El 7 de febrero de 1981 Galicia cambió. Aunque no sea una de las efemérides que despiertan el recuerdo inmediato en la sociedad, esa jornada marcó un antes y un después en la comunidad. A las 12:00h de aquel día hace ahora 40 años, bendición mediante, el puente de Rande quedaba oficialmente inaugurado, una infraestructura colosal que cambiaría las comunicaciones en Galicia.
Fueron cuatro años de construcción faraónica para parir un viaducto de casi 1.600 metros de largo a 50 metros sobre el nivel del mar. Los más de cien obreros a cargo de Juan Ramón Álvarez Arnau levantaron una de las obras más emblemáticas de Galicia. El material llegaba en barco desde Guixar, pero no siempre se podía trabajar. Las inclemencias meteorológicas fueron el gran obstáculo. También influyeron las limitaciones técnicas de la época a las que hubo que poner solución sobre la marcha. Sin ir más lejos, fue necesario importar maquinaria desde los Estados Unidos para colocar medio millón de tornillos de la construcción original. Hubo además que realizar complejas excavaciones en el lecho de la ría -que dieron con vestigios arqueológicos de la Edad de Bronce-, y que mover piezas de más de 6.100 toneladas.
Otros cuatro años aproximadamente hicieron falta para completar los accesos y el resto de la AP-9, pero llegó el día de la apertura al tráfico, un evento que Faro de Vigo contó en un especial de 36 páginas. En portada, el acto festivo de Rande contrastaba con la repulsa por el asesinato del ingeniero José María Ryan a manos de ETA.
Cuatro décadas separan aquel día de celebración y orgullo del de hoy, pero ¿qué permanece y qué ha cambiado?
Peajes
La AP-9 surgía como solución a la saturación que sufría la N-550 entre Pontevedra y Vigo desde el 1978: 14.000 vehículos al día. En 2019, según los datos de Audasa, el puente de Rande contó con un flujo medio diario de 59.898 vehículos.
Cuando la vía abrió al tráfico, por los menos de ocho kilómetros Vigo-Rande los coches pagaban 35 pesetas, 50 por el trayecto Cangas-Vigo y 120 por viajar desde Pontevedra a Vigo. En la comparativa de lo que Audasa recaudaba con esta tasa salía bien parada: los peajes de la AP-9 eran inferiores a los de vías similares en el resto del país, algo que contrasta directamente con la realidad actual. Este 2021 los conductores se desayunaban con que la AP-9 lideraba la subida de peajes pese a congelar la tarifa en 26 de sus tramos.
Con todo, en el 81 ya aparecían suspicacias sobre este asunto. Martínez Torea, primer teniente alcalde de Vigo por aquel entonces ya dejaba claro su parecer: “Para mí una autopista es como un río navegable que cuantos más afluentes tenga de esta misma consideración más útil será a la comunidad. El condicionante de que tenga que ser de peaje no lo defiendo aunque admito que en estas calendas no hay otra solución […] De todos modos, hay que tener en cuenta que al término de años deja de ser de peaje”. Quién podía prever que, con una pandemia de por medio, ahora Audasa plantee ampliar la concesión de la AP-9 más allá del 2048 -que es cuando expira el actual contrato- para compensar los efectos del COVID.
Por lo que pudiese pasar, aquel 7 de febrero de 1981 Faro, pensando en los bolsillos de sus lectores, repartía con el diario un cupón para hacer uso gratuito de la vía.
Scalextric
Otra cuestión que se ha mantenido vigente durante 40 años en relación con la AP-9 ha sido el scalextric, una de las obras urbanísticas más polémicas de la ciudad olívica. Hace apenas unas semanas que comenzaba la demolición del puente de Alfonso XIII, último vestigio de la construcción y que ha causado infinidad de accidentes de camiones, furgonetas y autobuses, encajados bajo esta vía de paso que engullía a los vehículos que superaban los 2,5 metros.
En una encuesta realizada por FARO a diferentes autoridades con motivo de la inauguración de Rande, la opinión sobre la entrada en servicio del scalextric era unánime. Manuel Caride, presidente en el 81 de la Federación Gallega de Transportes, se mostraba tajante en su respuesta: “No. […] El paso elevado de Lepanto va a acarrear más problemas de los que ya tiene de por si este pedazo de ciudad”. En esta misma línea, el que era concejal-delegado del Tráfico del Ayuntamiento de Vigo apuntaba que “el acceso a Vigo no debiera de haberse proyectado en el corazón de la ciudad saturado de tráfico urbano”. Pero al despropósito le llegó su hora.
La celebración: del 1981 al 2017
Juan B. Diamante Cabrera, Director General de Carreteras acompañado de otras autoridades y tras la bendición del vicario de la diócesis, fue el encargado de inaugurar la vía. “Toda Galicia presente en los actos” titulaba Faro la página gráfica dedicada a retratar la celebración que se trasladó a A Toxa. Una monumental y suculenta tarta de chocolate que recreaba el puente puso la nota dulce de la velada.
Menos boato tuvo la inauguración de la ampliación del puente el 30 de diciembre de 2017. Tras más de 30 meses de trabajo, el puente de Rande lucía por fin su nuevo aspecto, una obra que los asistentes, entre ellos Mariano Rajoy cuando aún era presidente del Gobierno, catalogaron también de “histórica”.
Menos de mes y medio después los operarios y las máquinas volvían al viaducto para reiniciar los trabajos de mejora en el tablero original. Sin embargo, la apertura exprés de las alas de Rande dio vía libre a Audasa para comenzar a aplicar la subida del 1% anual en sus peajes.
Con sus idas y venidas, de lo que no cabe duda es de que el puente de Rande fue y sigue siendo un icono de la ría y el ejemplo de la obra civil elevada a la categoría de arte.
