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Los hospitales vigueses controlan a distancia el sueño de más de 9.000 personas con apnea

Las máquinas respiratorias con las que duermen suben los datos a la nube | El insomnio aumenta en toda la población por el miedo a infectarse, las consecuencias socioeconómicas y los cambios en el estilo de vida

Un enfermo de COVID ingresado en la UCI de Povisa FdV

La pandemia también está dejando algunas cosas buenas. Como el impulso que ha supuesto para la digitalización de procesos y el desarrollo de actividades a distancia para simplificar la vida. En la Unidad de Trastornos del Sueño del Chuvi fue “la chispa” para implantar la telemonitorización de los pacientes con apnea del sueño que llevaban un tiempo persiguiendo.

Este trastorno consiste en pausas en la respiración mientras la persona duerme debido al colapso o cierre de la vía superior de la faringe, por ejemplo, por la relajación muscular. Esto conlleva minidespertares que, entre otras cosas, hacen que el sueño no sea reparador. Para evitarlo, hay 9.200 personas en el área de Vigo –controladas por el Chuvi y Povisa– que duermen con una máquina respiratoria. Una terapia que se conoce como CPAP –presión positiva continua de las vías respiratorias–.

Es una mascarilla conectada a una pequeña máquina que proporciona un flujo suave y continuo de aire por la nariz. Es también una especie de minicomputadora que registra datos sobre horas de uso, respiración y otros parámetro que permiten vigilar el sueño. Antes, tomaban decisiones en base a lo que les contaba el paciente puntualmente o acudía este con el aparato y descargaban datos. Ahora, los datos se suben encriptados a la nube, donde la pueden consultar los médicos. “Tenemos muchísima información continua, noche tras noche. Podemos acceder a la memoria y la manejamos para tomar decisiones más acordes”, explica la responsable de la Unidad de trastornos del sueño del Chuvi, la neumólogo Mar Mosteiro y añade: “Nos llama con un problema y podemos adoptar medidas más correctas sin que el paciente tenga que venir con su máquina”.

  • “Tenemos muchísima información, noche tras noche para tomar decisiones más acordes”

    Mar Mosteiro - jefa de la Unidad de Trastornos del Sueño Chuvi

Fue la necesidad de evitar aglomeraciones de pacientes en el hospital lo que impulsó esta iniciativa. La doctora cuenta que en abril elaboraron el documento y, en mayo ya estaban empezando a aplicarlo. Necesitaban activar permisos. Con el cambio de empresa suministradora de terapias respiratorias a domicilio, en noviembre, se va a poder completar esta telemonitorización para el cien por cien de los pacientes, probablemente, para finales de enero.

Con esta nueva información esperan ciertas “sorpresas” en los patrones del sueño. De primeras, ya saben que más del 80% de los pacientes hacen un uso correcto de la CPAP. Es decir, que la usan un promedio de tres horas al día –5 ya se considera descanso de calidad–. “En general, los nuestros lo hacen más de cuatro horas”, destaca la doctora Mosteiro y lo atribuye al programa de adaptación en el que buscan la mejor máscara para el paciente y retiran la máquina si no se usa. “Entre los 500 y 700 nuevos usuarios al año, un 14% no se adapta”, detalla.

  • “La pandemia conlleva mayor estrés y ansiedad y también influyen los estímulos lumínicos”

    Arantxa García - Responsable de la Unidad del Sueño de Povisa

Salvo para servir de impulso para esta telemonitorización, la pandemia ha tenido muchos efectos negativos para el sueño. “El insomnio ya es una patología bastante frecuente, afecta a sobre un 12% de la población, y ahora ha aumentado”, asegura la neurofisióloga Arantxa García Peña, responsable de la Unidad del Sueño de Povisa. Como motivos, apunta al “mayor estrés y ansiedad” que supone el miedo a infectarse y las consecuencias sociolaborales, así como los cambios en el ritmo de vida y el aumento de los estímulos lumínicos, que dificultan conciliar el sueño.

“La gente va más a su médico de familia por insomnio”, ha constatado el neurólogo Pablo Vicente, que lleva la consulta de trastornos del sueño no respiratorios del Chuvi. Explica que también hay más pesadillas y problemas del ritmo del sueño, ya sea por dificultades externas como por cambios en las rutinas.

  • “Van más al médico por insomnio y también hay más pesadillas y trastornos del ritmo del sueño”

    Pablo Vicente - neurólogo del Chuvi

La mayoría de los pacientes ingresados por coronavirus padecen secuelas al dormir

Aún no hay datos concretos, pero los problemas del sueño son una queja generalizada entre los pacientes contagiados por el nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2, y que necesitaron ser ingresados en el Hospital Álvaro Cunqueiro. Así lo están percibiendo en los más de dos cientos que siguen en la unidad postCOVID.

“No lo tenemos cuantificado, pero claramente es una queja generalizada y la impresión es que la gran mayoría padece secuelas en este sentido”, explica la jefa de la Unidad de Trastornos del sueño del Chuvi, la neumóloga Mar Mosteiro. Estos pacientes aluden a sueños vívidos, problemas para conciliar el sueño, sueño fragmentado, despertares con agitación... Lo analizarán a través de cuestionarios de calidad de vida a las personas de esta consulta de secuelas que coordina la neumóloga Marta Núñez.

La neurofisióloga Arantxa García Peña, responsable de la Unidad del Sueño de Povisa también lo ha percibido. “Suelen quejarse de fatiga crónica y duermen, pero de forma fragmentada, lo que no les permite que se recuperen del cansancio”, explica. Señala que son secuelas que “suelen durar”. Pero aún se desconoce cuánto. Por ahora, “perdura meses”.

El neurólogo Pablo Vicente cuenta que tampoco se sabe aún con certeza por qué se altera el sueño. Aunque no hay pruebas, se habla de que la propia infección podría llegar al cerebro y, entre otras cosas, alterar los patrones del sueño. Defiende que, probablemente, sea algo multifactorial: miedo a volver a contagiarse, cuadro de estrés por lo vivido o, incluso, estrés postraumático.

Consecuencias en el descanso nocturno de infectados:

  • ¿Qué trastornos padecen?

    Aluden a fatiga por sueño fragmentado y no reparador, despertares con agitación y sueños vívidos, entre otros problemas.

  • ¿A qué se deben estos problemas?

    Es multifactorial: miedo a volver a contagiarse, el estrés por la situación vivida... Se estudia si afecta también la propia infección.

  • ¿Cuánto duran estas consecuencias?

    Es muy pronto para saberlo. Por el momento, se sabe que son secuelas que están perdurando “meses”. Se estudiará.

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