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Cerco a la hepatitis C en drogodependientes

La TCAE Feli Faro y el doctor Morano, con las tarjetas diagnósticas.

En el último lustro, la atención a la hepatitis C ha dado un paso de gigante. Los nuevos fármacos antivirales tienen una administración sencilla, de entre dos y tres meses, se toleran bien, valen para cualquier tipo de paciente y, lo mejor, curan al 98%. Ahora que el tratamiento no es un problema, los esfuerzos se centran en diagnosticar a los que no saben que la padecen y en rescatar aquellos casos que sí recibieron en algún momento ese resultado, pero se perdieron en el sistema.

¿Y por dónde empezar?

En la Unidad de Patología Infecciosa del Hospital Álvaro Cunqueiro lo tienen claro: por el colectivo con mayor prevalencia, los usuarios de centros de atención a la drogodependencia.

¿Y cómo conseguirlo?

Simplificando el proceso. Antes, debían acudir 6 o 7 veces al hospital antes de recibir el fármaco. Ahora, prácticamente, no lo pisan. El objetivo es erradicar la enfermedad de este grupo en el plazo de dos o tres años.

El objetivo es erradicarla en este colectivo en dos o tres años | El proyecto trató en un lustro a 572 personas | Adapta el circuito asistencial para evitar numerosas visitas al hospital

Este proyecto de Microeliminación de hepatitis C en usuarios de drogas en el área sanitaria de Vigo, liderado por el doctor Luis Morano , se coordina desde la Unidad de Patología Infecciosa, Microbiología y Farmacia del Chuvi y en él participan los centros de tratamiento de la adicción Cedro –del Concello de Vigo–, Alborada y el de Cangas –también municipal–, a los que acuden habitualmente 2.100 personas.

Con un pinchazo en la yema del dedo se extrae la sangre para rellenar la tarjeta que luego se remite a Microbiología para obtener un diagnóstico de hepatitis C.

Según un estudio en pacientes que acudían por otros motivos a Atención Primaria, el Ministerio de Sanidad calculó que el 0,85% de la población española tiene anticuerpos frente a la hepatitis C. Es decir, que su organismo ha estado en contacto con el virus. De ellos, el 0,22% tiene infección activa –PCR positiva–. El resto, o se han curado con tratamientos o, de forma espontánea, su propio sistema inmunitario ha eliminado el virus –le pasa a una quinta parte de estos enfermos–. Pero los porcentajes se disparan entre usuarios de centros de drogodependencias. Más de la mitad –el 55%– tienen anticuerpos y, entre estos, el 70% tiene el virus activo.

¿Por qué se infectan más que la población general? La vía fundamental de transmisión es la sangre u otro producto sanguíneo.

“Los que han consumido o consumen, fundamentalmente por vía intravenosa –aunque no solo–, tienen una altísima tasa de infección por compartir utensilios”

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El doctor Luis Morano R.Grobas

Esto explica el internista especialista en infecciosas, el doctor Morano, y apunta que también se han descrito casos por compartir material al consumir por vía nasal.

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Y muchos de estas personas se quedaron sin tratar durante años por la complejidad de los tradicionales circuitos para el diagnóstico y tratamiento: su centro de adicciones le manda al médico de Primaria; este le cita para un análisis de anticuerpos; y, luego para los resultados; si es positivo, va al especialista; le pide una PCR por la que tiene que volver por el hospital; otra cita para ver los resultados; si se confirman, hay que ver cómo está el hígado –cuánto más rígido, más enfermo–... Un montón de visitas antes el tratamiento. “Estos pacientes con adicciones, a veces, múltiples, y otras con patología psiquiátrica, que en muchos casos están en situación de exclusión o casi, tienen difícil acceso al sistema sanitario”, explica el doctor y añade: “Muchos nunca llegaban o venían la primera vez y no volvían”.

Así que apostaron por adaptar los circuitos asistenciales a las necesidades de este colectivo “convirtiendo un proceso largo y tedioso en algo muy sencillo”. Cuando acuden a su centro de atención a la drogadicción, le ofrecen la prueba. Enfermería les pincha en la yema de los dedos y recoge esa sangre en una tarjeta que envía a Microbiología del Cunqueiro. A los positivos susceptibles de tratamiento incluso se les puede evaluar el daño hepático con un fibroscan en su centro habitual, que también se ofrece a administrarle el tratamiento.

El doctor Morano presentó los resultados del proyecto el fin de semana en el XV Curso en Avances en Infección VIH y Hepatitis virales de Agidei. Gracias a este programa, desde 2015, se han tratado a 572 personas. Pero este colectivo, aunque es donde la hepatitis C es más prevalente, no es el único que la padece. En general, la consulta de patología infecciosa el Chuvi trató a unos 1.500 pacientes en este lustro y curó al 98%. Aunque España el segundo país que está más cerca de erradicar esta enfermedad, se calcula que aún hay 80.000 personas que la padecen y el 30% no lo sabe. Las sociedades científicas piden un cribado universal. Morano apunta que la vacunación frente al COVID es una oportunidad “excepcional”.

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