Cuando tocan tiempos difíciles la generosidad se inflama. 2020, año duro, marcado por una pandemia que ha calado la economía de la ciudad hasta el tuétano, ha dejado un buen puñado de ejemplos. Y uno de los mejores llega precisamente en su compás final. La campaña de la Gran Recogida se ha saldado con un resultado que su organizador, el Banco de Alimentos, tilda de “histórico”. A pesar del reto que suponía articularla en plena crisis sanitaria y que esta era la primera vez que se celebraba de forma cien por cien virtual, la ONG recaudó donaciones que un mes después se han traducido en 550.000 kilos de comida. “Es una cifra histórica y sin precedentes en los 25 años de actividad humanitaria de la entidad”, anotan desde el colectivo.

“Damos las gracias a la ciudadanía por ponerse una vez más en la piel de los beneficiarios de nuestra ayuda básica, nos sentimos abrumados por la respuesta solidaria de los vigueses, pontevedreses y residentes en todas las comarcas de la provincia porque todos a una lograron 550.000 kilos de alimentos”, celebra el presidente del Banco, Pedro Pereira. La ONG calcula que gracias a ese “importante colchón” podrá cubrir la demanda de viandas hasta, como mínimo, la primavera de 2021. Los paquetes, botellas, cajas... se llevarán a los almacenes de Vigo y Pontevedra.

Además de a los donantes, el Banco de Alimentos envió ayer su agradecimiento a otro colectivo: los voluntarios que se movilizaron en noviembre por los supermercados de la provincia para informar a la gente de cómo podía colaborar con la Gran Recogida. En total la ONG contó con el apoyo de cerca de doscientos colaboradores que realizaron una labor “impecable”, reivindica Pereira. “No era tarea fácil ser voluntario de la Gran Recogida por la labor completamente novedosa que llevaron a cabo. La pandemia nos obligó a reinventarnos en un tiempo récord. No pudimos recoger alimentos físicos, pero sabemos que una buena parte del exitazo de esta campaña fue gracia a ellos, por su buena disposición y trabajo”. Su labor in situ, en los establecimientos –insiste el responsable del Banco de Alimentos– fue decisiva para que se hayan acumulado 550.000 kilos de comida.

Pereira destaca la “empatía” de los donantes y celebra que la campaña haya conseguido salir con éxito a pesar del COVID. La recaudación se lanzó entre el 16 y 21 de noviembre con una dinámica totalmente distinta a la de ediciones pasadas: a diferencia de otros años, los voluntarios no recogían comida físicamente. Su labor consistía en informar. A los donantes se les daba la opción de realizar una aportación económica cuando pasaban por la caja del supermercado. Con las aportaciones la ONG obtenía después alimentos en los establecimientos colaboradores. La medida se adoptó por la pandemia, pero ofrece al Banco una ventaja que no tenía otros años: la posibilidad de escoger exactamente los productos que necesita y se han agotado en su almacén, lo que evita que pueda llegar a acumular grandes cantidades de un alimento que se estropea con rapidez, como la leche o yogures. El colectivo ofrece también la oportunidad de realizar ayudas directas.

El bum solidario coincide con un alza en las demandas de ayuda al Banco de Alimentos, que ha visto cómo las peticiones de comida se disparaban un 40% desde el inicio de la pandemia. Solo durante la primera mitad de 2020 repartió en la provincia 1.001.425 kilos.