Vigo ha apagado su alumbrado navideño en un acto solemne, totalmente opuesto al de hace un año. Medio centenar de personas sentadas siguiendo las medidas anti-COVID-19 han despedido una etapa que la pandemia ya había oscurecido de por sí. Hoy a las 19.00 horas, el alcalde de la ciudad ha efectuado la cuenta atrás coronada por el árbol gigante situado en Policarpo Sanz.
En plena tercera ola y con la resaca navideña de contagios, la ciudad ha dicho 'adiós' de forma oficial a una etapa festiva que nada ha tenido que ver con lo que toda España y parte del mundo estaban acostumbrados: multitudes de gente ilusionada en las calles más céntricas, tanto vigueses como foráneos, con un vaivén de personas diario inédito.
Han sido muchos los cambios que ha traído el coronavirus a la época navideña viguesa: ni noria ni mercadillo ni pista de hielo. Con todo, pudieron resistir al virus el gigante árbol de Navidad de más de 30 metros, la caja de regalo de Gran Vía o el muñeco de nieve de Rosalía de Castro, en faena desde el pasado 2 de diciembre.
"Sabemos que este año no podrá venir la gente -por las restricciones marcadas por la lucha contra el COVID-, pero cada tarde iremos a las casas de toda España", refirió en el encendido el propio regidor olívico en el acto de apertura.
La cabalgata de Reyes tampoco tuvo el mismo color, por tener, ni siquiera tuvo recorrido: estática en la avenida de Castelao y con cita previa. Vigo ya espera con ansias la próxima Navidad, en este 2021, para volver a brillar.
