Aquí están otra vez los de Apóstrophe. Si vais por esa sala de arte de la Plaza Elíptica podréis contemplar la obra de Mónica Mura (5ª por la derecha), artista italiana interdisciplinar y activista, que trabaja habitualmente sobre el cuerpo a través de la perfomance y de la autorepresentación. Ahí veis a alguna de la gente que asistió a la inauguración de esta muestra, que se concibe como un recorrido sobre las nuevas identidades que nacen, crecen y mudan en la sociedad actual a causa de la creación compulsiva de selfies y de otras formas de exhibición del yo. Amén.
Castro, Galicia y el Tostado
Apuntad en vuestra agenda los amantes de los vinos, sus literaturas, realidades y fantasías. El jueves es la cita. A pesar de la pandemia que nos tiene acogotados, algunas entidades, como la librería Cartabón (Urzáiz, 125) tratan de reactivar la vida cultural con presentaciones de libros, respetando la ordenanza. Allí tendrá lugar el jueves, a las 20 horas, la presentación de un nuevo libro del historiador Xavier Castro que no hace mucho nos ofreció el retrato del pasado cotidiano de nuestras gentes en Servir era o pan do demo (Galaxia). Pues bien, vuelve ahora a la carga con un ensayo que desvela el auténtico tesoro que tenemos en Galicia. Resulta que aquí se elabora uno de los mejores vinos dulces de Europa, y muy pocos nos habíamos enterado: el Tostado. Me tomo un sorbito con Xavier, nos miramos como sintiéndonos engrandecidos y con los ojos aseveramos su teoría: es mucho mejor que los jereces, málagas y oportos, que llevan alcohol añadido para obtener una buena potencia alcohólica. El del Ribeiro lo consigue de forma natural, como la vida misma. Tostado. El vino noble de Galicia es un relato documentado y ameno de la historia cultural del vino de los pazos y cosecheros que fue elogiado por Emilia Pardo Bazán, y si lo dijo la de Meirás, a ver quien le lleva la contraria. Regálate estas Navidades con este vinillo y el libro que lo narra.
Y los bueyes de los Magaz
Esto del Tostado no lo sabía cuando comí con los Magaz Brothers en su santuario de Bembrive, ese Asador Soriano en el que tantos vigueses pasasteis momentos inolvidables. Si lo supiera se lo hubiera pedido a los Brother. Llegué allí para hacer reverencias al buey gallego, no al de la mar sino al de la tierra, aunque antes paladeáramos una centollita en su mejor momento. Yo sabía que habían adquirido tres bueyes en Vilagarcía y hasta la cantidad incendiaria que habían pagado por ellos, pero no los había testado en mesa. Así que pusieron sobre ella tres kilos de los cuatro mejores chuleteros que les quedan y, mientras les hacíamos frente acompañados de un Aalto Ps Ribera del Duero, le oí decir con arrobo al carnicero vilagarciano que nos acompañaba: “¡Esto es Hollywood!” Poco después, alzando el semblante como en éxtasis, aseveró José Magaz: “¡¡Pues sí, esto es de oreja!, que es lo que dice él cuando le suena a Hollywood. Para no quedar atrás, dijo Jesús Magaz: “¡No sabéis qué vetas, qué carnes infiltradas tenían!,” cosa que yo no sabía qué significaba pero debía ser un gran elogio. No voy a ocultar que antes de despedirnos, nos arrodillamos (sobre todo José, que es el más creyente) y dimos gracias Dios; primero, por los alimentos recibidos, y segundo, por no ser de ideología vegatariana.
