Que no haya ningún niño que se quede sin su regalo de Reyes. Es el propósito que se han marcado la parroquia viguesa de Santo Antonio da Florida y Cáritas para trasladar la ilusión a las casas de los menores de 12 años que, por las dificultades económicas de su entorno más próximo, no podrían encontrar nada al pie del árbol en la mañana del 6 de enero. Y, para ello, han pedido la colaboración de feligreses y vecinos que quieran convertirse en carteros reales.
Su cometido: leer las cartas que llevan los menores de familias sin recursos a la comunidad y ayudar a los Magos de Oriente comprando alguno de los agasajos que han pedido. La iniciativa, que sopla tres velas este año, vuelve a lograr un éxito absoluto.
Lo confirma el responsable del templo, Francisco Javier Alonso. Ha recibido un total de 44 misivas –cifra similar a la de ejercicios anteriores– y más de medio centenar de personas han mostrado interés en ser pajes reales.
“Ya han llegado la mayoría de los regalos: solo quedan dos cartas”
Comenta una anécdota que ejemplifica a la perfección el espíritu solidario de los vigueses: “Lanzamos la campaña el 29 de noviembre; al terminar la misa de ese día, una persona se acercó a la sacristía para decirme que quería encargarse de todos los pedidos. Le expliqué que la iniciativa también busca la implicación de toda la parroquia; es necesario que los fieles se den cuenta de que hay familias que lo están pasando muy mal; que, cuando compren un detalle para algún familiar, piensen en los que menos tienen y cojan dos regalos en lugar de uno solo”.
El párroco señala que la idea de usar el nombre de carteros reales para solicitar la colaboración de los feligreses persigue mantener la ilusión de los pequeños a la vez que se informa a los adultos de la necesidad que existe en la comunidad. Los menores tan solo han tenido que elaborar una carta dejando constancia de su nombre y dos regalos que quisieran –reciben solo uno para evitar posibles diferencias entre hermanos, pero piden dos por si uno de ellos no se puede conseguir–. La condición: que el precio no pase de 35 euros. A su vez, la madre, el padre o el tutor legal entrega un documento en el que consten su nombre, apellidos y teléfono. Los pajes reales tienen hasta el 2 de enero para llevar los agasajos empaquetados al templo. Desde esa fecha, las familias de los niños beneficiarios ya podrán recogerlos para facilitar el trabajo a los tres Reyes.
Lo que más triunfa en las cartas de los niños son los juguetes, todo un clásico, y la ropa, elección que, normalmente, viene determinada por los adultos. “Algunos pequeños no escriben el nombre de los regalos, sino que recortan la imagen que aparece en los catálogos de los comercios y la pegan en una hoja. Otros hacen dibujos y pintan las cartas”, apunta Francisco Javier Alonso antes de destacar que “todos se han portado muy bien”. Entre las anécdotas más curiosas, está la de contar a los menores que no son de España cuál es la historia de los Reyes Magos.
“Queremos que se conserve la tradición, no podemos permitir que se pierda"
A falta de poco menos de tres semanas para el día D, los regalos descansan en una sala que, hasta la irrupción del coronavirus, albergaba las sesiones de catequesis. Gracias a esta iniciativa solidaria, los Magos de Oriente entrarán en más hogares de los ya previstos.
Una historia de ida y vuelta
Benito Prieto es uno de los carteros reales que participa en la iniciativa puesta en marcha por la parroquia viguesa de Santo Antonio da Florida. Su historia es especial: pasó de ser uno de los padres beneficiarios a comprar regalos para menores sin recursos. Esta Navidad, debuta como ayudante de los Reyes Magos. “Mi hijo mayor los recibió durante dos años; ahora, como ya he encontrado trabajo y estamos mejor económicamente, nos podemos permitir ayudar a otras personas”, señala antes de concretar que este gesto es una forma de “agradecer” a la comunidad el apoyo que les brindó cuando llegaron de Brasil, hace casi cuatro años.
“Hicieron muchísimo por nosotros. Como nuestra situación ha ido a mejor, no hemos dudado en aportar nuestro grano de arena. En adelante, seguiré colaborando con las actividades que organice la parroquia”
En las cartas que ha recibido Benito Prieto, dos hermanos han dejado escrito que les encantaría encontrarse debajo del árbol el próximo 6 de enero unos auriculares inalámbricos y un juego de pistolas de juguete. Ya los ha comprado y entregado en la parroquia. “Es una experiencia muy gratificante: hacer feliz a otra gente es maravilloso”, señala. Como reconoce, se siente “encantado” de poder formar parte de este proyecto solidario en estos momentos tan complicados por las heridas que está dejando la pandemia del COVID-19 en las economías familiares. “Hay padres y madres que, por las circunstancias que les toca vivir, no pueden comprar juguetes o ropa a sus hijos e hijas; me encanta echar una mano. La gratitud de los menores es enorme; participo en esta iniciativa con mucho amor y mucho cariño; quiero seguir haciéndolo siempre”, asevera antes de animar a los vigueses a pensar en la gente que más ayuda precisa.
Abanca y Afundación darán 2.265 menús a menores vulnerables
Los niños son una parte capital de la huella dactilar de la Navidad. Para garantizar una alimentación saludable durante las vacaciones escolares a aquellos cuyas familias se han visto especialmente afectadas por la crisis del coronavirus, Abanca y Afundación ponen en marcha una nueva edición de su iniciativa social Cubertos. En total, se distribuirán 16.500 comidas en las siete ciudades gallegas. En la metrópolis olívica, ambas entidades prevén repartir, en colaboración con Cáritas y la Fundación Juan Soñador, 2.265 menús a escolares y a sus familias entre los días 22 de diciembre y 7 de enero, periodo durante el cual los pequeños no tienen clases.
