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La jueza pide todas las diligencias de los Betas a la Guardia Civil para atribuir el delito de grupo criminal

Juzgados de Cangas, Monforte o Zamora tienen causas abiertas por daños, lesiones o robos | La banda cayó en Vigo hace ya dos años

Los investigados pasaron a disposición judicial en octubre de 2018 Alba Villar

La caída de una joven desde un quinto piso en calle Florida cuando huía de la Guardia Civil supuso la desarticulación en octubre de 2018 de los autodenominados “Betas”, un grupo de jóvenes o pandilleros de origen sudamericano que supuestamente se dedicaba a cometer robos en Vigo y su entorno imitando a las violentas bandas latinas. Dos años después y tras la práctica de múltiples periciales y ruedas de reconocimiento, la magistrada del Juzgado de Instrucción 5 de Vigo remitió el pasado día 17 de diciembre una providencia a la Guardia Civil para que informe del estado de todas las diligencias pendientes; esto es, la recopilación de todos los procedimientos existentes contra los investigados para poder atribuirles el delito de grupo criminal; concretamente el ilícito contemplado en el artículo 570 ter del Código Penal y que acarrea hasta cuatro años de prisión.

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Operación de la Guardia Civil contra las bandas latinas en Vigo Faro de Vigo

La minuciosa investigación iniciada por efectivos del Instituto Armado permitió arrojar que varios juzgados de la ciudad viguesa así como de Cangas, Monforte de Lemos o Zamora cuentan con una decena de causas abiertas contra los presuntos cabecillas por delitos como robos con violencia e intimidación, lesiones, daños o hurtos, por lo que las penas a las que se enfrentan son mucho mayores. Es más, el supuesto líder de esta banda, José Albany R.T., y los dos lugartenientes, Anderlín Ariel E.V. y Enzo Ronaldo G.G., fueron puestos en libertad provisional hace poco más de un año en el marco de esta causa –Juzgado de Instrucción 5, el que dirige la causa principal– pero al tener condenas firmes anteriores no pudieron abandonar el penal.

José Albany R.T. y Anderlín Ariel E.V durante el juicio de 2018 en el que fueron condenados C.G

El robo de teléfonos móviles con intimidación a otros chavales es una de las principales actividades delictivas que se atribuye a este grupo de jóvenes. Desde entonces, fueron varios los procedimientos que los llevaron a sentarse en el banquillo de los acusados de varias salas penales de Vigo.

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Entre los cabecillas de esta banda de pandilleros también se encontraba inicialmente la joven de 20 años que se precipitó por la ventana, A.C.E.V, hermana de uno y exnovia de los otros dos miembros; si bien el juzgado archivó las actuaciones contra ella a consecuencia de las secuelas producidas por el golpe, que afectan a su memoria y capacidad procesal.

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Jerarquía

Buena parte del sustento de la imputación de grupo criminal se obtiene de un informe de la Guardia Civil que define a los “Betas” –que se reunían en unas escaleras de la calle Navarra (detrás de la Iglesia de Fátima) donde dejaron su impronta con grafitis– como “una organización violenta” formada por unos 40 jóvenes, la mayoría sudamericanos y varios menores. Su “referencia” era la banda dominicana “Bloke30”, usando simbología de estos grupos, como el saludo tipo “corona” y otro de tres dedos en forma de pistola, “amenazante hacia sus objetivos”. Tenían estructura “jerárquica” con miembros de diferentes “rangos” así como “un concepto destacado sobre la familia”, usando entre ellos términos como bro, brother, manito o emanito, en referencia a “hermano”. En algunas fotos analizadas se observa hacer “ostentación de importantes cantidades de dinero”, sustancias que “pudiera ser algún tipo de droga” o armas. Los agentes sospechan que la habitual sustracción de estos terminales y su posterior venta servía “para financiar la compra de drogas”.

La instrucción de la causa, que se sigue contra una quincena de investigados, se amplió este pasado mes de mayo hasta octubre de 2021.

La banda de los Chukis, sin fecha de juicio 5 años después

Cuando se produjo el operativo que llevó a desarticular a los Betas, resultó imposible no establecer relaciones con la causa de los Chukis, una banda también latina que actuaba principalmente en la zona de Nigrán bajo, presuntamente, un modus operandi similar: se dedicaban a robar y provocar peleas. Precisamente, una ocurrida en los exteriores de una discoteca de Ramallosa provocó la caída y detención de los Chukis en 2015; considerándose esta como la primera gran operación contra el pandillismo en la provincia, caso que, sin embargo, con el paso de los años se ha ido desinflando.

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Primero, al no poder quedar atribuido por el Juzgado –también el de Instrucción 5 de Vigo– la pertenencia de los 27 jóvenes investigados inicialmente a un grupo criminal. Solo pudo atribuirles ilícitos de lesiones o lesiones leves, por lo que la Fiscalía pidió penas mínimas de un año de prisión o multa. Además, este año, la jueza abrió juicio oral solo contra cuatro de ellos y decretó el sobreseimiento contra otros 15 jóvenes al entender que no fueron partícipes de la agresión en A Ramallosa en 2015. Por el momento, todavía no hay fecha para la celebración del juicio.

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La caída de la joven derivó en un juicio por quebrantamiento

Además de la causa principal, la caída de la joven de 20 años desde la ventana de un piso de Florida derivó en un procedimiento abierto por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo por un presunto delito de quebrantamiento. Y es que la joven y su entonces novio y presunto cabecilla de los Betas tenían una orden de alejamiento mutua. Fue cuando corrió a esconderse en una galería tras entrar la Guardia Civil que se precipitó al vació.

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