“Con emoción, con muchas ganas y con una gran participación”. Así resumió el gerente del Sergas en Vigo, Javier Puente Prieto, la primera jornada de vacunación frente al COVID. La que quedará para el recuerdo en el área sanitaria de Vigo. Con un “cambio de centro en el último momento”, por el retraso en la llegada de la segunda remesa de vacunas a Galicia, la campaña arrancó en la residencia Santa Ana, de Ponteareas.

El Sergas buscó un centro pequeño en el que pudiera inmunizar a todos los mayores y trabajadores con el medio centenar de dosis que le tocaban en el reparto de las 350 dosis que sobraron de la jornada inaugural del domingo en Santiago. Sanidade no quería perder más tiempo esperando por el segundo cargamento. Y los residentes de Santa Ana parece que tampoco. Se vacunaron los 27 que estaban en el centro y lo harán más tarde los tres que estaban con sus familias y otro que permanecía hospitalizado. Entre los 23 trabajadores la participación fue mayoritaria, con solo seis que no se pincharon porque no pudieron o no quisieron.

Tras nueve días de pandemia, de esfuerzos, restricciones, pérdidas y sufrimiento, el equipo de cuatro profesionales de Enfermería que se encargaron del arranque de la campaña en el área viguesa vivieron la jornada con una mezcla de responsabilidad y emoción. “Notamos que fue como un soplo de aire para los mayores en un año que ha sido tan duro, en el que no han podido ir a las fiestas con la familia”, percibió Mónica López, enfermera del centro de salud de Tui que, con Nuria Pardellas, del de Redondela, se encargaron de administrar las vacunas. A esta última le tocó pinchar a la primera, a María Bello. “Nos emocionamos un poco. Esta pandemia nos ha destrozado a todos y ver que puede ser el principio del fin, te da una esperanza”, destaca.

“Notamos que fue como un soplo de aire para los mayores en este año tan duro” FdV

Entre las anécdotas que conservarán de este primer día está la de la mujer que lloró, diciéndoles que quería que le protegieran. O la de la que se puso nerviosa y quería estar de la mano de la enfermera de la residencia. O la de los que se enfadaron por no ser los primeros. “A ver si esto hace algo”, fue una frase muy repetida. Ellas les explicaban que aún falta una segunda dosis.

“No esperábamos que la gente estuviera tan colaboradora”, confiesa Guadalupe Rodríguez, también enfermera en Redondela, que ayer se encargó de reconstituir viales y hacer en el cuestionario para ver si se podían administrar la vacuna. “Nos sorprendió porque la sensación en redes es ‘Que se vacunen otros’”, explica. Tuvo que decirle a una trabajadora que no. Están esperando a que haya más experiencia antes de vacunar a personas que han tenido reacciones alérgicas graves a medicamentos, alimentos y picaduras de avispas o llevan con ellos adrenalina por esta cuestión, “por precaución”, “Se quedó fastidiada”, recuerda.

Fue una experiencia “muy satisfactoria”, entre otras cosas, al sentir que “formas parte de la historia”. Para estos profesionales también ha sido un año duro. Los 18 que se han formado durante tres días para llevar a cabo esta primera fase de la vacunación, lo han hecho de forma voluntaria. Daniel Domínguez explica que decidió anotarse después de trabajar en DomusVi Aldán cuando el Sergas intervino el centro, entre abril y mayo y tras ser coordinador de Enfermería en Salvaterra cuando tomó las riendas Sanidade. “Se fue mucha gente que no le tocaba irse”, lamenta. Confiesa que en Salvaterra lo pasó “realmente mal”. “Me sentía impotente. Días como hoy te compensan eso”. cuenta. Entre otras cuestiones, él se hizo cargo ayer de una labor muy importante: comprobar que los viales habían estado a la temperatura óptima durante el traslado. Llegaron once. Tras reconstituirlos con suero, de cada uno sacaron 6 vacunas, “optimizando al máximo”. Admite que estaba algo nervioso, pero que sentía estar haciendo “algo importante”.

El Sergas presentó ayer un calendario de vacunación con 2.042 dosis para hoy, mañana y el lunes. Salvo la jornada de hoy, que acudirán con 482 a Bembrive, El Rocío y Xardín Castro Lar, es probable que el resto sufra modificaciones. El gerente explicó que preveían vacunar a los 7.700 residentes y trabajadores de los centros del área en diez días, pero los cambios en el reparto de vacunas lo impedirá.

“Fue muy bien, muy bien, muy bien. No tenía miedo ninguno”

“No tenía miedo ninguno”, asegura María Bello., de 83 años, la primera vacunada en el área sanitaria de Vigo. Esta interna de la residencia Santa Ana de Ponteareas demostró ante el equipo de enfermería que acudió a inmunizarlos frente al nuevo coronavirus tener “muchas ganas”. Y “fue muy bien, muy bien, muy bien”, confirmó ella. “¿Fue como un regalo de Reyes?”, le preguntaron. “Bueno, eso espero,” respondió. Tras ella fue Abilio Rama, también octogenario. “Andaba un poco nervioso, porque tardaba mucho y no sabía si llegaba el virus”, comentaba él después, ante los medios. “Estamos muy contentos todos”, aseguraba la directora de la residencia, Elisabeth Mella y añadía: “Tanto el personal como los residentes estábamos esperando esta situación por lo mal que lo pasamos”. “Gracias por empezar por nosotros”, dirigió al gerente del Sergas en Vigo, Javier Puente.