándo el paciente crítico puede dejar de estar aislado porque ya pueden tener una PCR negativa.

–En Vigo y en el conjunto de Galicia está habiendo una mortalidad elevadísima en esta tercera ola.

–No se si tiene que ver con el COVID. Yo creo que los pacientes llevan meses sin medicarse. Con la pandemia hay enfermedades crónicas que por miedo o dificultad para asistir a un médico, ahora los enfermos se han deteriorado. Y se contagian de COVID y eso produce el cóctel. Un ejemplo, hace ochenta años te ponías enfermo y aguantabas en casa con los remedios caseros que hubiera y demás hasta que empeorabas mucho y si tenías dinero ibas al hospital. Eso está pasando ahora mismo, la gente está aguantando con lo que tiene o como puede. Por varios motivos, porque tiene miedo de ir al médico o a los hospitales o porque no son capaces de acceder a sus médicos de cabecera. En marzo del año pasado la gente estaba sana, y ahora estamos notando que hay muchos pacientes con COVID con enfermedades crónicas sin diagnosticar y otros que estaban diagnosticados y que han empeorado considerablemente.

–Sobre esto, ¿cuáles son las patologías asociadas de los pacientes que llegan a la UCI COVID ahora mismo?

–Los factores de riesgo siguen siendo los mismos, obesidad, hipertensión… Pero estamos viendo por ejemplo muchos infartos evolucionados, complicaciones de la cardiopatía isquémica que hace quince años no se veían, porque la gente infarta en sus casas sin venir al hospital. Las enfermedades de base están más descontroladas y eso provocará que aumente por tanto la mortalidad tanto en personas contagiadas de COVID como en el resto.

–El Cunqueiro está acogiendo ya a pacientes de otras áreas sanitarias, también de la UCI, ante el colapso de otros hospitales gallegos. ¿Povisa también tendría esa capacidad?

–Tenemos capacidad tanto en la UCI como en planta. En el mes de enero no hemos parado nuestra actividad, hemos funcionado en quirófano con normalidad, tenemos camas disponibles y lo que haga falta.

–¿Los profesionales estáis notando mucho desgaste, también a nivel personal ?

–Somos personas y todos los ciudadanos lo estamos llevando mal. Vemos que esto no se acaba y que las restricciones siguen, que no nos podemos ver. El ser humano es social. Y luego claro, el cansancio de estar otra vez trabajando con EPIS, aislamientos, etc.

–¿Qué es lo que más os está preocupando en la UCI ahora mismo?

–Lo que más está preocupando es que llegan personas jóvenes que las ves en unas condiciones físicas óptimas, atléticos, en forma... y que están atravesando la enfermedad de forma muy grave.

“Permitimos a las familias que entren a estar con los enfermos terminales hasta el final”

–¿Cómo está siendo la comunicación con las familias?

–Seguimos en contacto con las familias por teléfono y los pacientes que están despiertos hacen videoconferencias en la medida de lo posible para que puedan hablar y verse.

–En la primera ola había dicho que se planteaban permitir a los familiares de los pacientes terminales que entraran en la UCI a despedirse de ellos. ¿Lo están haciendo?

–Los fallecimientos que hemos tenido han sido por lo general por mucha patología crónica avanzada, que por tanto no son repentinos. Y se ha permitido a la familia venir, ponerse un EPI y estar con él hasta el final. Ya lo hacemos desde la segunda ola. Tuvimos un paciente que se veía que iba a fallecer y estuvo la familia varios días viniendo y entrando todos las tardes en la UCI hasta que falleció.

–¿Qué opina del proceso de vacunación?

–Nos tenemos que vacunar, y deberíamos hacerlo lo antes posible a la población de riesgo. Porque la vacunación se basa en una inmunidad que no sabemos cuánto va a durar.

–¿Entiende que haya gente que tenga dudas o que incluso rechaza vacunarse?

–También hay gente que no se toma una aspirina. Si hay personas que no saben los beneficios que tienen las vacunas... Y hay millones de personas que se han salvado gracias a ellas de morir de enfermedades como el sarampión.

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