La Policía Local logró frenar esta semana a un hombre que intentó entrar a martillazos en la vivienda de su expareja, en la zona de Luis Taboada. Ocurrió durante la madrugada del pasado miércoles, cuando la mujer llamó alertó de que había una persona llamando de forma insistente a su telefonillo.

Al llegar los agentes al edificio, el hombre ya no estaba. Sin embargo, media hora después, volvieron a recibir otra llamada manifestando que el mismo individuo había vuelto a la vivienda y esta vez estaba golpeando la puerta con un objeto contundente.

Una vez en el portal y escuchando el ruido de los impactos, uno de los agentes subió en el ascensor mientras el otro lo hacía por las escaleras, a fin de evitar que el individuo pudiera marcharse nuevamente. A la llegada al pis, observaron al individuo golpeando con un martillo la puerta y el marco, procediendo a su inmediata inmovilización.

Observaron al individuo golpeando con un martillo la puerta y el marco, procediendo a su inmediata inmovilización

Acto seguido se entrevistaron con la moradora ; B. M. W, de Cangas y 42 años de edad, que manifestó que efectivamente, se trataba su expareja y que tras el primer requerimiento había desconectado el timbre para evitar que se lo quemara. Añadió que al poco el reseñado había vuelto, accediendo al edificio y comenzando a aporrear la puerta con el martillo.

La mujer informó a los agentes que habían finalizado la relación en el mes de marzo y que desde ese momento el hombre no paraba de acosarla. Manifestó vivir una situación constante de pánico y miedo a salir de su domicilio por el constante acoso de que era objeto por parte del citado, manifestando su intención de presentar denuncia por los hechos.

La mujer manifestó vivir una situación constante de pánico y miedo a salir de su domicilio por el acoso de que era objeto

Los agentes procedieron a la inmediata detención de A. F. C, de Vigo y 45 años de edad por la supuesta comisión de un delito de violencia de género. Se le realizó además un cacheo preventivo de seguridad, localizándole en uno de los bolsillos del chaquetón que vestía unas tijeras.