La Policía Nacional sigue inmersa en la investigación para esclarecer la muerte de Roberto C.P., un vecino de Chapela (Redondela) de 51 años cuyo cadáver fue hallado a última hora de la tarde del sábado en su domicilio tras varios días sin saber de él. Los efectivos localizaron el cuerpo atado de pies y manos y también amordazado, presuntamente, con la misma cinta de color blanco que anudaba sus extremidades. Un llamativo chaleco cubría además su cabeza, según pudo saber este periódico.

El grupo de Homicidios de la Comisaría viguesa que se ha hecho cargo del caso citó ayer a varios de sus allegados hasta las dependencias de López Mora para los primeros interrogatorios. Fuentes policiales consultadas precisaron que, por el momento, no había ningún sospechoso principal ni tampoco detenidos en el marco de este suceso.

Son muchas las incógnitas que todavía rodean el caso. Y es que por el momento, fuentes oficiales no han confirmado que se trate de una muerte violenta, si bien a tenor de cómo se encontró el cuerpo y su colocación, todo apunta a un crimen. Fueron unos amigos de este redondelano los que alertaron a la Policía. Llevaban al menos dos días tratando de localizarlo telefónicamente sin éxito, por lo que se presentaron en su vivienda, situada en calle San Telmo, en la bajada a la playa de Arealonga.

Allí, se encontraron con la música a muy alto volumen, por lo que intuyeron que Roberto se encontraría en su interior,. Al no atender a sus llamadas, rompieron un cristal de la puerta principal y ya lo observaron tendido en el suelo del salón. La puerta, como ya informó FARO, estaba cerrada con llave.

A la llegada de los agentes, derribaron la puerta, encontrándose al varón atado de pies y manos con una cinta adhesiva. La boca también la tenía tapada, supuestamente, con la misma cinta blanca, según fuentes cercanas a la investigación.

Todo lo actuado pasó a disposición del Juzgado de Instrucción de Redondela en funciones de guardia. Hasta el punto también se trasladaron dos médicos forenses y efectivos de la Policía Científica y Judicial para la inspección ocular. De entre los múltiples vestigios recogidos, tomaron huellas de la verja que cubría la puerta principal, comprobando en varias ocasiones que funcionaba con normalidad.

La segunda incógnita que busca respuesta es el móvil del presunto homicidio. Fuentes próximas a la investigación no descartan ninguna hipótesis, tanto que a última hora del sábado, ya cuando se procedió al levantamiento y traslado del cadáver, los investigadores revisaron las inmediaciones de la vivienda y en varios solares abandonados colindantes en busca de su documentación y alguna otra pista. En la segunda planta de la vivienda de San Telmo, vivía un familiar suyo, que no escuchó nada sospechoso, previsiblemente por el alto volumen de la música.

El domicilio no se encontraba desordenado. La tercera cuestión versa sobre la causa de la muerte. Los forenses del Instituto de Medicina Legal (Imelga) podrán arrojar las primeras conclusiones tras la práctica de la autopsia preliminar.

La muerte de Roberto C.P. provocó una gran consternación en la localidad donde era muy conocido. Muchos lo recuerdan paseando a su perro You, un bulldog americano de nueve años, por la playa. Hacía un tiempo que había sufrido un importante accidente de tráfico que le provocó secuelas de diversa índole. Fuentes cercanas a la investigación también confirman que sobre él pesaba un antecedente por tráfico de drogas, pero hace ya casi dos décadas. Sus allegados lo recuerdan, incrédulos todavía por lo sucedido, como “un muy buen amigo y una muy buena persona”.