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Asientos libres, aforos completos

Los puestos en la biblioteca de Torrecedeira, repartidos entre estudiantes y sitios COVID. | // A. VILLAR

No solo las terrazas y mesas en cafeterías son los espacios más demandados y deseados por los jóvenes –y no tan jóvenes– en la ciudad. Y es que los puestos en las bibliotecas también se rifan al mejor postor, concretamente al afortunado que llegue en primer lugar hasta las instalaciones. En plena época de exámenes y a consecuencia de la reducción de aforo, lograr una plaza en alguna de estas salas se vuelve una quimera. “No se hacen reservas de plazas, muchos estudiantes esperan en la puerta que abrimos, y en los 15 primeros minutos ya están todos los espacios ocupados. Al ser pocos, se llenan a diario”, explica la directora de la biblioteca autonómica Juan Compañel.

El responsable de esta situación no es otro que el COVID, que obligó a reducir los aforos en las bibliotecas entre un 33 y un 50%, y a respetar la distancia de metro y medio entre cada estudiante. En esta instalación del Casco Vello, de los 86 puestos de lectura, actualmente solo están disponibles 48 distribuidos en varias plantas. “Hemos implementado un sistema para poder controlar a todas las personas que entran en la biblioteca. Así, a su llegada se les entrega un cartón que delimita un puesto. La idea es saber ya desde conserjería cuántas plazas están disponibles y quiénes están en cada una. Cuando un estudiante termina, se desinfecta ese puesto”, amplía la directora.

Situación pareja se desprende de la siempre concurrida biblioteca de Torrecedeira, junto a la Escuela de Ingeniería Industrial. En su caso pasaron de 315 puestos de lectura a 72, que ayer en la mañana se encontraban prácticamente copados. “Se trata de un biblioteca libre, tanto para estudiantes de la UVigo como para opositores. Sí es cierto que tenemos reservado el 50% de aforo para nuestros universitarios pero por preservarlos. Los puestos no se reservan de forma previa, sino por orden de llegada”, esgrimen desde el centro vigués de Torrecedeira. A este respecto, fueron varias las quejas de alguno de estos estudiantes no universitarios que se quedaron sin plazas por no ser alumnos de la propia UVigo.

Y es que, por ejemplo, el fin de semana, esta biblioteca está habilitada solo para alumnos de la Universidad olívica, no así la Biblioteca Central, ubicada en el campus Lagoas-Marcosande, a donde se derivan al resto de estudiantes. “En los últimos días solo estamos teniendo estudiantes universitarios, pero por ejemplo, durante el fin de semana, si llama o pregunta alguno ajeno, se les deriva a la Central, donde pueden utilizar los puestos de lectura”, amplían desde la biblioteca de la Universidad.

Precisamente es la Biblioteca Central la que, por tamaño y disposición, cuenta con un mayor número de plazas hábiles: 172 de las 351 totales. Le siguen las de la facultad de Industriales con 134 puestos, Económicas, con 76, Ciencias Jurídicas con 70, Telecomunicaciones con 67, Ciencias experimentales con 58 y por último Filología con 56 puestos.

Navia y UNED

También la incidencia de los exámenes se ha notado en la salas de lectura municipales, tanto las aulas de Navia como las de la UNED, en el auditorio Mar de Vigo, y en la biblioteca Neira Vilas. Así, atendiendo a los datos de usuarios y ocupación en el mes de diciembre, la afluencia a la Navia se sitúa en 6.210 usuarios, con especial presencia a partir del día 20, coincidiendo con la época de exámenes (el lunes 28 fue el de mayor afluencia con 488 usuarios entre mañana y tarde; el doble que cualquier otro día).

En el caso de la sala de lectura de la UNED, se contabilizaron 17.674 usuarios (8.859 de mañana y 8.815 de tarde) a lo largo mes de diciembre, con especial incidencia los días 28, 29 y 30, triplicando a jornadas anteriores.

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