Que el Gobierno le meta un tijeretazo al IVA para que pase del 21% al 10%. Es la petición que pregonaron esta mañana bajo la lluvia casi 200 profesionales de peluquerías, barberías y centros de estética de la ciudad en una manifestación celebrada en el entorno del Museo de Arte Contemporánea de Vigo (MARCO) en la que se cumplieron a rajatabla las medidas anti-COVID. Consideran que el impuesto debe ajustarse a su condición de sector “esencial”, como así se les tildó oficialmente cuando la pandemia daba sus primeros pasos en España, y “no de lujo”.

La protesta, que sacó a las calles a empleados y empresarios de estos gremios en casi un centenar de lugares del territorio nacional, fue reconocida por la organización como la más importante de la historia. Con carteles reivindicativos, clamaron al unísono frases como “No somos lujo, somos esenciales” o “IVA al 10% ya” para mostrar su disconformidad con el porcentaje aplicado actualmente, que agranda todavía más la herida provocada por los golpes del coronavirus: en Galicia, ha provocado el cierre de unos 300 negocios.

En la lectura manifiesto, los convocantes recordaron que, hasta el 2012, estos sectores ya tenían el IVA reducido -del 8%-, pero el gobierno del PP se lo “arrebató” diciendo que “sería temporal”. “Se aplicó la misma subida en la cultura, el cine o las floristerías. A todos ellos ya les han devuelto su IVA reducido. Inexplicablemente, nosotros seguimos tributando un IVA general del 21% que no nos corresponde”, señalaron antes de detallar que, en 2018, se aprobó una proposición no de ley presentada por PSOE y Podemos -y ERC y PNV-, formaciones que estaban “en la oposición por aquel entonces”: “Son los que gobiernan ahora y no aplican lo que aprobaron”.

“Pasamos del 8% al 21%. Esos 13 puntos se tradujeron en una subida de los impuestos del 150%"

“Estamos aquí para luchar por lo que nos pertenece y para decir a los políticos que nos representan que, mientras ellos juegan a votar a favor o en contra por intereses partidistas, sin tener en cuenta el contenido de lo que están votando, nuestro sector agoniza, pierde cada día cientos de puestos de trabajo y matan la ilusión y el esfuerzo de cientos de emprendedoras que tienen que bajar la persiana de sus negocios para siempre porque no pueden aguantar la presión fiscal a la que el estado nos tiene, injustamente, sometidas”, señalaron.

Fue una injusticia”

Entre los manifestantes, se encontraba Joaquín Rúa, que levantaba con su mano derecha el cartel amarillo en el que se reflejaba el motivo de la concentración mientras alzaba la voz para acompañar a su compañeros de gremio en la petición de bajar el IVA al 10%. Regenta una peluquería-barbería que toma su nombre en Travesía de Vigo. Minutos antes de leerse el manifiesto, aseguraba que, en 2012, “se cometió una injusticia” con el sector: “Pasamos del 8% al 21%. Esos 13 puntos se tradujeron en una subida de los impuestos del 150%". En un sector como el nuestro, en el que los profesionales no distribuimos nada, sino que manufacturamos, es decir, somos artesanos, ese aumento no lo podemos repercutir en el precio del cliente, porque quedaríamos fuera de mercado, no seríamos competitivos. Lo asumimos los empresarios”.

En su caso, la facturación cayó un 30% en 2020. Relaciona este desplome con el “miedo” de la gente a acudir a los locales, a la huida de los ciudadanos a las aldeas y a la venta de máquinas para cortar el pelo durante el confinamiento domiciliario de primavera, “más de 3.000 en la ciudad”. Mención aparte merece la cancelación de eventos, que deja una huella profunda en el sector: “Nos han fallado las bodas, comuniones, bautizos, fiestas de los pueblos, celebraciones navideñas... eso se traduce en servicios que se dejan de hacer”.

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A unos metros, estaba Iria Estévez, propietaria de la peluquería Aloa, en O Calvario. Mostraba una opinión idéntica a la de su compañero de profesión. “Si nos consideraron esenciales durante el primer estado de alarma, nos deben bajar el IVA. Por ese abuso que supone este impuesto, que nos asfixia, trabajo sola, no puedo contratar a una empleada. Hay que seguir luchando”, señalaba antes de detallar que se arrepiente de ser autónoma por el panorama que le dibujan las autoridades.

Cerca, Itziar Figueirido lucía en su pecho el cartel reivindicativo. Es la dueña del centro de belleza Itzy Figueirido, en la calle Carral. Decidió dejar su puesto de trabajo durante unas horas para asistir a la manifestación y pedir al Gobierno “que deje de desangrar” al sector. “Si nos consideran esenciales, que bajen el IVA. Si eso ocurre, podría hacer frente a los gastos sin ningún problema, no tendría que quedarme solo con el 30% del importe de un servicio, podría tener empleados y no trabajar 12 horas al día”, comentaba. En su negocios, los ingresos han caído un 30% por el COVID. “Nos hace mucho más daño el IVA que las consecuencias de la pandemia”, zanjaba.