Poco a poco, los destellos de esperanza sobre el un posible freno de esta explosiva tercera ola parecen ir consolidándose. Tras dos jornadas de ligerísima bajada de la incidencia acumulada a siete días en el área -de 342 a 338 nuevos casos por cada cien mil habitantes-, esta tendencia se observa hoy también en un índice más robusto, el de la incidencia a dos semanas. Por primera vez, desde el 4 de enero, no sube. Se mantiene en 611 nuevos diagnósticos por cada cien mil habitantes.

Es la ciudad la que ejerce un efecto tractor en esta contención de la expansión del virus en el área, al registrar una clara mejoría. Su incidencia a dos semanas baja en un solo día en doce casos por cien mil habitantes, hasta los 446. Y es la primera vez que se reduce desde el 5 de diciembre.

El número de nuevos positivos notificados hoy por la Consellería de Sanidade en la comarca viguesa sí aumentan con respecto al día anterior -225-. Pero también subió el número de pruebas realizadas tras el fin de semana. Se efectuaron 2.582. Además, se queda lejos del récord alcanzado hace solo cinco días -354-. El área llega a la redonda cifra de 17.500 diagnosticados con COVID en toda la pandemia y 3.680 que la padecen en la actualidad.

Lo que sí se sigue agravando es la presión asistencial. Hay 19 infectados más en camas convencionales de los hospitales vigueses, hasta los 178. En UCI aún aguantan en 23 pacientes, con la previsión de sufrir en los próximos días el mismo incremento explosivo que se vivió previamente en contagios y, después, en planta.